La Escuela de Defensa Integral Comandante Eliézer Otaiza (Ediceo), a través del Centro Rodrigueano de Investigación Social para la Latinoamericanidad (Crisol), viene publicando digitalmente los cuadernillos Para leer en la cola. Cada uno de estos breviarios está conformado por trabajos (artículos de opinión, ensayos breves, poemas, biografías, disertaciones, letras de canciones, etc.) escritos por cimarronas […]
La Escuela de Defensa Integral Comandante Eliézer Otaiza (Ediceo), a través del Centro Rodrigueano de Investigación Social para la Latinoamericanidad (Crisol), viene publicando digitalmente los cuadernillos Para leer en la cola. Cada uno de estos breviarios está conformado por trabajos (artículos de opinión, ensayos breves, poemas, biografías, disertaciones, letras de canciones, etc.) escritos por cimarronas y cimarrones sentipensantes con la finalidad de forjar la conciencia en esta arremetida fascista que obliga al pueblo a hacer largas y humillantes colas para comprar comida, medicina y productos para el aseo.
Este plan revolucionario de lectura nacido en el seno del poder popular es ideal para que el pueblo entienda la forma en que es atacado en esta guerra de baja intensidad en la que Estados Unidos se propuso hacer chillar la economía venezolana. Para tan nefasto fin cuenta con la mayoría de la Asamblea Nacional, con Fedecamaras y su aquelarre de empresas privadas de comunicación social, y con algunos presidentes latinoamericanos neoliberales. Este emporio del mal ha infestado al país de paramilitares; inocula desasosiego, derrotismo y desesperanza; y engendra en la juventud una campaña psicológica de animadversión al país acompañada de una promoción pertinaz de oportunidades de estudio y de trabajo en otros países con la finalidad de auspiciar un clima de éxodo masivo.
En este proyecto editorial insurgente escriben Agapito Mañón, Alberto Aranguibel, Alexandra Mulino, Alí Ramón Rojas Olaya, Ana Cristina Bracho, Ángel Daniel González, Ángel González, Ángel Prieto Coronado, Antonio «El chino» Manrique, Aquiles Silva, Asalia Venegas, Beatriz Valdés, Belkis Bigott Suzzarini, Carlos Chávez, Carlos E. Lippo, Carlos Guerrero, Carolina Escarrá, Chela Vargas, Cristina González, Dayana López, Diónys Rivas, Edgar Montilla, Edsijual Mirabal, Efraín Valenzuela, Elisabeth Leal, Fernando Travieso, Gino González, Gregorio Javier Pérez Almeida, Héctor Torres Casado, Humberto Vargas, Jesús Faría, José Gregorio Linares, José Roberto Duque, José Vicente Rangel, Juan Carlos Parisca, Juan Carlos Valdez, Juan Rivas Daniels, Karen Quintero, Leonardo Bracamonte, Leonor Fuguet, Luisana Colomine, Luis Lima, Malfred Gerig, Mariadela Villanueva, María Cristina Martínez, Néstor Rivero, Omar Hurtado Rayugsen, Oscar Javier Forero, Oswaldo Martínez, Pasqualina Curcio, Ricardo Chang, Rodrigo Yáñez Pilgrim, Roque Zambrano, Saúl Rivas Rivas, Tania Delgado, Thais Marrero, Vicente Romano, Vicky Peláez y Vladimir Adrianza.
Según la educadora Omaira Bolívar «Para Leer en la cola es una estrategia pedagógica de impacto social que nace de la necesidad de formación y desarrollo de una conciencia crítica en defensa de nuestra espiritualidad y buen vivir, una estrategia de vida en el marco de la resistencia necesaria frente a una guerra de alcance económico, financiero, cibernético, comunicacional, psicológico; una guerra que se expresa en el contexto geopolítico mundial. Imprescindible como forma abierta de comunicación, precisamente ante los niveles de intolerancia y disociación, productos de los efectos perversos del trabajo psicológico y comunicacional implicados en esta guerra. Por ello es importante develar, desmontar, analizar».
Para el militante revolucionario Juan Rivas esta publicación es vital «sobre todo porque la idea de que el ‘gobierno es el culpable de todo´ es el comentario común cuando en la cola estamos, y muy pocos analizan o por lo menos se preguntan si hay algo más grande detrás de tanta escasez o acaparamiento, amén de la gran cultura especulativa que reina en nuestros comerciantes que lamentablemente aprendieron muy poco del Caracazo, y que aunado a la mala información de los medios privados y atados a inoculada idea de que todo lo hecho por el gobierno es malo, y lo que esté fuera de él es bueno». Explica este activista: «No es bueno discutir con personas que tienen muy arraigado en sí ideas contra el gobierno. Aunque se le muestren pruebas, así sean científicas, si lo hace el gobierno, para ellos debe haber alguna trampa de por medio y por ende es malo. No importa a cuantas personas beneficie alguna misión o cualquier programa».
Explica José Gregorio Linares que «actualmente los principales escenarios de la actividad política no son ya el Parlamento, los partidos o el Gobierno, ni siquiera eso que se llama sociedad civil. Ahora todo gira alrededor de las colas y en ellas se decide el futuro del país. En Venezuela, por tanto, en la explicación de por qué se hacen colas reside en buena medida el éxito de la política en estos tiempos. Si en la conciencia y el ánimo de la gente cala la idea de que el sufrimiento a que es sometida es responsabilidad de las políticas equivocadas del Gobierno y que el socialismo es sinónimo de colas y estrechez, entonces todo está perdido. Tarde o temprano perderemos el poder para nunca más recuperarlo porque en el inconsciente colectivo habrán quedado grabados los interminables días de cola y malestar. En cambio, si logramos crear conciencia de que las colas forman parte de una política dirigida por la oligarquía y el imperialismo, con el propósito de crear descontento y minar la base social de apoyo al proceso revolucionario, entonces fortaleceremos la conciencia popular y las convicciones socialistas. De este modo, nada ni nadie podrá acabar con la Revolución. De la crisis saldremos fortalecidos porque el enfrentamiento con los enemigos nos obligará a repolitizarnos, a organizarnos a niveles superiores y a robustecer la autoestima colectiva».
Los números están disponibles en http://paraleerenlacola.
Cuando Kotepa Delgado nos pedía «Escribe, que algo queda» y Conny Méndez recomendaba «escribir con palabras de a centavo», lo hacían por el amor infinito que le tenían al pueblo, porque ellos eran del pueblo. Ambas recomendaciones han sido asumidas por las cimarronas y cimarrones sentipensantes que escriben en Para leer en la cola porque lo hacen con profundo rigor científico desde la humildad, la espiritualidad y la sensibilidad social.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.