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Paraísos fiscales sin hoja de parra

Fuentes: Rebelión

Resulta que una pequeña hoja de parra de las que según la leyenda se utilizaban en el mundo antiguo para que los humanos escondieran sus genitales, ha sido la culpable de «destapar» un negocio de corrupción y lavado de dinero, entre otras virtudes, que no por desconocimiento de su accionar ha sido permitido en numerosas […]

Resulta que una pequeña hoja de parra de las que según la leyenda se utilizaban en el mundo antiguo para que los humanos escondieran sus genitales, ha sido la culpable de «destapar» un negocio de corrupción y lavado de dinero, entre otras virtudes, que no por desconocimiento de su accionar ha sido permitido en numerosas partes del mundo.

Los llamados Paraísos Fiscales, nombrados Offshore Financial Centres (Centros Financieros Extraterritoriales, CFE) no son otra cosa que sitios donde empresas e individuos adinerados depositan sus ganancias sin tener que abonar impuestos en sus países de orígenes y adonde va a parar una gran cantidad de dinero procedente del narcotráfico, la corrupción, el negocio ilícito de armas, sin que sus depositarios tengan que responder preguntas incómodas.

Si antes de la década de 1970, Suiza se hizo famosa por ser la nave insignia mundial de los Paraísos Fiscales, ya en este siglo XXI estos entes financieros han proliferado y se encuentran ubicados en numerosos países de todos los continentes.

En esta ocasión el escándalo estalló por Alemania cuando

la oficina fiscal inició la búsqueda de cientos de alemanes por evasión de impuestos que llevó a la detención del ex jefe de la oficina de correos Deutsche Post, Klaus Zumwinkel, acusado de evadir 1,5 millones de dólares en impuestos.

Ante la imposibilidad de obtener mayores resultados de ese Paraíso Fiscal, una agencia de inteligencia alemana pagó 7,3 millones de dólares para que un informante de un banco de Leichtenstein le suministrara los nombres de cientos de «socios» alemanes que utilizaban el principado vecino para evadir impuestos.

Por esa vía, el Servicio Secreto alemán recibió un DVD que contenía una lista de más de mil ciudadanos alemanes que poseen cuentas secretas en el banco LGT de Liechtenstein, así como sus montos que se especulan alcanzan en total la cifra de 7 000 millones de dólares.

Datos no oficiales indican que solo en ese principado europeo se encuentran depositados alrededor de 150 000 millones de dólares pero resulta imposible conocer quiénes son sus poseedores debido al llamado secreto bancario.

La Fiscalía en Alemania anunció que ya ha recuperado 40 millones en impuestos que no se habían pagado, aunque hay miles de millones más sin declarar.

Como si estas formas de desfalcos y corrupciones fueran nuevas y desconocidas, funcionarios, representantes políticos y medios de comunicación de Alemania y otros países occidentales han manifestado su preocupación por la sistemática evasión y la facilidad con que se han hecho las transacciones.

Irónicamente, se conoce que Liechtenstein vive fundamentalmente de ese negocio. Con solo 35 000 habitantes posee 70 000 «fundaciones» que son modalidades para inscribir presuntas firmas familiares y sus capitales sin pagar impuestos.

En Alemania una empresa paga al Estado el 39% de sus utilidades como impuesto corporativo, mientras que un privado puede llegar a pagar el 50% de sus ingresos como impuesto a los ingresos.

Una información de la BBC Mundo señaló que desde hace décadas los Paraísos Fiscales «descansan en el territorio europeo como lagartijas al sol; Liechtenstein, Mónaco, Andorra, Gibraltar, San Marino y Suiza son los países acusados de mantener sistemas financieros que facilitan la evasión de impuestos y también el lavado de dinero. Hasta ahora nadie los ha podido tocar en parte porque la mayoría están en países que no son miembros de la UE, pero también porque muchas personas de gran influencia tienen sus cuentas ahí».

En la actualidad, son decenas los CFE que existen en América, Europa y Asia, la mitad de ellos bajo bandera británica. Casi todos los países de Europa tienen su propio Paraíso Fiscal y a veces dentro de su territorio.

El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que cuentan en su haber con amplios expedientes de extorsiones e imposiciones neoliberales contra las naciones en desarrollo, han denunciado que esos entes son «escondrijos de una cuarta parte de la riqueza privada mundial, que de pagar impuestos, cubrirían de sobra las Metas del Milenio propuestos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reducir a la mitad la pobreza del orbe en el año 2015..

Para la Organización no gubernamental británica Tax Justice Network (Red para la Justicia Tributaria) el monto de evasión fiscal en el mundo, debido a la existencia de esas entidades, alcanza 250 billones. Varias organizaciones internacionales estiman que la cantidad de dinero depositada en los paraísos fiscales asciende entre seis y siete billones de dólares y que en ellos hay registradas más de tres millones de sociedades-tapaderas, que favorecen la corrupción de grandes empresas que se sirven de ellas para ocultar su contabilidad y balances, además de servir para otros sórdidos negociantes, como blanqueo de dinero procedente del narcotráfico, de la venta de armas y del crimen organizado.

Otros dos ejemplos. En las Islas Caimán, en el Caribe y controladas por Gran Bretaña, la población es apenas de 30.000 habitantes y en el territorio se concentran 430 bancos y cerca de 70.000 firmas.

También en el Caribe, las Islas Vírgenes británicas, con 22.000 habitantes, tiene registradas más de medio millón de empresas de extranjeros en sus bancos Off Shore.

Desde estos Paraísos Fiscales se han realizado a lo largo de muchos años, operaciones fraudulentas para propiciar caída de gobiernos progresistas, la compra de políticos corrompidos, tráfico de armas ilegales, entre otros delitos.

Con los adelantos de las técnicas en las comunicaciones, muchos negocios con los Paraísos Fiscales se realizan vía Internet y así resulta muy difícil aplicar el sistema tributario a un negocio totalmente virtual

Para llevar a efecto la transacción se debe contratar a un abogado de ese país que al dar su aprobación, creará y presidirá una sociedad a través de la cual gestionará ante las autoridades de esa nación el capital enviado.

Si el nuevo socio es un delincuente, la empresa actuará normalmente como una «sociedad pantalla», para despistar a los investigadores policiales a la par que recibirá numerosos depósitos de dinero en pequeñas cantidades desde cualquier parte del mundo para evitar declarar ante el fisco y no ser detectados.

El actual sistema económico y financiero neoliberal instaurado en este mundo globalizado ha hecho proliferar estos oscuros centros que favorecen el movimiento del capital sin tener que pagar impuestos que aporten al bienestar de la sociedad. La hoja de parra no puede seguir tapando esos males mayores.