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Pedro Reyes: el absurdo, la calle y la cultura

Fuentes: El diario.es

Las primeras imágenes que se recuerdan en Huelva de Pedro Reyes, que este miércoles ha fallecido en Valencia a los 53 años de edad, es la de un joven de pelo largo junto a otro (Pablo Carbonell) pasando la gorra en la calle Concepción para ganarse unas pesetas en la España de principios de los […]

Las primeras imágenes que se recuerdan en Huelva de Pedro Reyes, que este miércoles ha fallecido en Valencia a los 53 años de edad, es la de un joven de pelo largo junto a otro (Pablo Carbonell) pasando la gorra en la calle Concepción para ganarse unas pesetas en la España de principios de los 80. Los dos habían decidido vivir del humor absurdo –
mezclado con música a veces-, y en la misma calle se fueron labrando su vida artística, que luego les separó solo físicamente, porque la complicidad entre ambos nunca se perdió.

Pedro Reyes era un onubense nacido en Tánger. Su madre sí nació en Huelva, y allí vivió y formó sus primeras creaciones artísticas. Con su sentido del humor absurdo le fue muy difícil abrirse camino en un mundillo de cuentachistes tradicionales. Pero Pedro jamás contaba chistes, sino que enlazaba historias de forma inverosímil, y por eso hizo famosas historias como la de aquella vaca que se terminaba enamorando.

Con una mente de la que continuamente bullían las ideas, en 1977 creó en Huelva el grupo Centuria. Ahí tuvo su primer contacto artístico con Pablo Carbonell. Tal era la complicidad entre ambos que en 1980, ya en Sevilla, se establecieron en una sala de la calle Betis para actuar con el nombre de «Pedro y Pablo». Fue en ese ambiente donde conocieron a otro de sus referentes, la actriz Loles León.

Lo descubrió Rosana Torres

Tan sólo llevaban dos años de actuaciones en Sevilla cuando la capital hispalense se les quedó pequeña. Sin trabajo fijo se marcharon a Madrid. Se sentaban en cualquier esquina del parque del Retiro y allí pasaban la gorra tras sus actuaciones. La casualidad quiso que una de las personas que vio su actuación callejera fuese Rosana Torres, que entonces presentaba en Televisión Española «El carro de la farsa». Se acercó a ellos y les propuso trabajar en la tele. Así de fácil, y de difícil a la vez.

Con 22 años, el joven onubense que «mendigaba» unas pesetas en un parque tras ofrecer su actuación dio un salto inesperado, ya que fue entrar en Televisión Española y conocer a Olvido Gara. Alaska quedó tan impresionada con el joven Reyes que le dio una sección fija en su programa, «La Bola de Cristal». Tuvo el sabor agridulce de que Pablo Carbonell y él inciaron caminos separados, ya que él se mantuvo en la tele, mientras que su compañero daba forma a una idea en forma de grupo musical, al que llamó «Los toreros muertos».

Ya en solitario, Pedro Reyes entró en contacto con Beatriz Santana y Luis Merlo. Ambos presentaban «Pero,¿esto qué es?», un contenedor televisivo en el que lo mismo se contaban anécdotas absurdas inventadas por Reyes que actuaban en directo Paul McCartney y Phil Collins. No había cumplido los 30 años y sus sueños se habían cumplido: trabajaba en lo que le gustaba, era respetado por sus colegas, y continuamente le llegaban ofertas para hacer cosas nuevas.

Con el paso de los años, el mundo del humor se unió en torno a él. Paco Aguilar o Manolo de Vega trabajaron con él en «No te rías que es peor», producido por Josep María Mainat y Toni Cruz. Se trataba de hacer reír a la hora del almuerzo. Se grababan varios programas en dos-tres días, con lo que seguía teniendo tiempo para escribir. Y es que, aunque al escucharlo daba la impresión de que todo en él era improvisación, tras cada actuación había sesudas reuniones con él mismo para pulir los guiones todo lo posible. A pesar de su aspecto y su faceta más conocida, era un intelectual. Paradojas de la vida.

Entre sus obras, estuvo «El niño pollo», cortometraje vendido a cinco países y emitido en Canal Plus, o la obras de teatro «Las Hermanas Wuachosky» y «Sapore di Amore». Ambas obras las escribió y las dirigió. En la actualidad, estaba triunfando en el Teatro Alameda de Málaga con la obra «Taxi», dirigida por Josema Yuste y en la que también compartía papel de jueves a domingo con Felisuco, Esther del Prado, Diana Lázaro y Javier Losán.

Nunca perdió sus raíces onubenses, y entre los trabajos que realizaba alternando con esta obra estaba «Vaya par de tres», en la que compartía escenario con el también onubense Marcos Arizmendi.

Cuando se quitaba el traje de actor aparecía el Pedro Reyes reivindicativo, que la última vez que habló con eldiario.es/andalucia, el 19 de octubre de 2013, se mostró muy crítico con los recortes, para asegurar que «discutir si la cultura es necesaria es de necios». Lamentaba que en España «no hay consenso, porque en cualquier otro país habría consenso sobre la cultura y su importancia, como en Francia. Ahora, el PP entiende que la cultura está en manos del PSOE y hay que atacarla, y es entretenimiento, pero debatir si la cultura es cultura es de necios, y de gente con mucho complejos».

Con esa premisa, vivió y actuó. Defender la cultura era su razón de ser, y hacer reír era su pasión. Ahora, Youtube dará testimonio indeleble de la obra de un hombre que quiso que nadie se quedase sin reír al menos un rato durante el día. Y, desde luego, lo consiguió.