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Países de Europa y Asia relevarían a Estados Unidos como compradores de crudo venezolano

Fuentes: La Jornada

El gobierno de Caracas ya tiene en puerta potenciales clientes a quienes venderá el crudo que dejaría de surtir a Estados Unidos. Se trata de países de Europa y Asia, principalmente China e India. Con el primero ya signó un convenio para la explotación de 15 pozos petroleros y la exploración de reservas de gas […]

El gobierno de Caracas ya tiene en puerta potenciales clientes a quienes venderá el crudo que dejaría de surtir a Estados Unidos. Se trata de países de Europa y Asia, principalmente China e India. Con el primero ya signó un convenio para la explotación de 15 pozos petroleros y la exploración de reservas de gas no asociado, proyecto con el que pretende tener la vanguardia en Latinoamérica en la producción y suministro de este hidrocarburo.

En Europa, Venezuela ya sostuvo acuerdos con las petroleras Gal, de Portugal, y Total, de Francia, para la ampliación de la explotación en gas natural y crudo. Con la francesa Total signó un acuerdo que le permitirá aumentar la producción de petróleo en la franja del Orinoco de 200 mil a 600 mil barriles.

Los 15 pozos, de exclusividad para China, según datos del gobierno de Venezuela, tendrían unos mil millones de barriles de crudo. Esto le permitió al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el pasado 30 de noviembre, amagar a Estados Unidos de no enviarle una «sola gota» de petróleo si se inmiscuye en asuntos internos o echa a andar la «operación tenaza» en el proceso de referendo de este domingo.

La administración del presidente George W. Bush ha calificado la dependencia que tiene respecto al petróleo, principalmente del que llega a sus costas procedente de Venezuela, como de «amenaza a la seguridad nacional».

Estados Unidos recibe de Venezuela el 11 por ciento de sus necesidades diarias de petróleo, de un total de 24 millones barriles que requiere para mover su economía, y de los que México y Canadá proveen 1.8 y 2 millones de barriles diarios, pero cuya producción ha declinado en los últimos años para ceder importancia relevante al suministro de Caracas que ha convertido a la primera nación en su gran dependiente.

La importancia del energético de Venezuela para Estados Unidos es tal que un flete de petróleo del país sudamericano requiere de 4 a 5 días por mar, en tanto que uno de Medio Oriente, con su principal proveedor, Arabia Saudita, necesita de una mes a mes y medio, lo que represente un alto costo, consecuencia de un exceso en la demanda de hidrocarburos.

La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) regentea directa o indirectamente nueve refinerías en Estados Unidos, donde cuenta con una de las cadenas de gasolineras más importantes, con 14 mil establecimientos o estaciones de servicio, conocida como Citgo, a la que provee cada día de 700 mil barriles, con descuento de 2 dólares por barril, y que le permiten a Hugo Chávez asegurar que con esa acción subsidia el presupuesto de su socio en conflicto.

El gobierno de Caracas tiene tal solvencia con las divisas del precio del petróleo alto, que casi roza los 100 dólares, que se permitió ayudar a los damnificados por el huracán Katrina en Nueva Orleáns y dotar de gasolina gratis o a precios bajos a los pobres del Bronx en Estados Unidos.

Estados Unidos importa 53 por ciento del petróleo que necesita cada día, pero el gobierno de ese país estima que ese requerimiento aumentará a 62 por ciento en 2020, y pasará de 24 millones 400 mil barriles diarios de petróleo a 37 millones 100 mil haciéndose aún más dependiente de sus actuales proveedores, por lo que no podrá prescindir fácilmente de la dotación venezolana, que lejos de declinar su producción se cree podría tener reservas superiores a las de Arabia Saudita.

La penúltima batalla por la hegemonía política en la región de América Latina, con dos ideologías encontradas, la libran por un lado Estados Unidos con su globalización deshumanizada en la que entran tratados comerciales que le son favorables y, por otro, la revolución bolivariana con la que el gobierno de Venezuela pretende trascender fronteras con su ideología socializadora y de ayuda a los pobres.

En estas circunstancias, Washington apuesta a dos opciones, según analistas: hacer bajar el precio del barril de petróleo a menos de 30 dólares con el fin de debilitar a Hugo Chávez, quien con un precio alto del energético se fortalece en la región, o matarlo, como lo propuso el acérrimo aliadode George W. Bush y ex candidato presidencial, el reverendo Pat Robertson, en agosto de 2005.

Un selecto grupo de compañías petroleras estadunidenses principalmente, calificadas como las Siete Hermanas, detentaron durante el siglo pasado el poder del petróleo, pero recientemente un periódico de Gran Bretaña, el Financial Times, calificó como las «Nuevas Siete Hermanas» a Arabia, Rusia, Venezuela, China, India, Brasil y Malasia.

De acuerdo con la Agencia de Información de Energía (EIA), las ventas de crudo de Venezuela a Estados Unidos cayeron de 1.52 millones de barriles en 2005, a 1.41 millones de barriles en 2006 y a 1.35 millones en 2007, y en 2008, con la nueva posición en el ajedrez político, de darse los hechos negativos que Chávez prevé podría quedar en cero.