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«Para no quedar con el alma partida», mujeres dentro del ALBA

Fuentes: SEMIac

A las mujeres de América Latina el capitalismo, la discriminación y el patriarcado nos han partido el alma históricamente. La construcción de una sociedad igualitaria que están planteando los gobiernos que participan en la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América (ALBA), debe considerar necesariamente la situación desesperada de esta mitad de la población. El […]

A las mujeres de América Latina el capitalismo, la discriminación y el patriarcado nos han partido el alma históricamente. La construcción de una sociedad igualitaria que están planteando los gobiernos que participan en la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América (ALBA), debe considerar necesariamente la situación desesperada de esta mitad de la población.

El Movimiento de Mujeres Manuelita Sáenz (Momumas), organización feminista venezolana, ha propuesto la Alternativa Bolivariana para las Mujeres de América (ALBMA), una iniciativa que busca «integrar una perspectiva de género y de búsqueda de la equidad» a ALBA que impulsan Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia.

«Concebimos el ALBMA como una propuesta de integración y de unidad de las organizaciones de mujeres bolivarianas, revolucionarias y socialistas de nuestra América, que luchamos por la superación del sistema cultural de dominación patriarcal y capitalista», señala Luz Velia Marín, dirigente del Momumas.

A su juicio, esta dominación se expresa en la ideología sexista, de esclavismo, trata de mujeres y supra explotación, prostitución y todas las formas de discriminación y de dominación.

Añade que en América Latina está claro que las desigualdades sociales se deben, por un lado, al capitalismo y, por otro, al patriarcado. No es casual que 70 por ciento de los pobres sean mujeres; que la tierra no sea de ellas, pese a que también la trabajan; que sean las más afectadas por la falta de agua, gas, educación y salud, o resulten sistemáticamente violentadas o asesinadas, reafirma.

El planteamiento es que ALBA constituya una herramienta eficaz para atender las necesidades de los pueblos, para reducir la desigualdad y liberar a nuestros países de sus deudas externas, ya impagables, abunda.

«Es una iniciativa antineoliberal, antiimperialista, que busca la solidaridad, la complementariedad y el respeto a la soberanía de cada país, pero esto sólo puede ser posible si también se busca la equidad», indica.

«Es necesario hablar de la feminización de la pobreza, la violencia, la falta de equidad en nuestras sociedades, en nuestros países», añade Raignild Orta, otra dirigente.

ALBA debe tener una visión de género, pensamos que es fundamental reivindicar las luchas de género y de clase, pues son las básicas para liberar a los pueblos de todas las formas de violencia y de explotación, expresa.

Algunas de las propuestas planteadas en el documento base del ALBMA, son: profundizar el proceso de socialización de la tierra; fomentar unidades económicas mixtas; socializar experiencias educativas, productivas, las luchas políticas del continente, a través de instancias educativas formales, de encuentros multinacionales y rescatando los saberes populares.

Se propone también un Banco de Desarrollo de la Mujer, que contribuya a pagar la deuda social y moral generada por el patriarcado y evidenciada por la feminización de la pobreza.

«Queremos promover la integración de movimientos sociales latinoamericanos, que incorporen en su agenda los principios del ALBA y que exijan a sus respectivos gobiernos la incorporación a este proceso de integración; incorporar una plataforma de acción para lograr la autonomía sexual y reproductiva de las mujeres; crear la Universidad Revolucionaria Manuela Sáenz, que contemple la equidad de género y la defensa de los derechos femeninos, así como un centro de documentación e investigación que rescate la historia de las mujeres en América Latina», se lee en el documento.

Durante la 5ª. Cumbre del ALBA, en el encuentro de movimientos sociales, el Momumas planteó el ALBMA y convocó a las organizaciones de mujeres de Bolivia, Cuba, Nicaragua y de Venezuela a impulsar un eje común de acciones.

«Pensamos que tenemos muchas fortalezas, las compañeras cubanas y las nicaragüenses tienen muchos años de trabajo en organización; tenemos presidentes sensibles y dispuestos a luchar contra el capitalismo y la desigualdad, y nuestras organizaciones de mujeres, que son nuestra mayor fortaleza», señaló Luz Velia.

La estructura del ALBA quedó compuesta por una dirección máxima, que es la Cumbre de Presidentes, y dos Consejos con igual autoridad: el Consejo de Ministros y el Consejo de Movimientos Sociales. En este último, Manuelita Sáenz fue electa como organización vocera de los movimientos femeninos, por parte de Venezuela.