Thalía Cuadrado (Puerto Rico) tiene una vida dedicada a su quehacer de psicóloga clínica. A su tarea integra su arte, su cultura dentro del contexto social en que realiza su trabajo clínico y creativo. Cuadrado estudió su maestría en Psicología Clínica en la Universidad de Puerto Rico (1979-1981). Thalía pinta Mandalas, escribe, prácticas que hace de continuo, a manera de reflexión y de descarga de la carga que implica su trabajo profesional y vivir en el país que nos ha tocado vivir, Puerto Rico. Cuadrado vivió algún tiempo en España, Nueva York, experiencias que de una u otra forma trae consigo a su laboratorio clínico-creativo. Thalía ha respondido a mis preguntas, y todas sus respuestas son para compartirles con vosotros.
– Wilkins Román Samot (En adelante, WRS) – Eres una psicóloga que a su vez pinta. Tienes sobre treinta años de experiencia clínica como psicóloga. Hace unos años trabajabas una serie de pinturas intitulada: “Mandalas de Procesos”. ¿De qué trata o tratas en esta serie?
– Thalía Cuadrado (En adelante, TC) – Mi preparación académica es en Psicología Clínica con una práctica continuada de 36 años y mi población de trabajo es la de adultos y parejas. Adultos, porque son los que pueden crear cambios, y las parejas, porque creo que es la interrelación más necesitada de apoyo, cambios profundos y procesos del país.
El proyecto de calendario “Mandalas de Proceso” (Mandala es una palabra en Sánscrito que quiere decir círculo) lo concebí como pinturas de los procesos humanos comunes a todos que he vivido en primera persona o los que vivo a diario vicariamente. Procesos como el duelo, el tema del tiempo, la tristeza, las interrelaciones, la desconexión, la falta de autonomía, etcétera. Cada pintura ilustra un mes del año 2017 que es el año de publicación del Calendario. Las pinturas fueron colocadas al azar por la artista gráfica, sin embargo, como son estas cosas de sincronicidad terminaron significando los procesos del equipo que me asistió. Los procesos son eventos, experiencias, vivencias que están acompañados por emociones variadas y que activan comportamientos y cambios diversos en la vida humana.
En la psicología fue Carl G. Jung quien en su teoría introdujo el trabajo con las Mandalas como símbolo de sanación con sus pacientes y para él mismo de las que hay muchas publicadas. En el Budismo también se usan para meditar y hay múltiples libros de colorear y meditar con Mandalas. Mandala es el círculo que a su vez es el símbolo del ser y del movimiento humano. Es el uso de los símbolos y las metáforas para dar luz a procesos que carecen de racionalidad porque son intangibles; por eso es tan armónico pintar porque la pintura te permite la expresión metafórica, te conecta con el símbolo y con los arquetipos.
Mis obras Mandalas tienen todo ese trasfondo y al mismo tiempo son únicas porque cada Mandala es original ya que habla de los procesos de la persona que las pinta. Las mías están pintadas sobre tela casi siempre cuadradas o rectangulares respetando los cuatro puntos cardinales de la tierra donde se da la experiencia humana, ya sea de mi proceso personal o los procesos colectivos.
Toda mi vida profesional he trabajado con personas y puedo decir sin dudas que me encantan los humanos. La complejidad de la psiquis humana es extraordinaria y el poder estar inmersa en la experiencia humana desde todos los posibles puntos de vista te hace vivir múltiples situaciones donde acompañas a humanos que las viven, los resuelven o los integran a su vida, eso es grandioso. Y… además, de una gran responsabilidad. Tomemos, por ejemplo, el duelo que para cualquier persona es muy complejo, porque podemos dolernos por una perdida física de un ser amado pero también y muy común de una separación o divorcio. El cómo la persona lo vive si lo trabaja psicológicamente y lo puede digerir e integrar a su vida, es de vital importancia para poder continuar de una manera sana. Por el contrario, si decide no hacerlo el proceso puede enquistarse y convertirse en una carga. Si se trabaja adecuadamente puede integrarse; si no se trabaja todos conocemos a alguien que se queda dando vueltas y no sale de su duelo con consecuencias muchas veces difíciles de manejar como ansiedades, depresiones o cosas peores.
Estos temas yo los llevo a la pintura con el propósito de trabajarlos e ilustrarlos de alguna manera, en vez de usar la palabra uso los pinceles para hablar.
– WRS – ¿Cómo surge la oportunidad de integrar su práctica clínica con su quehacer creativo? ¿Qué relación tiene “Mandalas a procesos” con su trabajo creativo anterior y hoy?
– TC – Mi práctica clínica siempre ha sido una manera de trabajar muy creativa porque yo soy creativa y lo que una hace siempre tiene el sello de lo que es en esencia. Siendo niña estudié arte dramático, estudio que utilizo en mi práctica y en la vida. No existe un clínico igual a otro sin importar si siguen la misma visión. Yo soy terapeuta y para hacer mi trabajo hago acopio de todo lo que he estudiado y vivido, el momento histórico que estamos viviendo, la etapa de la vida donde se da la consulta, las teorías, la cultura, la sociedad del momento, la vida inmaterial o cualquier otra cosa que pueda aportar y dar luz a lo que esté sucediendo. El artista posee una mente muy amplia y para mí un terapeuta no solo en mi campo sino en cualquier otro debe ser un artista porque es un creador. Pienso que es imposible acompañar al otro en su momento desde un lugar únicamente racional. En Puerto Rico que es donde se han dado la mayor parte de mis años de práctica es necesario conocer la población y los procesos históricos donde vive esa población. El clínico, a mi entender, no puede olvidar que cuando recibe una persona ella trae su cultura, sus creencias, su árbol genealógico con ella. Pienso que no tener en cuenta todos los factores es como trabajar con un síntoma y no con el organismo entero.
Las Mandalas de proceso fueron haciéndose visibles a través de los años poco a poco con mucho trabajo interno y externo, mucha práctica pintando y asistiendo a personas. Por supuesto no son un trabajo terminado porque la obra de arte como la vida cambia, se transforma y se mueve. Es decir, algo fue ayer, es hoy y será mañana, puede tener un sabor parecido pero nunca puede ser igual. Continuando con el ejemplo del proceso del duelo, el duelo es pérdida para cualquier persona pero el cómo o la manera en la que se enfrenta es igual a la persona que lo vive, su experiencia de vida, sus fortalezas o debilidades y su propio proceso como individuo.
– WRS – Si comparas vuestro crecimiento y madurez como persona, psicóloga clínica y pintora entre la época que se forma en psicología con su época actual de psicóloga clínica y artista, ¿qué diferencias observas en su trabajo creativo?
– TC – Cuando miro atrás en mi formación y en mi hacer profesional y personal es cuando entiendo la evolución. Comencé a formarme mucho antes de la universidad porque el trabajo con personas no es algo que estudias, es algo que te escoge, te llama y tienes. Una vez lo identificas te conviertes de manera consciente en un observador del género humano al igual que eres observadora de ti misma. Eso se va cocinando a fuego lento y cuando vas a estudiar toca decidir en qué saber puedes poner tus talentos a funcionar mejor. Lo que quiero decir es que mucho antes de ser psicóloga como profesión yo vivía y actuaba como escuchadora y acompaña. Por supuesto, el estudio la academia te forma de manera adicional, pero hay otra parte que te forma y va redondeando tu práctica y es la práctica misma. El terapeuta a través del tiempo es la suma de todas las personas que lo visitaron con todas sus complejidades, aciertos o desaciertos. A mí me gusta escudriñar y estudiar lo que hay detrás de lo obvio y eso es algo que tiene la virtud de crearte como persona y si te crea como persona hace lo propio a nivel profesional.
Mi trabajo creativo como pintora tiene muchos impactos en mi vida. Uno es sacar de mi mucha información que si no la sacara me enfermaría. Otro es el placer de poder comunicar en pinturas y colores información que se encuentran en el inconsciente y adquieren visibilidad en la pintura. También es un relajante natural porque pintar es como jugar; nadie puede pintar en control y seriedad porque no sale. Las que pintamos nos tenemos que abandonar a ese proceso a manera de meditación porque o te dejas llevar o no sale nada y en ese abandono una se relaja y goza.
– WRS – Combinas la psicología con el pincel. Practica la psicología clínica, haces arte. Thalía, ¿cómo visualiza su trabajo creativo con el de su núcleo generacional de psicólogas y artistas con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico y el extranjero (España y Nueva York)? ¿Cómo ha integrado su arte plástico a su trabajo literario?
– TC – Como te decía, anteriormente, cada persona es tan amplia como decida expandirse, como su propia curiosidad le dicta. Yo soy muy curiosa y trabajo mucho. Todos los días recibo mucha información, tengo un mundo onírico riquísimo, me gustan muchas cosas y todo eso está presente en lo que hago.
Es cierto que pinto para expresar lo que tengo dentro de mi o para canalizar inquietudes. También escribo para poner en palabras temas que quiero expresar para mi o para otras personas. Soy aficionada a los diarios que utilizo desde que aprendí a escribir. Pienso que si tienes la sensibilidad para ver algo, llevarlo a palabras o sentir algo y llevarlo a la pintura no puedes no hacerlo porque te quemarías por dentro. Para mi ser terapeuta siempre ha sido un arte, es decir, que nunca estoy lejos de lo creativo. Pienso que cada ser humano es un proyecto inacabado con el que hay que trabajar a diario y esta manera de verlo me evita los juicios, los prejuicios o los señalamientos sobre el comportamiento.
– WRS – ¿Cómo concibes la recepción a su práctica clínica y a su trabajo creativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de tus pares, bien sean psicólogas y artistas?
– TC – Como te decía antes, la terapeuta en la psicología no es una persona popular ni siquiera en los círculos sociales. Pienso que esa es una de las razones por las que la psicología ha ido acercándose a la psiquiatría que por ser medicina tiene muchos adeptos. El diagnóstico y la medicación química terminan siendo en un mundo medicalizado un poder de prestigio y dinero. La terapeuta conversa, el modelo “talking therapy” cae en menores, sobre todo ahora que hay múltiples personas ofreciendo terapias de cientos de formas distintas. Pero en esta misma línea la terapia toma tiempo y dinero cosas que juegan en contra del mismo proceso sobre todo cuando hay personas ofreciendo que en un fin de semana te cambian la vida.
Como artista desconozco que recepción tengo en el público. Mis obras están expuestas en mi sala y las personas que me visitan las pueden ver y tocar. A ellos les provoca y eso ya es algo. Mi primera exposición será para el 2020, porque las obras que presenté en el 2017 fueron de un proceso y las que pinto ahora tienen una madurez distinta.
– WRS – Sé que vos vive en San Juan, Puerto Rico. ¿Se considera una psicóloga y artista puertorriqueña o no? O, más bien, una psicóloga clínica y artista, sea esta puertorriqueña o no. ¿Por qué?
– TC – Vivo en San Juan de Puerto Rico y me considero una psicóloga terapeuta, artista plástica, que utiliza diversas disciplinas para intentar entender y explicar la psiquis humana. Saberes como la astrología, el tarot, la numerología, el análisis de los sueños y muchos etcéteras.
Con una consciencia espiritual muy amplia y con muchas ganas de aprender de la persona que me consulta y poder dar todo lo que he acumulado. Con algo así se encuentra una persona cuando asiste a mi consulta. Por supuesto, utilizaré las destrezas que la persona necesite y la acompañaré por el lugar por donde ella desee caminar. La consulta psicológica es para el consultante y se trata de su experiencia, yo como terapeuta voy de acompañante informado pero el proceso es de la otra persona. Y sí, soy puertorriqueña, nacida y criada hasta los 18 años en Puerto Rico y luego en muchos otros lugares.
– WRS – ¿Cómo integra su identidad étnica y su ideología política con o en su práctica clínica y su trabajo creativo y tu formación en psicología?
– TC – Pienso que para integrar algo fuera es imperativo que esté unido por dentro. En nuestra cultura no solo en la de aquí también en la occidental hemos practicado las Islas internas al igual que las externas. Nos han enseñado a no mirar o a rechazar tantas cosas que al final hemos terminado viviendo en unas especies de islas internas que se traducen a lo externo que nos están matando. Soy lo que se llama en Puerto Rico trigueña, lo cual aprendí al salir jovencita de Puerto Rico que era un eufemismo para no decir directamente negra. Mi amado profesor Eduardo Seda Bonilla escribió un libro fabuloso de las 300 y pico de razones que se usaban aquí para decir si alguien era negro, “La política cultural de Puerto Rico”. ¿Qué Puerto Rico es racista? Claro que sí lo es. Qué hay racismo en la Isla? Por supuesto. ¿Cómo yo vivo todo esto?… pues muy bien, yo lo que soy es una mujer y como mujer me muevo en el mundo. El color o el rechazo al color lo ponen los otros. Afortunadamente, siempre lo vi así y claro que he recibido y recibo discrimen, pero como yo no tengo problemas con mi color no los vivo. Cuando he sido discriminada lo acepto como una condición de quien lo hace, pero a mí no me frena. Soy de la creencia de que todo lo que soy es lo que tenía que ser para vivir esta experiencia de vida y doy gracias por ello. En otra vida vete tú a saber lo me toca.
Si te puedo dar un detalle, yo he atendido cientos de personas en mi oficina y solo 2 se han identificado como personas negras y solo una decidió buscar otra psicóloga que la pudiera entender mejor, es decir que fuera blanca.
Mi ideología política es muy sencilla: creo en la autonomía y la independencia de opiniones y criterios de las personas y de los pueblos. No tengo y nunca he tenido partido político alguno. En lo creativo, soy una mujer pintora con una mente espíritu grande que me permite expresarme libremente en los temas que vibran con mi corazón de maneras diversas.
– WRS – ¿Cómo se integra su práctica clínica a su trabajo creativo antes y después de su paso performativo por Puerto Rico, Nueva York y España? ¿Cómo integra esas experiencias de vida en su propio quehacer de psicóloga y artista hoy?
– TC – Cuando terminé mi formación en la Universidad de Puerto Rico, en una facultad extraordinaria con profesores y compañeros de primera, me mudé a la ciudad de New York donde practiqué con el tipo de visión de diagnósticos y medicamentos en nuestra comunidad latina. Luego, en una clínica de Metadona con adicción en una experiencia extraordinaria que a pesar de que tengo la preparación en adicción entendí que esa no era mi población al igual que la población diagnosticada. Conocer el lugar donde vibras y puedes ser más efectivo lo tienes que hacer tu misma. En la escuela de psicología no existe ninguna materia para ayudarte. Esa experiencia en New York fue mi graduación después de la escuela graduada. Estuve expuesta a los lugares más luminosos y oscuros de los seres humanos y decidí que quería trabajar con una población que pudiera hacer cambios en sus vidas y en la sociedad. Además, ese es otro de mis llamados, ayudar a sostener la vida incluyendo animales, ambiente, no la enfermedad, la calidad de la vida y la salud. Contribuir con lo que hacemos a sostener una vida de calidad para todos incluye un respeto y entrega a la tierra que habitamos de manera consciente.
Este nuevo renacer de la agricultura nacional para hacernos autosustentables en la alimentación. Y la toma de consciencia que cada día crece para cuidar a los animales acompañantes del humano me parecen saltos cuánticos en la evolución.
Muchos piensan que si tienes la preparación puedes trabajar con cualquier población y para mí eso no es correcto. Realmente, este trabajo como único lo puedo ver es de manera cercana y si pretendiera ser distinta a lo que soy no funcionaría y la persona se daría cuenta. A la terapia yo llevo lo que soy hasta ese momento y estoy abierta a ser movida a otro nivel siempre, y cada persona me enseña un mundo. Realmente, yo no creo que me parezco a mi generación en comportamiento, por supuesto sí en la edad. Esta profesión es muy exigente, tienes que estudiar y mantenerte al día en muchas cosas, además de trabajar contigo todo el tiempo. Ser terapeuta “full-time” como yo he sido por tantos años no es fácil, la economía no ayuda y además vivo en un país donde todavía en el siglo 21 las personas piensan que ir al psicólogo es de locos o gente en crisis para resolver. No se percibe el trabajo terapéutico como una herramienta de vida ni siquiera para los mismos psicólogos que creen que pueden ser terapeutas sin haber estado en terapia ellos mismos. Para mí eso es como vender algo en lo que no crees o como si estuvieran vacunados de los procesos humanos porque se los leyeron.
España para mi formación se merece un capítulo aparte. Llegué muy jovencita y me hice adulta y mucho de lo que soy se lo debo a esa estadía. Allí estudié, trabajé, me incorporé a una sociedad nueva e hice amigos/amigas que conservo. Allí me formé políticamente hablando y aprendí el valor de la autonomía y la libertad. He tenido experiencias transformantes, pero como esa ninguna, y realmente, ese es un capítulo largo en sí mismo, por esa razón mi corazón patriótico está dividido.
– WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a su práctica clínica y a su trabajo creativo y a la temática artística del mismo? ¿Cómo ha variado?
– TC – El siglo 21 a mí me ha brindado la oportunidad de vivir en vivo y a todo color unos cambios que yo deseaba desde que comencé a practicar. A veces son imperceptibles, pero sí hay movimiento y unas aperturas que no había en el siglo XX. Más personas están abiertas a incorporar otras formas de conocimiento. Y muchas más se unen a movimientos feministas, inclusivos, de las que había en el siglo XX. Por otro lado, la experiencia el trabajo personal continuo y la edad me permiten atreverme más y estar más cómoda con mi visión que por otro lado cambia y se transforma con frecuencia. Mi primer amor fue el teatro y el segundo fue la filosofía y ambas materias se nutren de hacer preguntas; esa es una práctica que recomiendo mucho. A los puertorriqueños nos encanta dar opiniones pero no nos educamos en hacer preguntas y de esto adolecen hasta los periodistas. En cuanto al uso del círculo que es lo que es una Mandala todavía falta mucho trabajo educativo, pero con eso se trabaja. El círculo es la primera figura que dibujamos cuando niños, lo que quiere esto decir es que esa figura, como dice Joseph Campbell, es una experiencia humana y tiene mucha carga emotiva. Las personas ven la pintura y les emociona, pero la mayoría no saben por qué y es por esto, porque el círculo es una experiencia para todos.
– WRS – ¿Qué otros proyectos creativos tienes recientes y pendientes?
– TC – Mis proyectos son muchos, pero lo continuo es seguir escribiendo en mi blog que comencé en el 2011 y está cada día más vivo sirviendo a nuestra población. Pero como el Internet es tan abarcador llega a lugares donde mi persona aún no ha llegado y eso me entusiasma mucho; se hace patria de muchas maneras. Hablando de mi blog te diré que ha sido una escuela para mí esto de escribir y publicar. Comencé en los periódicos pero el internet me obliga a conocer de la tecnología. El blog tiene un propósito claro y es hacer de la psicología un lenguaje aplicado a la vida diaria. Que las personas puedan leer sobre el amor, por ejemplo, y lo puedan relacionar con sus vidas. Pienso que en nuestro país la psicología se ha quedado atrás en una difusión que les permita a las personas aplicarla en su diario vivir. Deseo continuar trabajando como terapeuta, añadiendo nuevos métodos para ayudar con los procesos. Una de las mejores cosas que tiene esta profesión es que mientras más la practicas, mejor lo haces y la edad no es un impedimento, al contrario es un aliciente. Yo voy a ser como uno de mis maestros, Irvin D. Yalom. Como te decía, me encantaría tener una exposición para el 2020 con obras hechas en telas circulares que es lo que hago en este momento. Puedo decir que cambiar de tela cuadrada a un espacio redondo ha sido todo un proceso psicológico fuerte que en neurociencia se diría que he abierto nuevas carreteras neuronales, muy interesante. Continuar escribiendo los libros que deseo publicar, participando en las redes, abriendo nuevas avenidas de comunicación, porque más que nada en este momento histórico todos los que podamos tenemos que ser comunicadores.
Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.