De la contraportada del libro: “Cada cierto tiempo, reaparece la teoría de que el fascismo se extingue en 1945. Sin embargo, algunos movimientos que se han venido sucediendo desde entonces y las noticias que escuchamos a diario deberían ser más que suficientes para convencernos de la vacuidad de esta suposición. Al fin y al cabo, las principales fuerzas políticas del siglo XX, ya sea a la izquierda o a la derecha, bajo las mismas o nuevas siglas, siguen vivas. La partida, pues, sigue abierta”. Más allá de los matices no menores que cabe introducir en la anterior observación, la partida, efectivamente, sigue abierta… aunque la izquierda actual no esté en las mejores condiciones para el inacabado combate.
Un apunte (absolutamente innecesario) sobre el autor: Luciano Canfora (n. 1942) es profesor emérito de la Universidad de Bari y uno de los historiadores más reconocidos en Italia e internacionalmente (también en nuestro país). Dirige la revista Quaderni di storia y es colaborador del Corriere della Sera y otros medios. Autor prolífico, ha publicado hasta el momento más de una treintena de libros. Entre sus traducciones más recientes a nuestro idioma: La historia falsa (2014), 1914 (2014), Libro y libertad (2017) y La máscara democrática de la oligarquía (2020).
Lo esencial de esta reseña: Brecht nos enseñó a conocer la bondad de los seres humanos: los buenos hombres (también las mujeres, por supuesto) se conocen en que resultan mejor cuando los conocemos. ¿Qué pasa con los libros?, ¿cuándo un libro es un buen libro? Los buenos libros, aunque sean breves como es el caso que comentamos, se conocen en que resultan más apasionantes de lo que habíamos imaginado cuando los leemos, meditamos y estudiamos. El fascismo nunca ha estado muerto es un buen ejemplo de estos libros que valen la pena leer (y releer). Muchas excelentes lecciones de historia nos regala el autor en su cuidada y asequible argumentación.

Componen este libro de Canfora, uno de los grandes intelectuales italianos y europeos del XX y el XXI, una presentación (“Para entrar en el tema”; abre así: “A los nazis no nos gusta esta mierda”, así se expresaba sobre los judíos el ministro de Economía del gobierno finlandés neoatlántico Wille Rydman (Corriere della Sera, 31 de julio de 2023, p.13)”), nueve capítulos y un apéndice (el programa fundacional, firmado por Mussolini -…»líder político al que el Movimiento Social de Italia le debe en cierto modo su propia existencia»- de los Fasci di Combattimento en las tiradas del 30 de marzo y el 6 de junio de 1919). Los nueve capítulos: 1. El núcleo. 2. Las tres caras del fascismo. 3. Consultar el atlas. 4. El caso alemán. 5. La parábola de Mussolini. 6. Cassius. 7. Preguntas fundamentales. 8. Neofascistas, fascistas y fascistas “atlantistas”. 9. Conclusiones.
Canfora, se señala en la solapa interior del libro, “traza la la historia contemporánea del fascismo obteniendo una definición operativa del mismo que le permite, a su vez exponer las concomitancias del fenómeno fascista prebélico y el posfascismo actual, el latente y el manifiesto”. Solemos pensar, se añade, “en el fascismo como una suerte de reacción antimoderna, contraria a los valores de la Ilustración, al modo que lo expuso Umberto Eco bajo el concepto de ur-fascismo, si bien Canfora, fiel a la lección de Gramsci, lo presenta como el mal endémico de la sociedad de masas, el virus arraigado en la historia moderna de Occidente. Su origen determina su esencia: el supremacismo racial subyacente al colonialismo. Hoy prospera en las sociedades debilitadas por la globalización y aspira incluso a la hegemonía cultural” [el subrayado es mío].
Algunas de las consideraciones del autor, para abrir su apetito lector que, seguramente, ya está muy en disposición:
1. “Por lo tanto, es legítimo alarmarse cuando se repiten los siguientes comportamientos: intimidar a partidos contrarios con acusaciones inverosímiles o a opositores individuales con aluviones de querellas, deslegitimar los órganos de control, demonizar a gobiernos anteriores anunciando “comisiones de investigación” de manera constante, monopolizar la información (generando disposición a la autocensura), proyectando la posibilidad de derribar el orden constitucional. Se trata de un sistema de autoridad que podría definirse como “reacccionarismo capilar de masas”, que gira en torno a clases medias empobrecidas, antipolíticas y vagamente xenófobas” (p. 24).
2. “La excelente relación entre el fascismo -Musolini personalmente- con los líderes estadounidenses está ampliamente documentada en el libro de Ennio Caretto, Quando l’America si innamorò di Mussolini. Mucho más significativa que el entusiasmo del joven John Kennedy por el fascismo como régimen apropiado para Italia es la excelente relación entre Roosevelt y Mussolini desde que, en septiembre de 1932, Mussolini intuyó que Roosevelt ganaría las elecciones y llegaría a ser presidente. Mussolini recibió a continuación a Elmer Langworthy, oficial naval y emisario personal de Roosevelt, entonces candidato, y “le recomendó la tercera vía italiana (es decir, la economía corporativa) entre capitalismo y comunismo”. Las valoraciones positiva del New Deal fueron frecuentes en el periódico del Duce, Il Popolo d’Italia” (p. 49).
3. “Mientras tanto, la izquierda, después de haberse dotado de un fantasma ideológico-geográfico (“el europeísmo”), se ha revelado incapaz frente a los problemas más acuciantes del momento actual: las crecientes desigualdades (que estallan en peculiaridades estrictamente nacionales de cada país), así como la gran migración que, desde muchos afligidos, se dirige hacia las zonas ricas del planeta.
Ha predicado mucho, pero cayó víctima de la inanidad de ese fantasma y de los egoísmos internos del beato continente. Un ejemplo destacado: el Tratado de Dublín, que enfrenta a los países europeos entre sí. La Unión (?) Europea discute ahora sobre las “cuotas” -palabra insultante- de desgraciados que deben ser arrojados de un país a otro. Está dividido entre “endeudados” y “frugales”, entre xenófobos y predicadores, entre aislamófobos y “cosmopolitas alejados de la contienda” (pocos y cómodamente influyentes), y la lista continua.
Toda la salud para las fuerzas políticas que hacen fortuna con el lema de impacto seguro: “¡Los italianos primero!” (¡y los inmigrantes a Tirana!)” (p. 79).
Por si hubiera alguna duda de la UE realmente existente y de los estrechos límites de la “democracia” realmente existente, con estas palabras cierra Canfora este libro que merece lectura, estudio y recomendación:
“En su primer discurso parlamentario (21 de junio de 1921), el mismo líder [Mussolini] formuló una consideración crítica hacia la abstracción internacionalista de los socialistas: “Negamos su internacionalismo porque es un bien de lujo que solo puede ser practicado por las clases altas, mientras que el pueblo queda desesperadamente atado a su tierra.” La forma en que se aplica este internacionalismo de las clases altas fue descrita recientemente de modo elocuente por el expresidente de la conferencia L’Italia s’è destra (4 de agosto de 2023): “Si un gobierno no obedece a la UE, cae al cabo de dos semanas”. ¿Tomamos nota?
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