En este artículo el autor expone la necesidad de no dejar el simbolismo de la figura de Jesús en manos de las iglesias neopentecostales, que al constituir la columna vertebral del nazifascismo en Brasil, facilitan la manipulación de su mensaje por la extrema derecha.
En todas las sociedades estructuradas sobre la base de clases antagónicas, los grupos hegemónicos siempre constituyen un porcentaje muy pequeño de la población total. En Brasil, conocido por ser uno de los países con las mayores tasas de desigualdad social del planeta, la situación no podría ser diferente.
Sin embargo, precisamente por su insignificancia numérica, las clases dominantes necesitan encontrar maneras de ganarse el apoyo de la mayoría de la población restante, de modo a garantizar cierta estabilidad del sistema y posibilitarles seguir disfrutando de sus privilegios. En tiempos de crisis más intensas, el proceso de cooptación política de elementos de la gente común también se intensifica, para que éstos estén en la primera línea de la defensa de las estructuras de explotación capitalista. En tales momentos, la hipocresía se convierte en una de las herramientas políticas más importantes.
Ciertamente, los grupos oligárquicos jamás podrían convencer a un número expresivo de personas de los estamentos populares a asumir sus agendas si se limitaran a discursos que contemplaran abiertamente los objetivos e intenciones de los explotadores. Así, sus agentes políticos tienen que recurrir a estratagemas en las que sus intereses específicos y exclusivos no pueden ser fácilmente detectados. Para ello, las masas populares deben ser inducidas a creer que lo que se les plantea es esencialmente válido para ellas.
En nuestro país, en las últimas décadas, entre las diversas consignas que se han levantado con el propósito de alejar el pueblo de las luchas por mejoras concretas en su nivel de vida, las más destacadas se han referido a temas como: la defensa de la moral y la familia; la pretensa lucha contra la corrupción; la exaltación de nuestra bandera nacional y nuestros símbolos patrios; la lucha sin tregua contra la delincuencia; la fidelidad a los preceptos del cristianismo.
En esta oportunidad, quisiera hacer una reflexión respecto al punto enumerado al final, es decir, me gustaría abordar la cuestión de la religión y su uso manipulativo derivado de una interpretación distorsionada del cristianismo.
Desde hace mucho tiempo, la religión ha servido como un poderoso instrumento de manipulación ideológica de las masas empobrecidas, tanto para mitigar su ira ante su estado de pobreza como para redirigir su furia contra quienes aparezcan en escena con la determinación de luchar contra las causas y los responsables de su desgracia. Por ello, no es raro que encontremos a miembros de los sectores más humildes de la sociedad entre los fieles seguidores de ciertas iglesias que, en nuestra opinión, operan claramente en sintonía con los intereses de clase de los más privilegiados.
Es innegable que la figura de Jesús está profundamente arraigada en el imaginario popular brasileño como símbolo supremo de la justicia y la práctica del bien. Probablemente, eso se debe principalmente al hecho de que los relatos evangélicos sobre la vida de Jesús lo muestran como un ser completamente entregado a los más necesitados, y en claro enfrentamiento con sus opresores. Así que no sorprende que los más acaudalados intenten ocultar al máximo todo lo relacionado con la interacción social de Jesús durante su vida.
Dado que los relatos evangélicos nos muestran a un ser en constante lucha por las causas de los oprimidos, creo que no hay contradicción entre el comportamiento de Jesús y las aspiraciones de quienes anhelamos un mundo de justicia y solidaridad, donde no haya explotados ni explotadores. Ya sea por sus acciones o por sus palabras, todo lo que allí está expuesto acerca de su figura corresponde a un ser que considera la justicia, la solidaridad y la igualdad como valores supremos.
Por lo tanto, es comprensible que iglesias supuestamente cristianas asociadas a los intereses de los estratos privilegiados de la sociedad se esmeren para impedir que sus seguidores tengan contacto con pasajes relacionados con las experiencias vividas por Jesús durante sus peregrinaciones terrenales. Entonces, se aferran casi exclusivamente a los escritos bíblicos del Antiguo Testamento, para eludir la visible contradicción entre las propuestas antipopulares que adoptan y las que el propio Nazareno defendía con tenacidad.
No obstante, algunos de nuestros compañeros se muestran reacios a usar estos ejemplos, ya que, según ellos, no hay prueba histórica científica de la existencia real de Jesús. Pero, esta excusa no debería invalidar nuestros propósitos, puesto que los seguidores del cristianismo creen firmemente en su existencia y están convencidos de la veracidad de sus enseñanzas. Por otro lado, en el caso de que consideremos justos y válidos los ejemplos mencionados en los textos evangélicos, ¿por qué oponernos a su uso como instrumento para la concienciación de clase de quienes ya están propensos a aceptarlos?
Con base en lo anterior, creemos que, en nuestras actividades entre las masas populares sometidas a la influencia de iglesias de extrema derecha disfrazadas de cristianas, la conducta social de Jesús y su priorización de los más necesitados puede ser muy valiosa y eficaz para ayudarnos a romper resistencias y abrir oportunidades para nuestras propuestas de lucha, en lugar de constituir un obstáculo que bloquee la penetración de ideas que apuntan a transformaciones socialistas.
No me parece correcto, justificable ni éticamente válido ignorar la importancia de este enorme contingente de trabajadores que han sido usados como objetos de manipulación por algunas de las variantes más perniciosas del nazifascismo bolsonarista en nuestras tierras.
Nuestra motivación no es de naturaleza religiosa ni espiritual. Nuestro objetivo es unir al pueblo para construir un mundo más justo y solidario, lo que, en esencia, está acorde con lo que propone el Jesús de los textos evangélicos. Si los agentes del gran capital están dispuestos a manipular y distorsionar su simbolismo para favorecer los intereses de las oligarquías, ¿por qué no podemos recurrir a sus propias palabras y ejemplos de vida para beneficiar a las mayorías populares? Lo que debería valer, incluso para quienes no creen en su realidad histórica, es el significado y el potencial práctico que este legado adquiere cuando está al servicio de las causas de las mayorías trabajadoras.
En resumen, considerando todos los aspectos que hemos presentado a lo largo de este texto, podemos deducir que la expansión ideológica de la extrema derecha se basa esencialmente en la hipocresía. Y no podría ser diferente en relación con la religión. Por esta razón, no podemos permitir que una figura venerada y respetada por casi todo nuestro pueblo siga siendo apropiada con el propósito de mantener injusticias sociales que solo benefician a las capas privilegiadas. Por lo tanto, para derrotar estas pretensiones manipuladoras, tenemos que ayudarle a la gente a aprender a reflexionar y a contraponer el comportamiento y las propuestas humanistas del Jesús de los relatos bíblicos con las maquinaciones antipopulares de las clases dominantes y sus sirvientes de las iglesias nazibolsonaristas.
Traducido del portugués para Rebelión por el propio autor. Fue publicado originalmente en: https://www.brasil247.com/blog/para-enfrentar-e-derrotar-as-falacias-da-extrema-direita.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


