Una hermosa idea, magníficamente expuesta por el autor, merece abrir este reseña forzosamente injusta por breve: “La inteligencia de un individuo… no se mide por las certezas, sino, como decía Kant, por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar”.
Para ayuda (y fortuna) de muchos de sus lectores que no somos economistas, Juan Torres López [JTL] sigue cultivando una arista político-educativa de gran interés cívico: la divulgación seria al alcance de todos los públicos con ganas de aprender y tomar consciencia de la situación. En este caso, JTL intenta demostrar cómo las autoridades económicas se equivocaron dos veces: se equivocaron y no supieron darse cuenta de lo que realmente estaba sucediendo con las subidas de precios que comenzaron a producirse a lo largo de 2021, antes de la guerra de Ucrania, la concibieron como una cosa muy pasajera que no iba a tener ninguna importancia y la siguieron tratando como si fuera un fenómeno de demanda (y no lo era: tenía “que ver con la pandemia, con el bloqueo de los canales de aprovisionamiento, con la falta de competencia de las empresas, con el poder de mercado de estas, con los costes asociados al cambio climático, con la especulación financiera…”) y más tarde, cuando ya no podían negar que la inflación se había desatado, volvieron a equivocarse a la hora de darle respuesta.
Componen Más difícil todavía una introducción, cinco capítulos y la bibliografía (hubiera sido útil un índice analítico). Les copio los títulos: 1. Introducción. Una crisis detrás de otra y cada una más complicada que la anterior: una economía de vértigo. 2. ¿Qué está ocurriendo en la economía mundial? 3. Errores de la teoría convencional y de los bancos centrales sobre la naturaleza de la inflación y sus remedios. 4. Las causas reales de la inflación actual (especialmente recomendable). 5. Lo que hay detrás de la inflación actual: cinco problemas con tendencia insostenible (ibidem). 6. Riesgo de colapso sin respuestas de cambio efectivas o viables.
El subtítulo de este nuevo (y excelente) libro del gran economista granadino de izquierdas, que no necesita presentación, recoge una de sus ideas centrales: “Esta no es una crisis cualquiera: la economía mundial puede colapsar y debemos prepararnos para ello”. Su tesis: “quienes toman las grandes decisiones económicas se están equivocando una vez más a la hora de prevenir los problemas, de reconocer su naturaleza y, como consecuencia de ello, cuando toman decisiones para tratar de resolverlos”.
JTL señala que su libro “pretende analizar y explicar qué está sucediendo en la economía mundial, y no queda más remedio que hacerlo al mismo que se escribe”. Todo un reto. Pero, señala, “vale la pena asumir el riesgo y afrontar sobre la marcha el análisis de lo que está sucediendo” por tres razones principales:
1ª. JTL tiene la convicción de que no estamos ante un simple incidente de los mercados, “sino ante una crisis económica que puede tener una gravedad inusitada por su naturaleza novedosa, por la probabilidad de que dé lugar a un fallo sistémico, a un verdadero colapso, si no recibe tratamiento adecuado”, y porque, además, “se produce en un contexto geopolítico y estratégico cargado de amenazadas y peligros”.
2ª. El autor de Econofakes asume el riesgo de analizar la economía mundial sobre la marcha, sin red, porque “con este libro no pretendo proporcionar necesariamente certidumbres, sino más bien dudas, otras luces, nuevos enfoques y distintas perspectivas de análisis”. No se trata de pontificar ni de asegurar sino de “abrir las ventanas al pensamiento crítico y al saber que se aleja del simplismo y la linealidad que tan a menudo predomina en el análisis de los asuntos económicos”.
3ª. Una convicción más fuerte que la seguridad intelectual mueve a JTL a arriesgarse a escribir un libro sobre fenómenos que no han terminado de perfilarse. La siguiente: “creo que tener buena información, dudar y pensar con nuestra propia cabeza es la mejor forma de estar preparado para hacer frente a una crisis económica que, directa o indirectamente, y de un modo u otro, siempre nos afecta a todas las personas”. Solo la ciudadanía que conocemos bien lo que ocurre a nuestro alrededor podremos estar en condiciones no solo de protegernos, “sino de influir con acierto y eficacia en el curso de los acontecimientos”, algo que el autor considera esencial para poder vivir con auténtica libertad y democracia.
En los cinco primeros capítulos, recojo un resumen del propio autor, se exponen tres tesis principales: 1. La economía mundial “no sufre en la actualidad un simple problema de subida de precios, aun aceptando que éste sea importante y que pueda alargarse en el tiempo, algo que ni siquiera es seguro que se produzca”. 2. Esa subida de precios que estamos sufriendo, sobre todos los sectores más vulnerables, “no está causada solamente por los factores monetarios y coyunturales que señalan y a los que pretenden dar respuestas los responsables de la política económica y los economistas más convencionales”. 3. El peligro que amenaza realmente la economía mundial “radica en que, detrás de la inflación actual, hay cinco grandes problemas con tendencia insostenible”. Los siguientes: La Gran recesión, la COVID-19 y la guerra de Ucrania (que no han sido cisnes negros); el cambio climático; las finanzas que devoran el capital productivo; la globalización ineficiente ante los stocks y el riesgo en aumento; el crecimiento explosivo de la deuda pública y privada si no cambia la lógica del sistema. “Peligrosos cada uno de ellos por su lado, pero mucho más si… desencadenan al mismo tiempo sus efectos”.
En el último capítulo, JTL plantea dos problemas adicionales: 1. ¿Qué consecuencias que puede tener la conjunción de problemas estructurales entrelazados en un sistema complejo, como es el de la economía actual? 2. ¿Podría volver a ocurrir lo que ya sucedió en el siglo XX, “cuando la crisis del petróleo de 1973 sirvió de espoleta para desencadenar un cambio de rumbo radical, impulsando a la “revolución conservadora” que respondió a la crisis estructural que había detrás de la inflación de aquel momento”?
No se olvida JTL, por supuesto que no, de la clásica consideración leninista sobre el qué hacer. Quizá, señala, la tarea que haya que emprender para contribuir a poner en marcha un proyecto de cambio frente al caos económico y social que se avecina sea también triple: ayudar a recuperar los rebaños con buena información e inteligencia; hacer todo lo posible para entendernos en algún tipo de lengua franca, como por ejemplo la basada en imperativos éticos de mínimos y esenciales para garantizarnos mutuamente el buen vivir y hacer el bien; y recomponer las tribus aceptando la diversidad como lo que es, un valor que nos enriquece y nos hace auténticos seres humanos, es decir, renunciando al totalitarismo y combatiendo con más libertad efectiva y con democracia más auténtica, plenamente inclusiva y deliberante.
Cierro con una declaración del propio autor: “soy optimista por naturaleza y por profesión. Estudio la realidad que tengo a mi alrededor y compruebo que la humanidad es capaz de salir adelante. Y que somos capaces de mejorar la vida de los seres humanos, de resolver los conflictos de maneras pacíficas, de crear riqueza, de avanzar en la justicia… La prueba es que comparemos situaciones de ahora con las de decenios o centurias anteriores. Sin perjuicio de observar al mismo tiempo que ese cambio ni es perfecto, ni suficiente, ni definitivo. Pero es evidente que los seres humanos somos capaces de cambiarnos a nosotros mismos y a nuestros entornos. Con dificultad. Con pasos atrás. Con errores… Yo soy optimista por naturaleza porque elijo serlo. Otra cosa es, como decía Saramago, que “no es que yo sea pesimista, es que el mundo es pésimo”.
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