El muy probable incumplimiento de plazos que vencen esta semana para establecer las bases de la negociación de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) puede atribuirse al «egoísmo manifiesto» de los países ricos, sostuvo Oxfam Internacional. La jefa de la campaña por un comercio justo de la no gubernamental Oxfam, […]
El muy probable incumplimiento de plazos que vencen esta semana para establecer las bases de la negociación de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) puede atribuirse al «egoísmo manifiesto» de los países ricos, sostuvo Oxfam Internacional.
La jefa de la campaña por un comercio justo de la no gubernamental Oxfam, Céline Charvériat, opinó que en la negociación comercial «cada término desperdiciado es otro paso hacia el fracaso».
Con obstinación, las naciones industrializadas «han buscado el provecho propio, quebrantando sus promesas en cada tramo» del proceso, dijo la experta de Oxfam, una organización internacional que promueve el desarrollo y la lucha contra la pobreza.
Las predicciones de la organización no gubernamental internacional coinciden con apreciaciones de negociadores en Ginebra, que también ven improbable que este viernes pueda cerrarse la primera fase de la negociación lanzada en la capital de Qatar en noviembre de 2001 para liberalizar el comercio agrícola mundial, entre otros propósitos.
El consejo general de la OMC debería aprobar este viernes un primer bosquejo del armazón que adelantará la fisonomía del acuerdo final de la Ronda de Doha, que entraría en vigor el 1 de enero de 2007.
Pero los negociadores han encontrado dificultades insalvables, particularmente en el capítulo de agricultura, que vuelven casi imposible la adopción de esos lineamientos y amenazan con frustrar el resultado de la sexta conferencia ministerial de la OMC, que se reunirá en Hong Kong en diciembre.
Los planes iniciales de la OMC contemplaban la posibilidad de que la conferencia de Hong Kong definiera el formato de las negociaciones y dejara para 2006 el debate sobre las cifras de reducción de barreras comerciales.
Oxfam recordó que el año próximo será un período crítico porque expirará en Estados Unidos la «autorización de promoción comercial», una facultad extraordinaria que el Congreso legislativo de ese país otorga al Poder Ejecutivo para negociar acuerdos comerciales que los legisladores pueden aprobar o rechazar, pero en ningún caso enmendar.
La entidad opinó que el Congreso estadounidense muestra una creciente actitud proteccionista, con lo cual podría frustrarse la renovación de esa autorización.
Los 148 Estados miembro de la OMC distan mucho de acercarse a un acuerdo en agricultura o en aranceles industriales, dos de los temas más controvertidos, sin restar importancia a otros aspectos de interés para los países en desarrollo, como la eliminación de las subvenciones de las naciones industrializadas al algodón o las reformas al acuerdo sobre propiedad intelectual.
La causa principal de esas diferencias reside en la negativa de la Unión Europea y de Estados Unidos a aceptar compromisos, especialmente en agricultura, precisó Charvériat.
En el clima de desencuentro que rodea al proceso de Doha, los negociadores han optado en los últimos días por sostener reuniones de grupos reducidos, que por lo general son solamente los más poderosos comercialmente.
Oxfam previno que los aplazamientos en las discusiones de los temas más sensibles aumentan las posibilidades de que se llegue a la conferencia de Hong Kong con un orden del día sobrecargado y un elevado riesgo de fracaso.
En ese caso, los países en desarrollo quedarían ante un dilema insostenible: aceptar un mal acuerdo o correr el riesgo del derrumbe de la Ronda de Doha y de la marginalización de la OMC, sostuvo.
Al lanzar la presente negociación, las naciones industrializadas y la secretaría de la OMC aseguraron que se denominaría Ronda de Desarrollo de Doha pues las reformas emprendidas al comercio permitirían a los países pobres aumentar sus oportunidades de intercambio, generar ingresos y también empleos.
Pero desde hace casi cuatro años, las negociaciones se han convertido en un juego en el que los países ricos compiten por ofrecer menores concesiones y extraer el máximo posible de las naciones pobres, sostuvo Oxfam.
Los países en desarrollo participan en escasa medida del comercio mundial pues sus intercambios sólo representan 31 por ciento del monto global, a pesar de que esas naciones albergan a más de 80 por ciento de la población del planeta.
En el caso de la agricultura, el desequilibrio es más flagrante porque las naciones en desarrollo apenas obtienen un tercio del comercio mundial en ese rubro. África sólo consigue cuatro por ciento. Sin embargo, 70 por ciento de la población y casi 90 por ciento de los ciudadanos más pobres se dedican a la agricultura.
Oxfam observó que los países ricos han reclasificado sus subvenciones a la agricultura de manera de evitar las reducciones. Sin embargo, esos países siguen reclamando a las naciones en desarrollo que disminuyan sus apoyos a los agricultores en un 50 por ciento.
Charvériat insistió en que el éxito de las negociaciones, en concordancia con las intenciones originales de hacer más justo el comercio para los países en desarrollo, puede liberar de la pobreza a millones de personas.
En caso contrario, un acuerdo que privilegie los intereses de los países ricos nos colocaría ante una oportunidad perdida y una traición trágica a los países en desarrollo que depositan toda su confianza en este proceso, afirmó la activista.