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Perspectivas económicas para el 2016

Fuentes: Rebelión

Para entender la economía capitalista es fundamental atender a ciertos números, entre los cuales hay algunos especialmente importantes, por ejemplo las ganancias empresariales, los ingresos de los asalariados y el desempleo. El cuadro anexo presenta datos del cambio anual de estas tres variables en EEUU desde 1981 hasta el año pasado. Cada número en las […]

Para entender la economía capitalista es fundamental atender a ciertos números, entre los cuales hay algunos especialmente importantes, por ejemplo las ganancias empresariales, los ingresos de los asalariados y el desempleo. El cuadro anexo presenta datos del cambio anual de estas tres variables en EEUU desde 1981 hasta el año pasado. Cada número en las columnas de salarios y ganancias representa el aumento porcentual del total de esa variable en el año correspondiente. Así en 1981 la masa salarial total creció 0,6% comparada con 1980, mientras que la masa de ganancias empresariales creció 5,8%, ambas masas medidas en lo que en la jerga económica se denomina «términos reales», es decir, descontando la inflación. En cuanto a la columna de desempleo, lo que consta ahí es el aumento del desempleo medido en puntos porcentuales. Así el 0,5 de 1981 indica que la tasa de desempleo aumentó ese año 0,5 puntos porcentuales (en concreto, la tasa de paro fue 7,1% en 1980 y 7,6% en 1981, el 0,5 que muestra el cuadro es la diferencia entre las tasas de esos dos años).

Las cifras muestran varios periodos de crisis económica en los que el desempleo sube (el cambio anual es positivo) y los salarios bajan (el cambio anual es negativo). Eso es especialmente evidente a comienzos de los ochenta, los noventa, la década del 2000 y luego otra vez en el 2008. Pero cada crisis suele estar precedida por una reducción de la rentabilidad empresarial, que se manifiesta por un cambio porcentual negativo de las ganancias. Luego en un año o dos, a veces en el mismo año, comienzan a disminuir los salarios y aumentar el desempleo. Así por ejemplo en 1989 y 1990 las ganancias se contrajeron 6,6% y 5,3%, respectivamente, y en 1991 se contrajeron los salarios y aumentó el desempleo, que había estado disminuyendo en los años anteriores. En 2007 y 2008 las ganancias se contrajeron 17,6% y 26,7%, respectivamente, y a ello siguió el batacazo del 2009 en el que los salarios se contrajeron 5.1% (la mayor contracción salarial en todo el periodo considerado) y el desempleo aumentó 3,5 puntos porcentuales. En el trienio 1999-2001 hubo contracción de ganancias y en 2002 cayeron los salarios y aumentó el desempleo. Los datos muestran entonces que, contando desde 1990 hasta ahora, hubo tres periodos de crisis económica en la economía estadounidense. Ahora bien, para quien piense que qué nos importa lo que ocurre en EEUU si lo que nos afecta es lo que ocurre aquí, el gráfico anexo muestra que, de hecho, lo que ocurre en EEUU tiene mucho que ver con lo que ocurre en España. El gráfico presenta el crecimiento anual del producto interno bruto de ambas economías desde 1960 hasta el año pasado y en él se observan claramente las crisis de la economía estadounidense como bajones importantes de la curva de crecimiento económico. Vemos esos bajones a comienzos de los noventa, en el 2001 y luego en el 2008-2009.

La gráfica muestra claramente que hubo otra crisis a comienzos de los ochenta. De esas cuatro crisis las dos más importantes son la de comienzos de los ochenta y la de 2008, en las que el crecimiento económico de EEUU se hace negativo. Pero, ¿qué pasa en esos periodos con la economía española? Lo que pasa es simplemente que cada vez que hay crisis en la economía de EEUU hay también crisis en la economía española. Las crisis de ambas economías no se producen en el mismo año ni con la misma intensidad, pero sí con una sincronización significativa y que aumenta con el paso del tiempo. Por ejemplo, la crisis de comienzos de los noventa se manifiesta en EEUU en 1991, año en el que el crecimiento económico se hace prácticamente cero (-0.1%), mientras que en España tiene lugar dos años más tarde cuando el crecimiento económico se hace negativo, -1%. Así que en ese caso la crisis se manifiesta primero en EEUU pero es más intensa en España. En cambio a comienzos de los ochenta la crisis fue más intensa en EEUU donde el crecimiento económico fue prácticamente cero en 1980 y negativo en 1982, mientras que en España no bajó de cero ninguno de esos años. Las curvas de crecimiento económico de EEUU y de España muestran también una creciente sincronización, así por ejemplo en los años sesenta ambas economías mostraban oscilaciones más o menos independientes, pero en las dos últimas décadas cada economía sigue prácticamente a la otra como el perro a su amo. Ahora bien, ¿hemos de pensar que esto es consecuencia de que la economía española es dependiente, y cada vez más, de la de EEUU? ¿O acaso es que hay alguna comisión maligna que decreta cada cierto tiempo que la economía ha de ir mal en todas partes a la vez? Esas hipótesis las cuestiona el hecho indiscutible de que lo mismo que la economía española está cada vez más sincronizada con la de EEUU, también lo está con la de otros países, que a su vez tienen sus economías más sincronizadas entre sí conforme pasa el tiempo. Se trata de que hay una entidad que podemos llamar economía mundial que es cada vez más real, porque con el paso del tiempo se intensifican los lazos -comercio, flujos de capital, flujos de personas, shocks financieros, todo lo que en la jerga económica se denomina «los mercados»que unen entre sí a los espacios económicos nacionales. Que exista la economía mundial no significa obviamente que las economías nacionales no tengan un cierto grado de autonomía. De hecho, como muestra la gráfica, las economías de EEUU y de España evolucionaron de manera relativamente distinta una vez que estalló la crisis en el 2009, año en el que ambos países tuvieron una importante contracción económica, del 2.8% en EEUU y de 3.6% en España. Pero la economía de EEUU se recuperó y en los años siguientes tuvo crecimiento, escaso pero positivo, mientras que la economía española tuvo crecimiento cero en 2010 y volvió a tener crecimiento negativo en 2011, 2012 y 2013 y solo en 2014 ha vuelto a tener algún crecimiento positivo.

Todo lo anterior tiene mucho que ver con las expectativas económicas que es posible tener para el futuro próximo. Los políticos que están en el gobierno se esfuerzan en hacer creer que si la economía «va bien» es mérito suyo y si la economía va mal, es culpa ajena, de los precios del petróleo o alguna otra causa externa. Si la economía se está hundiendo los políticos que están en la oposición le echan la culpa al gobierno, y si la economía va bien, dicen que el gobierno no tiene nada que ver y que la coyuntura general le es favorable. Frente a esas falacias lo que la historia económica del último siglo demuestra sobradamente es que en una gran medida las economías evolucionan con casi completa independencia de lo que hagan los políticos (de hecho, la teoría económica predominante dice que los políticos no deben hacer nada para interferir en la economía, pero eso es otro asunto). Por ejemplo en el caso español, en el periodo franquista el enorme crecimiento económico de los años sesenta se vino abajo en los años setenta, precisamente cuando hubo crisis generalizadas en las economías del mundo occidental. Ya entonces se le echó la culpa al petróleo. Todavía con el franquismo en el poder, a mediados de los setenta el retorno de los inmigrantes españoles y el aflujo al mercado laboral de los muchos que habíamos nacido en los años cincuenta y sesenta llevaron el desempleo español a las cotas estratosféricas en las que ha estado durante la mayor parte de las cuatro décadas siguientes. Luego vinieron los breves años de UCD y los largos años de PSOE y de PP, en los que pese a la retórica de los ministros de economía y hacienda de turno, la economía española se sincronizó cada vez más -para bien y para mal-con la economía mundial.

Entonces, ¿qué cabe esperar para los años que quedan de la presente década? Pues bien, para eso un dato importante es la evolución de las ganancias empresariales. Como muestra el cuadro anexo, en el 2014 en EEUU esas ganancias disminuyeron un 1.9%. Y los datos muestran que con mucha regularidad, cada vez que las ganancias han disminuido, ha habido una recesión, con aumento del desempleo y caída de los salarios, en los años inmediatamente siguientes. Todo ello hace muy probable que la economía de EEUU entre pronto en recesión, lo cual no sería más que una manifestación de una recesión de la economía mundial, de la que España difícilmente podrá librarse, con gobierno X, Y o Z.

Algunos economistas dicen que lo importante son los precios del petróleo. La causa de las recesiones en décadas recientes, dicen, es que el petróleo se encarece y eso estrangula la actividad económica. Los datos les dan algo de razón, aunque la cosa es un poco más complicada, y aquí sería largo explicarla. En breve, lo que pasa es que los precios del petróleo suben cuando la economía mundial está en periodo de expansión y la demanda energética sube. Por lo tanto es la expansión mundial la que hace aumentar los precios del petróleo y estos a su vez contribuyen a desencadenar la crisis, que tiene entonces su antecedente último en la expansión anterior. En la actualidad los precios del petróleo están en niveles muy bajos y el acuerdo general es que eso se debe al escaso nivel de actividad económica en muchas partes de la economía mundial. Una posibilidad es que la nueva recesión de la economía mundial esté ya empezando aunque haya sido de una forma insidiosa y larvada y no con un estallido financiero como la Gran Recesión del 2008 o la recesión de comienzos de siglo que provocó debacles financieras en muchos países de América Latina y Asia. Otra posibilidad es que estemos en un periodo «raro» de la economía mundial, en el que no hay ni una expansión clara ni una recesión clara. Se necesita más perspectiva para resolver estas cuestiones. Lo que es indudable ahora mismo es que la caída de las ganancias en la economía de EEUU en el 2014 es muy probablemente una manifestación de la caída de las ganancias empresariales en la economía mundial. Y las ganancias empresariales, la rentabilidad de las inversiones, es lo que mueve la economía del capital. Mientras que una rentabilidad baja aumenta las posibilidades de crisis, los precios bajos del petróleo la reducen. A mi juicio lo más probable es que la rentabilidad finalmente imponga su lógica y la economía mundial entre en recesión abierta si no en el 2016, no mucho más tarde. Pero como dice el chiste, los pronósticos son siempre arriesgados, sobre todo cuando se refieren al futuro.

Fuentes: Las cifras de crecimiento de salarios y ganancias empresariales (de la industria nacional, antes de impuestos), están tomados de las estadísticas oficiales del Departamento de Comercio de EEUU, tablas NIPA. Los datos de desempleo son de la Oficina de Estadísticas Laborales, los de crecimiento económico de EEUU y España en los que está basada la gráfica son datos del Banco Mundial.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.