Nosotros, ciudadanas y ciudadanos de la República Bolivariana de Venezuela que confluimos en el ejercicio cotidiano de la Comunicación Social en sus más amplias formas, desde el periodismo en medios de comunicación públicos, privados, alternativos y comunitarios y la producción nacional independiente, hasta la comunicación popular de calle, incluyendo la comunicación institucional, el reporterismo y […]
Nosotros, ciudadanas y ciudadanos de la República Bolivariana de Venezuela que confluimos en el ejercicio cotidiano de la Comunicación Social en sus más amplias formas, desde el periodismo en medios de comunicación públicos, privados, alternativos y comunitarios y la producción nacional independiente, hasta la comunicación popular de calle, incluyendo la comunicación institucional, el reporterismo y el diseño gráfico, el documentalismo, la docencia y la investigación, entre otras, hemos decidido dar un paso al frente en esta hora para ratificar nuestro compromiso con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y con la Revolución -lógicamente también Bolivariana- que le dio origen, sentido y propósito.
Recordamos al mundo y a nuestro amado pueblo, al que nos debemos antes que a nada, el contenido del artículo 1 constitucional, que reza así:
Artículo 1. La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador.
Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional.
Abrazados y abrazadas a este arte artículo, y al resto de la letra y espíritu de nuestra hermosa Constitución Bolivariana, rechazamos tajantemente las operaciones belicistas que desde el poder político, económico, comunicacional y militar de Estados Unidos vienen desplegándose para tratar de impedir la estabilización económica de Venezuela, el desarrollo de sus políticas de inclusión y justicia social y la construcción de la democracia participativa y protagónica propia del socialismo bolivariano por el cual consumió su vida el Comandante Hugo Chávez.
El imperialismo estadounidense atraviesa una grave crisis, que está a ojos vista. Los sectores más atrasados pugnan porque, en lugar de dedicarse a resolver sus propios problemas, la nueva Administración de Estados Unidos distraiga esfuerzos involucrándose con los sectores más violentos de la contrarrevolución interna, en un proceso de desestabilización de impredecibles consecuencias para América Latina. No habrá muro capaz de frenar los efectos devastadores del conflicto de grandes proporciones al que están jugando.
De esta línea belicista han sido abanderados poderosos monopolios en el campo de la comunicación globalizada, estrechamente ligados al negocio de la guerra y a los jugosos contratos de reconstrucción que reciben como recompensa tras los bombardeos que ellos mismos fomentan, como muestran los casos de Iraq, Afganistán y Libia.
Estos poderes globalizados utilizan sus conexiones y capacidad de influencia en ciertas capas de la llamada opinión pública mundial para allanar el camino y crear condiciones políticas y psicológicas para la concreción de agresiones bélicas imperialistas, disfrazadas de intervenciones humanitarias en defensa de la democracia y la libertad, que una vez ejecutadas siembran muerte y destrucción indiscriminada en la población local, incluyendo aquellas franjas de esa población en las cuales previamente han cosechado simpatías hacia el espejismo intervencionista. Nadie queda a salvo.
En el caso de Venezuela, la estrategia belicista ha tenido como eje las transmisiones de la corporación estadounidense CNN en Español, que desde hace mucho tiempo abandonó sin pudor alguno la pose de medio de comunicación imparcial para asumirse abiertamente como un aparato de propaganda de guerra contra Venezuela y contra todos los pueblos de América Latina que han convergido en la construcción de un camino propio e independiente para la solución de sus problemas, desatándose de los amarres del neocolonialismo y el neoliberalismo.
El 6 de febrero del presente año la referida televisora transmitió un supuesto reportaje creado con falsa información y sin pruebas reales con el objetivo de posicionar la matriz de opinión en el mundo que el Gobierno venezolano suministra pasaportes falsificados a miembros de células terroristas.
Este falso reportaje no fue producto de la casualidad. Está concatenado con una serie de eventos concebidos para crear condiciones políticas y bélicas para una posible intervención estadounidense en Venezuela.
El 10 de febrero el republicano Marco Rubio, del sector más furibundo de la derecha estadounidense, presentó ante el Senado el falso reportaje como supuesta prueba de la vinculación de Venezuela con células terroristas.
El 13 de febrero el Departamento del Tesoro vinculó abiertamente al Vicepresidente Ejecutivo de Venezuela, Tareck El Aissamí, con el negocio de las drogas, presentándolo como un «narcotraficante especialmente designado» y dictando una serie de medidas sancionatorias en su contra sin molestarse en presentar pruebas de sus graves señalamientos.
Las medidas del Departamento del Tesoro desataron un festival de acusaciones contra El Aisamí a través de la maquinaria mediática, que lo pinta como jefe de carteles de droga en Colombia y enlace con terroristas de países árabes.
Después se sabría, por boca del propio Vicepresidente de Venezuela, que las acusaciones tienen como base el falso reportaje de CNN en Español y el supuesto testimonio de los mismos capos colombianos de la droga que él capturó y extraditó a Estados Unidos durante los cuatro años en que acompañó al presidente Hugo Chávez como Ministro de Interior y Justicia.
Del falso reportaje de CNN en Español sobre los pasaportes venezolanos supuestamente suministrados a terroristas árabes resalta el papel del venezolano Misael López, ex funcionario de la embajada de Venezuela en IRAK, vinculado sentimentalmente a EQUIS Argotti, abogada de la dirigente del grupo extremista Voluntad Popular y esposa de Leopoldo López, Lilian Tintori.
La credibilidad del supuesto testigo estrella de CNN quedó demolida cuando la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, mostró en rueda de prensa pruebas que incriminan a Misael López en delitos en acoso sexual, usurpación de identidad y viajes no autorizados a distintas capitales durante el tiempo en que estuvo infiltrado como funcionario del servicio diplomático venezolano. Sus fotos con la abogada de Tintori no dejan lugar a dudas sobre las motivaciones políticas de sus temerarias elucubraciones.
El 16 de febrero, Lilian Tintori apareció en la Casa Blanca al lado del presidente Donald Trump, de la mano del principal propalador de las infamias contra El Aissamí, Marco Rubio. Ese día Trump publicó un tuit con la foto donde pide la «liberación inmediata» de López, cabecilla de los hechos violentos que costaron 49 muertos, centenares de heridos y cuantiosos daños materiales a Venezuela en febrero de 2014.
Todo forma parte de una programación macabra, dirigida por los sectores más recalcitrantes de la derecha estadounidense para forzar al Presidente Trump a adoptar una posición beligerante contra el gobierno revolucionario del presidente Nicolás Maduro, en continuación de la fracasada política intervencionista de Bush y Obama.
No es primera vez que el imperialismo estadounidense despliega su aparato internacional de propaganda para justificar la violación de la soberanía de los pueblos. Recordemos Vietnam, Irak, Libia y Siria por decir algunos casos. Tampoco olvidemos la participación de este mismo Gobierno con el narcotráfico para financiar grupos terroristas como fue reconocido por sus propias autoridades en Centroamérica.
En el caso venezolano, estas agresiones están ambientadas por un bloqueo financiero y prácticas de guerra económica contra la Patria de Bolívar, que han causado graves heridas a las familias de Venezuela, víctimas del desabastecimiento y la especulación, a pesar de las cuales no han logrado doblegar al pueblo venezolano.
Los constantes mensajes mediáticos transmitidos por CNN en su forma y en su fondo, no han sido sino una permanente exposición y reivindicación de anti-valores, crimen y muerte; que insertan en la mente del televidente, como naturales, los procedimientos de violencia y agresión.
CNN lleva a cabo desde que se instaura la Revolución Bolivariana en Venezuela, una repetida e insistente retórica de violencia en ejecución de una guerra comunicacional y mediática, como parte de una guerra más amplia: la Guerra No Convencional, para engañar al ciudadano venezolano con falacias, falsedades e imágenes manipuladas; y ablandar y modificar su convicción de paz y de apego a procedimientos democráticos; para inducir a comportamientos de guerra, de violencia y de odio que son, además, contrarios a nuestra cultura e idiosincrasia de Paz y Convivencia entre hermanos de la Patria Grande, y que propone y difunde imágenes negativas hacia las hermanas y hermanos de otras naciones y latitudes.
CNN decidió involucrarse en una olla periodística «en exclusiva» al darle credibilidad, sin investigación periodística y sin contrastar fuentes, a un presunto testigo cuyo compromiso con la verdad está en entredicho, de una inexistente operación de naturaleza tal que pudo comprometer la responsabilidad internacional de la República Bolivariana de Venezuela y su tradición de paz frente a la comunidad internacional. CNN publicó y transmitió la falaz noticia hasta el cansancio exponiendo a la patria venezolana a ser sujeto de acciones tanto de repudio como de represalias y de guerra.
CNN ejecuta estas actividades de guerra comunicacional en su condición de portavoz de los intereses geopolíticos y económicos de los Estados Unidos en nuestro país y de los sectores más reaccionarios de ese país.
Nosotros, comunicadores y comunicadoras de la Patria, nos pronunciamos vehementemente contra todas las formas de agresión desplegadas por el imperialismo, incluida la agresión mediática que suele preceder la propiamente bélica.
Rechazamos el uso de las poderosas corporaciones internacionales de medios como instrumentos de propaganda de guerra, poniéndolas al servicio de la conflagración, la muerte y la destrucción.
Resaltamos el hecho de que durante los años de Revolución Bolivariana, desde 1999 hasta nuestros días, la comunicación social ha experimentado una vertiginosa expansión tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo.
El pueblo ha desarrollado y ejercicio sus derechos comunicacionales como pueblo comunicador y ha desarrollado una envidiable capacidad para la lectura crítica de los medios. Desde entonces han florecido al menos 332 medios alternativos y comunitarios, 444 privados y 27 públicos.
Reivindicamos el carácter libertario de la Revolución Bolivariana y apostamos a una expansión del Derecho a la Información de todo el pueblo venezolano, en los términos consagrados en los artículos 57 y 58 de nuestra Constitución Bolivariana:
Reivindicamos, así mismo, el derecho soberano de todas las naciones, y en especial de nuestra amada Venezuela, a defenderse de agresiones que desvirtuando el derecho a la información amenacen seriamente los DDHH de su pueblo, la soberanía, la independencia y la autodeterminación.
Invocamos la solidaridad de los pueblos del mundo para que, desoyendo la gigantesca e inescrupulosa campaña internacional contra Venezuela, se ayuden a sí mismos desnudando el carácter belicista e injerencista de la maquinaria de propaganda de guerra activada contra nuestra patria.
Chávez Vive, La Patria sigue!!!
* Firman periodistas, comunicadores populares venezolanos y activistas de la solidaridad internacional con Venezuela.
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