Hace unos días escribíamos en el blog un artículo incidiendo en algunas curiosidades sobre el funcionamiento de la banca en los Estados Unidos del siglo XIX y hoy vamos a actualizar parte de los conceptos económicos vinculados con la operativa financiera desarrollada por la banca comercial a través de un ejemplo sumamemente sencillo. Imagine que […]
Hace unos días escribíamos en el blog un artículo incidiendo en algunas curiosidades sobre el funcionamiento de la banca en los Estados Unidos del siglo XIX y hoy vamos a actualizar parte de los conceptos económicos vinculados con la operativa financiera desarrollada por la banca comercial a través de un ejemplo sumamemente sencillo.
Imagine que usted tiene una empresa por cuya venta de determinados servicios a uno de sus clientes éste quiere entregarle un efecto comercial -una letra de cambio o un pagaré- con un vencimiento a seis meses, opción que su cliente le plantea aduciendo que carece de liquidez -dinero efectivo- en el momento actual.
Imaginemos que usted como empresario acepta dicha forma de pago, pero no obstante quiere hacer líquido el importe del efecto, razón por la que acude a su entidad financiera al objeto de poder proceder a descontar el efecto.
El descuento de efectos es, por consiguiente, una operación financiera de crédito que consiste en obtener por parte de quien la demanda un anticipo de dinero que el banco accede gustosamente a conceder, en primer lugar porque cuenta con el respaldo de la remesa de efectos presentada a descuento, y en segundo lugar porque ello lo hace deduciendo, restando o descontando una cantidad sobre el importe nominal en concepto de intereses y comisiones.
Ahora el nuevo poseedor de los efectos es por consiguiente el banco o la entidad financiera que ha realizado el descuento, razón por la que si ésta quiere a su vez recuperar liquidez, el sistema habilita la realización de una acción similar con el banco central, quien adquiere nuevamente los efectos descontando otra cantidad en concepto de intereses- en aplicación del denominado tipo de redescuento– que no obstante ahora será lógicamente inferior al que su banco procedió a descontarle a usted en la primera ocasión.
Básicamente, ésta es la mecánica que posibilita la rentabilidad de la banca comercial, y si ésta promueve un sistema que podamos considerar más o menos perfecto ello lo deberemos valorar atendiendo evidentemente a determinadas cuestiones, como por ejemplo, para quién lo pueda ser o no.
Aumentemos, para finalizar, los grados de complejidad con los que nos podemos encontrar ante un escenario que de partida es más o menos trivial. Imaginemos que el efecto, llegado el vencimiento, resulta impagado y, vaya, resulta que nadie lo reclama. Usted facturó y cobró, su entidad financiera obtuvo un rentable margen comercial y finalmente su cliente obtuvo servicios empresariales sin la necesidad de realizar el pago de ningún tipo de contraprestación. Un sistema perfecto.
Fuente: http://www.elcaptor.com/2015/10/historia-perfecta-funcionamiento-banca.HTML