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Otro Juego

Fuentes: Rebelión

Otro juego comienza. El arribo de Chávez al país introduce variantes en el juego político que se venía dando. Descolocados ha quedado el grupito de manitas blancas que andaban de puerta en puerta poniéndose «en huelga de hambre», ayudados en su última proeza por la torpeza y nerviosismos de quien ordenara reprimirlos por encadenarse ante […]

Otro juego comienza. El arribo de Chávez al país introduce variantes en el juego político que se venía dando. Descolocados ha quedado el grupito de manitas blancas que andaban de puerta en puerta poniéndose «en huelga de hambre», ayudados en su última proeza por la torpeza y nerviosismos de quien ordenara reprimirlos por encadenarse ante la Embajada Cubana.

También Urosa Sabino, así, a secas, quien en su rol de líder de la oposición, con el cinismo que le es propio, no alcanzó a decir otra cosa que lo de la Juramentación, actitud con la cual reitera la metida de pata de la Conferencia Episcopal con la infeliz declaración que diera.

La oposición partidista la toman movida entre tercera y home, al punto de quedarse sin respuestas contundentes ante la llegada del presidente al país. Todo el tinglado argumental que habían montado en torno a la legitimidad del régimen, rueda estrepitosamente, calle abajo. Ni que hablar de la oposición mediática y económica, afincados en una campaña anti relaciones Cuba-Venezuela, dando una versión de estas que eran todo un casquillo hacia la Fuerza Armada.

Todos ellos tendrán que recomponer sus posturas políticas y rediseñar sus estrategias para la Coyuntura pues, con Chávez en el país, las cosas cambian radicalmente.

En el chavismo también se sienten los cambios. Del cierto sopor en el que se encontraban envueltos, han retornado de nuevo las calles, lleno de entusiasmo y moralizados. Acá también las actitudes, las estrategias hacia la coyuntura, deben sufrir modificaciones.

El balance que se haga de lo actuado durante la ausencia de Chávez no debe estar exento de un espíritu autocrítico. Solo de esa manera podrán ser superadas las fallas que se hicieron visibles en aquel lapso.

Las famosas Tres R que un día Chávez reivindicara como metodología para continuar avanzando, hoy tienen más vigencia que nunca. Sobre todo porque se está inmerso en una situación política llena de acechanzas.

Las respuestas a ella no son sencillas ni simples, como muchas veces, quizás sin querer, transmiten voceros del chavismo. Conveniente sería aprovechar el buen tiempo que proporciona el impacto de la presencia del Presidente para corregir algunos cursos de acción adoptados.

Porque ciertamente, en este momento el proceso ha recobrado las fortalezas que le habían brindado los dos triunfos electorales alcanzados. Sería un error a lamentar no se sabe por cuánto tiempo, si este momento no es aprovechado para realizar ajustes, redirecciones políticas sin el acoso limitante de un adversario en crecimiento, no tanto por lo que sus propias fuerzas significan, sino por las debilidades que evidencia el adversario en sus actuaciones.

Tiempo; por cierto, de observar si el discurso que se está haciendo es consustancial al momento histórico que se vive o, si por el contrario, se acude demasiado a las fórmulas que un día tuvieron su esplendor, pero que hoy ya no dicen lo mismo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.