Luiz Inácio Lula da Silva volvió a ser ovacionado en el Foro Social Mundial. Anoche el presidente brasileño habló frente a más de diez mil personas en el estadio Ginásio Gigantinho en Porto Alegre, antes de partir hacia la contracara de ese mismo movimiento, el Foro Económico de Davos. Su crítica al capitalismo financiero fue […]
Luiz Inácio Lula da Silva volvió a ser ovacionado en el Foro Social Mundial. Anoche el presidente brasileño habló frente a más de diez mil personas en el estadio Ginásio Gigantinho en Porto Alegre, antes de partir hacia la contracara de ese mismo movimiento, el Foro Económico de Davos. Su crítica al capitalismo financiero fue contundente. «Voy a Davos con otra misión: quiero mostrar que si el mundo desarrollado hubiera hecho los deberes, la gente no habría tenido la crisis económica que tuvimos el año pasado», sentenció el mandatario, antes de ganarse una lluvia de gritos y aplausos. Horas antes, en las conferencias del Foro, la lucha por el medio ambiente se impuso como una de las prioridades.
De traje oscuro y corbata azul y dorada, Lula utilizó su última participación como presidente en el Foro para hacer un repaso y una defensa de sus ocho años como presidente de Brasil. Habló de su decepción en la reciente cumbre mundial contra el cambio climático en Copenhague y de los esfuerzos fallidos en la Ronda de Doha en la OMC para sellar un acuerdo para que los países desarrollados eliminaran los subsidios agrícolas, el bien de exportación por excelencia de las naciones subdesarrolladas. «Mientras no tengamos ese acuerdo, los países más pobres estarán subordinados a los subsidios de los más ricos», concluyó, resignado, frente a un atril con la leyenda: «Foro Social Mundial, 10 años».
El mandatario llegó escoltado por su ministra y candidata a la presidencia, Dilma Roussef, y su titular de Justicia, Tarso Genro, los dos miembros de su gabinete con mejor llegada en los movimientos sociales. La primera participó de la resistencia armada contra la dictadura y el segundo impulsa la primera Comisión de la Verdad para esclarecer los crímenes de esa época. Los acompañaba también el presidente de la Central Unica de Trabajadores, Arthur Henrique da Silva Santos. Los organizadores tenían programada la participación de otros presidentes -Hugo Chávez, Evo Morales y Fernando Lugo-, pero hasta ayer ninguno había sido confirmado.
Ayer Lula fue mejor recibido que en 2005, cuando los interminables escándalos de corrupción y algunas políticas económicas liberales le valieron más de un chiflido. Pero estuvo lejos de representar la esperanza que representó en 2003, cuando habló en el Foro como el ex líder sindical recientemente elegido presidente.
Esta vez la opinión mayoritaria de los intelectuales que participaron de la nueva edición del Foro fue que la alternativa, la vía hacia un mundo mejor, no debe ser buscada solamente en los gobiernos. «El movimiento social tiene un papel crítico que jugar, debe impulsar un movimiento dinámico en todo el mundo» propuso Nicola Bullard, del movimiento Global South en Tailandia durante una de las conferencias de la jornada de ayer.
«Necesitamos un cambio del sistema para combatir el cambio climático», agregó el activista, y calificó a los proyectos de desarrollo sustentable como maquillaje para mantener la dinámica capitalista.
La pensadora francesa Susan George se sumó al llamado global y pidió hacerlo rápido. «Si no veremos cosas todavía más graves, que antes ni se imaginaban, como el surgimiento de los refugiados ecológicos», alertó la asesora de varios organismos de la ONU.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-139110-2010-01-27.html