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Paté de jabalí y caviar de salmón para su Majestad, mientras el pueblo se muere de hambre y coronavirus

Fuentes: Izquierda Diario - Chile

Este martes se conoció una orden de compra solicitada por La Moneda: 2 kg de paté de jabalí por $71.400, un pote de 2 kg de queso ciliegine por $85.680, 2 kg de mousse de pato por $71.400, además de caviar de salmón y trucha y otros productos de lujo. Pero el Rey Piñera además rompió los protocolos en un funeral –ya lo había hecho antes al visitar Plaza Dignidad, una provocación- mientras pone las penas del infierno a quienes infracta las medidas sanitarias.

En redes sociales el twitter que saltó a los primeros lugares fue #MaríaAntonieta, la reina esposa de Luis XIV. En Francia, en 1789 mientras el pueblo de París se moría de hambre azotado por una crisis social, Luis XVI y María Antonieta de Austria, los reyes de Francia, se daban grandes y lujosos banquetes. Con las mujeres a la cabeza el pueblo marchó al Palacio de Versalles. ¿Por qué protestaban? Entre una de las causas, por hambre. «Entonces que coman Pasteles» respondió María Antonieta. El hashtag de twitter reflejaba la denuncia a una clase dominante que vive como si estuviera en Versalles, un gran Palacio de lujos mientras el pueblo vive el hambre, desempleo, miseria.

Y en Chile estamos transitando a una catástrofe donde el gobierno es responsable.

La crisis sanitaria se agrava, el gobierno perdió el control de toda la trazabilidad de contagiados y la expansión del virus esta agravando las condiciones de vida de la clase trabajadora y los sectores populares. Todo producto de la desidia de este gobierno que ha privilegiado las ganancias empresariales y ahora nos expone a la muerte. Los hospitales están en colapso. La estrategia de contagio progresivo (inmunidad del rebaño) y cuarentenas dinámicas fue un desastre. El “retorno seguro” y la «nueva normalidad» llevó a perder “la curva”. El escándalo rebelado por CIPER sobre las muertes no contabilizadas fue la gota que colmó el vaso y empujó la salida de Mañalich, cambiado por Enrique Paris que busca «dialogar» mientras continúa la vieja estrategia.

Hoy ya son más de 250.000 contagiados, pasamos a Italia. Estamos en el top ten del mundo entre los contagiados por millón de habitantes. Y en las muertes, no son 4.500, sino más de 7.000, y las pone el pueblo, no los ricos. ¿Qué se viene? Según varios autores de Ciper: “Debemos admitir, con dolor, que el escenario que enfrenta Chile hoy es mucho peor que el de España, Italia o Suecia. Si no enmendamos el rumbo, la post-pandemia se parecerá a las imágenes traumáticas de Talcahuano después del 27F pero a través de todo el país y por un largo período de tiempo.”. El asunto no pinta nada bien.

Socialmente, millones están al borde de la pobreza sino ya directamente en ella. Las protestas por el hambre en El Bosque y otros lugares que observamos a fines de mayo, activaron un operativo de todo el régimen (gobierno, oposición, alcaldes) para entregar cajas de alimento para contener una escalada de protestas. Ahora llegaron a un rápido «acuerdo nacional» (una nueva cocina) para un nuevo IFE (ingreso familiar de emergencia) pero siempre al hilo de “línea de la pobreza”, pues lo que quieren evitar a toda costa lo que llaman como un “estallido social 2.0”. El acuerdo busca «estabilizar» dando un poco mas de dinero, pero no resuelve la crisis estructural.

¿Y a los trabajadores? El ataque más grave en las últimas décadas del capital sobre el trabajo, quizá desde la dictadura. Con la nueva cocina, consolidan la ley de destrucción del empleo: los empresarios no pagan salarios y cada trabajador asume el ingreso de su propio fondo del seguro de cesantía, y serán ingresos sólo del 55% al que tenían. Según JP Morgan el desempleo oculto es de casi 20% porque hay desempleo “en las sombras”, tanto por suspensiones como por gente no contada como “desocupada” porque no busca trabaja cuando hay pandemia. Y la destrucción de empleo también será del sector público. El proyecto “base 0” para los presupuestos públicos de los años que vienen implicarán un enorme ajuste fiscal que significará decenas de miles de despidos (cortando por el hilo más delgado de funcionarios a honorarios y a contrata) tanto en la administración como en planes sociales, educación, salud y un recorte de presupuesto para los servicios sociales.

Las empresas y en particular las grandes (y también las gigantes) recibirán más de 8.000 millones de dólares del nuevo «acuerdo» con fondos de liquidez del Estado y un “subsidio al empleo” para que el propio Estado pague los salarios para “incentivar” que contraten cuando pase la pandemia. Y por si no fuera poco, este régimen endeudará al Estado para que las actuales y futuras generaciones paguen esa factura.

En Chile por ahora se ha contenido la irrupción de lucha de clases aguda y el Estado busca fortalecerse con medidas cada vez más autoritarias y represivas. Aunque Piñera haya recuperado una base social “derechista”, se están cociendo contradicciones muy profundas y el 70% que lo rechaza tiene más odio y descontento, y por abajo se activan redes de solidaridad. Venimos de una rebelión profunda anterior a la pandemia que no pasará en vano.

La clase dominante chilena viven en su propio Versalles, de los reyes y las reinas, de los duques y caballeros, del palacio y los lujos, mientras el pueblo pasa por una crisis terrible. Por eso en las redes le compararon con María Antonieta y Luis XIV. Ya en Octubre Cecilia Morel también había sido comparada con la reina cuando se filtró el audio donde hablaba asustada de la revuelta como una invasión alienígena, y tendrían que compartir sus privilegios. Pero en Francia, hubo un momento que el pueblo no aguantó más a esos reyes. El 21 de enero de 1793 Luis XIV fue guillotinado en París en la Plaza de la Revolución. 16 de octubre del mismo año será ejecutada María Antonieta. Esa historia que liquidó al viejo régimen intentó borrarse (más aún a los jacobinos, sobre los cuales no se ahorró tinta en falsificaciones). Se trató de una Gran Revolución.

La crisis ha desnudado el Chile verdadero, aquel donde aquellos del Palacio de Versalles llamado La Moneda y de sus mansiones de la zona oriente son lujos que parecieran realmente otro mundo: el Chile profundo donde las mayorías trabajadoras viven sin llegar a fin de mes, donde el 70% está con una deuda enorme, donde las abuelas y abuelos jubilan con pensiones de miseria, donde caer en una desgracia significa irse inmediatamente a la pobreza, donde la salud expone a millones a la muerte en listas de espera, y ahora donde son los pobres quienes ponen las muertes mientras los responsables van totalmente impunes y se siguen enriqueciendo con nuestras vidas. Como se muestra en las mineras, donde siguen ganando millones mientras expanden el contagio y colapsan los sistemas sanitarios todo para seguir ganando.

En este Chile, los Piñera tienen el apoyo de empresarios y del régimen político, de los partidos e instituciones, y más allá de las disputas parciales, el apoyo de la Concertación y parte del FA. También las burocracias de las grandes organizaciones de masas como la CUT-PC que mantienen una tregua y paralizan la acción de la clase trabajadora. Hoy, con más autoritarismo y represión, los versalleses chilenos quieren hacernos pagar la crisis. La disyuntiva es quién la paga, si ellos o nosotros, si los grandes empresarios y sus versalleses, o el pueblo trabajador.

Hoy, es momento de preparar activamente la lucha para organizar amplios sectores impulsando la coordinación como esta semana hicieron desde el Comité de Salud y Seguridad del Hospital Barros Luco, para dar la lucha contra los ataques y enfrentar la crisis con un plan desde las y los trabajadores porque si se ponen de pie puede cambiar todo, a diferencia de las burocracias de la CUT y organizaciones de masas que paralizan la actividad de los trabajadores manteniendo la tregua con el gobierno criminal. Una lucha para que la crisis la paguen los grandes empresarios, que ataque a las multinacionales saqueadoras partiendo por nacionalizar los principales recursos estratégicos, bajo gestión de trabajadores para que sus enormes recursos sean puestos en beneficio de toda la sociedad y no de las ganancias capitalistas. Preparar la pelea para que la crisis la paguen ellos, para que se vaya Piñera y en las calles imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana contra todo este régimen heredero de Pinochet, retomando el camino del 12 de noviembre de la huelga general y la movilización.

http://www.laizquierdadiario.cl/Pablo-Torres