Las bolsas mundiales están ahora un 20 por ciento por debajo de su punto máximo del pasado mes de noviembre. Técnicamente se llama «mercado a la baja». Las bolsas han tenido su peor inicio anual en 30 años y en el caso de EEUU y Gran Bretaña, ¡el peor comienzo desde que se registran las […]
Las bolsas mundiales están ahora un 20 por ciento por debajo de su punto máximo del pasado mes de noviembre. Técnicamente se llama «mercado a la baja». Las bolsas han tenido su peor inicio anual en 30 años y en el caso de EEUU y Gran Bretaña, ¡el peor comienzo desde que se registran las estadísticas!
¿Por qué este pánico? Hasta las navidades las bolsas en general parecían estáticas y no caían demasiado. Los inversores capitalistas como dirían los psiquiatras «no quería reconocer el problema». Sabían que había un problema con el crédito y los mercados de deuda debido al colapso del mercado inmobiliario norteamericano, y con las pérdidas sufridas por los grandes bancos e instituciones financieras que se habían pillado los dedos en las llamadas hipotecas basura. Pero los inversores pensaban que esta situación no afectaría a sus inversiones porque no tocaría a la creciente economía capitalista «real» de mercancías y servicios.
Por supuesto era una ilusión. Después de las Navidades uno gran banco tras otro anunció más pérdidas debido a la «depreciación» del valor de sus activos de deuda comprados ante la expectativa de que los precios inmobiliarios seguirían subiendo. Hasta la fecha, los bancos e instituciones financieras han perdido 120.000 millones de dólares. Puede que finalmente tengan que admitir unas pérdidas cuatro veces superiores que podrían equivaler a un 1 por ciento del PIB mundial.
Después está la evidencia de la situación de la economía norteamericana que comenzó a filtrarse en la mente de los inversores capitalistas. Los resultados de beneficios de las grandes empresas cayeron abruptamente, no sólo en el sector financiero (20 por ciento en la bolsa), sino también en empresas como Microsoft, las empresas automovilísticas y otras empresas de servicios. Los beneficios empresariales norteamericanos parece que han caído entre un 5 y un 10 por ciento el último trimestre de 2007. Será peor en 2008.
También, la economía norteamericana se ha desacelerado muy rápido hacia una recesión económica, cuando la producción nacional también ha caído. El sector inmobiliario está en caída libre, los precios han caído un 5-10 por ciento, las ventas un 50 por ciento y los impagos de hipotecas en el riesgo del sector de hipotecas basura ha aumentado un 20 por ciento. Pero aquí no acaban las cosas. Las ventas en Navidad de los comerciantes al por menor en EEUU son espantosas, no han crecido nada respecto a 2006. Y en otros servicios las ventas también están cayendo.
Y los mercados de crédito y deuda (hipotecas, tarjetas de crédito, financieras automovilísticas) vieron como subían mucho los costes de los préstamos, ha pesar de que la Reserva Federal ha iniciado una serie de rebaja de los tipos de interés, además, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo han lanzado una inyección coordinada de 500.000 millones de dólares de créditos en el sistema financiero mundial. Pero no funciona y el mercado inmobiliario sigue igual ni tampoco detendrá la recesión. Así que las bolsas han entrado en situación de pánico.
Y tienen razón para hacerlo. Mientras la economía norteamericana se encamina hacia la recesión, arrastrará con ella al resto del mundo. Ya el mercado inmobiliario británico sigue el mismo camino que el estadounidense. Los precios inmobiliarios llevan tres meses consecutivos cayendo y seguirán, incluso aunque el Banco de Inglaterra planee reducir los tipos de interés. El consumidor británico gastó menos en Navidad porque la mayoría de las familias británicas ya están muy endeudadas.
La manufactura británica también sufre problemas porque la libra está demasiado fuerte lo que encarece sus exportaciones. Eso ha ocurrido porque el déficit comercial británico (incluso mayor que el de EEUU respecto a la parte del PIB), se ha financiado mediante la atracción de «dinero caliente» de los rusos, árabes y otras clases dominantes ricas en petróleo (que han comprado casas, equipos de fútbol y acciones británicas). La economía británica se tambalea y ha vivido a costa del aumento de los precios de la propiedad y del préstamo. Pero esa situación ha llegado a su fin.
Ahora los mercados se han dado cuenta que Europa y Japón también se desaceleran. Hace tres meses la mayoría de los economistas capitalistas decían que Europa y Japón crecería en 2008 aproximadamente un 2,5-3 por ciento, mientras que Gran Bretaña y EEUU lo harían menos. China e India seguirían con un 10 por ciento. Ahora todos han cambiado la melodía. La mayoría espera una recesión en EEUU y un crecimiento más lento en Europa y Japón. Esperan aún un buen crecimiento en China e India.
Pero las cosas irán peor. Con Gran Bretaña y EEUU en recesión, Europa y Japón que no se espera que crezcan más del 1 por ciento, China e India también se desacelerarán, aproximadamente a la mitad de sus tasas actuales de crecimiento. Eso son malas noticias.
Significa más desempleo (probablemente tasas de doble dígito en EEUU y Gran Bretaña) y salarios más pequeños, aunque los ingresos de los tiburones en la City o Wall Street no bajen demasiado. Será particularmente malo para las economías que dependen cada vez más del capital financiero y no de los sectores productivos de la manufactura o el transporte. Como ya hemos dicho en muchas ocasiones, Gran Bretaña de las siete grandes economías del mundo es la que más depende del sector financiero, la propiedad y los llamados servicios profesionales (legal, seguros, asesorías). Así que una desaceleración mundial afectará muy duramente a este país. ¡Pero Dios nos ayudará con el nuevo laborismo de Gordon Brown y Alistair Darling! Su política es para salvar a los inversores de Northern Rock y no para salvar a los trabajadores.