La recuperación económica en Venezuela dependerá del aumento de las exportaciones petroleras, de la estabilización del bolívar y de la evolución de la pandemia.
La economía venezolana lleva ocho años en estanflación. Se trata de un fenómeno que combina un estancamiento o caída de la producción nacional con inflación o variación positiva de los precios. Desde el 2013 y hasta el 2020 el producto interno bruto (PIB) ha caído 75%, en otras palabras, a finales de 2020 estábamos produciendo la cuarta parte de lo que producíamos en 2013. No hay cifras oficiales del año 2021 pero la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que el PIB cayó 4% con respecto al 2020. En cuanto a los precios, estos variaron 727.460.681.160% entre enero de 2013 y noviembre de 2021, o sea 727 mil millones por ciento.
Se ha caracterizado también la economía venezolana por un proceso de dolarización de facto mediante el cual la moneda estadounidense se ha convertido en la unidad de cuenta de los precios de todas las mercancías, excepto el de la fuerza de trabajo, y se ha convertido también en medio de pago y moneda de circulación nacional junto con el bolívar. No hay cifras oficiales al respecto, pero encuestadoras privadas afirman que el 60% de las transacciones comerciales se realizan con la moneda gringa y que, más de la mitad de los depósitos bancarios están en billetes verdes.
No contamos con datos sociales, el Instituto Nacional de Estadística (INE) no los publica desde el año 2015, léase los de desempleo, salud, educación, alimentación por mencionar algunos, mucho menos las cifras de pobreza medida por nivel de ingreso y ni hablar de los datos de desigualdad. Tampoco ha publicado los números sobre salarios e ingresos de los hogares que, en definitiva, son los que verdaderamente importan, nos referimos a todos los datos sociales.
En todo caso, se ha caracterizado la economía venezolana los últimos años por una pulverización del 99% del salario real o poder adquisitivo por lo que no resulta complicado imaginar los niveles de pobreza por ingresos. Desde el 2013, el salario mínimo legal ha aumentado 16.867.469.780%, muy por debajo del aumento de más de 727 mil millones por ciento de los precios. Así las cosas, cerramos el 2021 con un salario mínimo legal mensual igual a 7 BsD mientras que la canasta básica mensual para un hogar de 5,2 personas equivale a 1.823 BsD. La cada vez mayor desigualdad también ha caracterizado a Venezuela los últimos años de acuerdo con datos del Banco Central de Venezuela.
Pronosticar lo que ocurrirá el próximo año 2022 pasa por identificar y reconocer cuáles han sido las causas que han determinado la situación económica y social de los últimos años en Venezuela para luego, en un ejercicio de escenarios económicos, geopolíticos y políticos, modelar lo que pudiese ocurrir con cada una de ellas durante los próximos meses.
Recuperación económica 2022
Comencemos con el pronóstico de los niveles de producción para el 2022. De acuerdo con estudios econométricos que hemos realizado y también publicado, entre los múltiples factores que explican el PIB en Venezuela, son dos los que han determinado su caída durante los últimos ocho años: 1) la disminución de las exportaciones que, en nuestro caso son principalmente petroleras porque somos, desde hace décadas un país mono exportador y 2) la depreciación de nuestra moneda, el bolívar. A estos dos factores debemos añadir un fenómeno sobrevenido y mundial desde inicios del 2020, nos referimos a la pandemia por el Sars-Cov-2 que, entre otros aspectos, implicó políticas de confinamiento afectando la producción tanto nacional como mundial e implicó también la caída de 5,3% del comercio mundial (Cepal) que, por supuesto nos afecta, así como la disminución de los precios internacionales del petróleo que llegaron a ubicarse en promedio en 27,3 US$ en 2020 y que nos afecta mucho más.
La recuperación económica en Venezuela para el 2022 pasa, entonces y principalmente, por: 1) el aumento de las exportaciones petroleras (más allá del discurso y de las buenas intenciones del modelo “post rentista”) pasa también por 2) la estabilización del bolívar o, en todo caso, por la neutralización de los efectos de su depreciación y pasa por 3) la evolución de la pandemia, del eventual surgimiento de nuevas variantes del virus y del acceso a las vacunas.
Con respecto a las exportaciones petroleras, éstas han caído 91% entre 2013 y 2020 (OPEP). Dicha caída se ha debido, en un primer momento (2013-2016) a la disminución de 65% del precio internacional del petróleo, caída que no es casual y que forma parte de los planes de la guerra no convencional contra el pueblo venezolano (Venezuela Freedom-2 y Golpe Maestro para derrocar la Revolución Bolivariana del Comando Sur). Luego, a partir del 2017 comenzaron a recuperarse los precios de los hidrocarburos, pero inició una caída de la producción nacional de petróleo: pasamos de producir 2.372 miles de barriles diarios (mbd) en 2016 a 568 mbd en 2020 (OPEP), a la que se sumó en 2020 una nueva disminución de los precios debido a la pandemia, llegaron a ubicarse en promedio en 27,93 US$/barril durante ese año.
La caída de la producción petrolera puede ser atribuida a múltiples causas, entre ellas la mala gestión de la industria y/o la presunta corrupción, pero también y sobre todo al criminal bloqueo contra Petróleos de Venezuela (PDVSA) que, aunque ha sido encubierto desde el 2013, fue oficializado por Donald Trump en agosto de 2017 mediante la Orden Ejecutiva 13.808 que ha implicado no solo la dificultad para colocar nuestro petróleo en los mercados internacionales, sino también y sobre todo para importar la materia prima y la tecnología que se requieren para la producción.
Dijo Elliott Abrams en abril de 2020: “Lo que hemos estado tratando de hacer es quitarle recursos al régimen para que no pueda continuar con sus terribles depredaciones y hemos tenido mucho éxito en eso. (…) En 2013, Maduro asumió la presidencia, bajaron a 2,3 millones de barriles por día. (…) Hoy parece estar más cerca de 250.000 barriles por día, lo que supone una increíble reducción del 95%. Parte de esto es su propia corrupción e incompetencia, parte de esto son, por supuesto, nuestras sanciones (…) por lo tanto, no produce petróleo”.
Según el boletín de noviembre de 2021 de la OPEP, la producción de petróleo en Venezuela aumentó 33% en 2021 con respecto al 2020, ubicándose en 756 mbd en octubre de este año. Por su parte, los precios del petróleo aumentaron 170% en 2021 con respecto al 2020. Ahora se ubican en 72,82 US$/barril.
De continuar esta tendencia creciente de la producción y de los precios petroleros en 2022 debería reflejarse en un aumento de las exportaciones y por lo tanto del PIB en nuestro país, sí y solo sí, se cumplen dos condiciones: 1) que los ingresos por exportaciones petroleras sean usados de manera que tributen a la producción nacional y no vayan a parar a paraísos fiscales, 2) que el eventual crecimiento económico consecuencia del aumento de las exportaciones petroleras no sea contrarrestado/anulado por la continua depreciación del bolívar y su consiguiente hiperinflación y deterioro del salario real, aspectos en los que nos centraremos en la segunda parte de esta entrega.