La primera vuelta a las elecciones en Perú, a realizarse este domingo 10 de abril, abren la posibilidad de que haya un cambio en las políticas neoliberales que han llevado a cabo en los últimos años los diferentes gobiernos de ese país, aunque las fuerzas de la derecha y la oligarquía harán todo lo posible […]
La primera vuelta a las elecciones en Perú, a realizarse este domingo 10 de abril, abren la posibilidad de que haya un cambio en las políticas neoliberales que han llevado a cabo en los últimos años los diferentes gobiernos de ese país, aunque las fuerzas de la derecha y la oligarquía harán todo lo posible por frustrar ese proceso como lo hicieron en las elecciones de 2006 que le dio el triunfo al presidente Alan García.
De acuerdo con las últimas encuestas, los aspirantes mejor posicionados son Ollanta Humala de Gana Perú (28,7 %), el ex presidente Alejandro Toledo de Perú Posible (19,6) Keiko Fujimori, de Fuerza 2011 e hija del ex gobernante Alberto Fujimori (19,1), Pedro Pablo Kuczynski de PPK o Alianza por el Gran Cambio (17,8) y Luís Castañeda de Solidaridad Nacional (14 %). Además, los otros llegan a sumar 0,9 %.
Hasta los diarios de la derecha como El Comercio reconocen que el hecho de que Ollanta Humala, candidato presidencial por Gana Perú lidere las últimas encuestas de cara a la primera vuelta de las elecciones generales de 2011, «es un indicador que la estabilidad económica e institucional peruana no ha llegado todavía a los estratos poblacionales más pobres concentrados en las barriadas de la capital y en especial en las localidades pobres de la costa, la sierra y la selva peruana».
En el debate televisivo realizado entre los cinco aspirante el pasado domingo 3 de abril, Toledo, Fujimori, Castañeda y Kuczynski manifestaron sus preferencias por el modelo económico neoliberal aplicado en los últimos años, mientras que Humala se inclinó por mejorar los programas económico- sociales, considerado por sus detractores arriesgado para el desarrollo.
El Banco Mundial en un reciente estudio hace loas al impulso económico alcanzado por Perú en la década pasada, impele a mantener el rumbo neoliberal y de privatización encaminados por los gobiernos de Alejandro Toledo (2001-2006) y Alan García (2006-2011) pero se vio obligado a enunciar las enormes diferencias existentes entre la población.
El documento, titulado «Perú en el umbral de una nueva era: lecciones y desafíos para consolidar el crecimiento económico y un desarrollo más inclusivo» señala que el país ha crecido a una tasa media anual de 5 % del Producto Interno Bruto (PIB), uno de los más altos de la región.
A la par, reconoce que «el país tiene aún grandes desigualdades rural-urbanas y que un alto porcentaje poblacional es vulnerable a caer en la pobreza» pues ese flagelo «sigue siendo un problema particularmente grave en la sierra rural, donde el 66 % de la población es pobre y un tercio vive en la extrema pobreza». El BM agrega que «Perú presenta una brecha de ingresos entre ricos y pobres», la cual se ha ampliado durante el actual y el anterior gobierno.
El Comercio se encarga de ofrecer el desigual panorama que presenta esa nación al informar que el «Índice de Oportunidades Humanas (IOH), que mide la igualdad de oportunidades en cuanto al acceso a servicios sociales, ubica a Perú en el puesto 13 de 17 países en América Latina. Por ejemplo, solo el 68 % de la población tiene acceso al servicio de saneamiento, lo que ubica a nuestro país en la casilla 23 de 26 naciones latinoamericanas».
Estos son algunos de los resultados de las políticas neoliberales llevadas a cabo por Toledo y García, impuestas por el BM y el Fondo Monetario Internacional (FMI) bajo los auspicios de Washington y la Unión Europea.
Tras el debate entre los candidatos, el presidente García encomió sus cinco años en la administración, apoyó los programas liberales de cuatro de los aspirantes y, como era lógico, atacó el proyecto de Humala a favor de la población.
El empuje económico del que habla García se contradice cuando se conocen los siguientes datos: el nivel de pobreza sobrepasa el 70 % de los 28 millones de habitantes. En las regiones sureñas de Huancavelica, Ayacucho, Puno y Apurimac, las cifras alcanzan entre 88,7 % a 74,8 %, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática. E ntre el 55 % y el 60 % de la población económicamente activa está desempleada o subempleada y no cuenta con ningún tipo de seguro social, por tanto no tiene derecho a retiro, atención sanitaria o educación.
Durante el mandato de Alejandro Toledo, éste se convirtió en el principal propulsor de establecer un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos que después de muchas concesiones al gigante del norte, lo firmaron el 20 de diciembre de 2007 el presidente George W. Bush y su colega García.
Una de las principales exigencias de Washington era la de ratificar sin enmiendas el capítulo 10 del TLC que posibilita a las compañías estadounidenses proceder legalmente contra el gobierno peruano y exigir compensaciones extraordinarias, en caso de que se promulguen leyes que atenten contra sus intereses económicos, las que aceptaron sin discusión Alan y sus ministros.
Bajo esa cláusula, Perú no puede acudir a los tribunales nacionales cuando se presenten diferencias, mientras en los internacionales, las disputas son inapelables, las audiencias casi siempre son secretas y Estados Unidos puede ser demandado pero sin reclamos a los inversionistas.
Tampoco el gobierno peruano podrá promulgar normas de protección del medio ambiente, ni contra productos nocivos que afecten la salud de sus ciudadanos si eso dificultara el desarrollo de las operaciones productivas y las ganancias de las empresas transnacionales.
El Congreso del país andino otorgó facultades legislativas al Ejecutivo para modificar 60 normas que debían ser corregidas para implementar el TLC.
Esas y otras prerrogativas a las empresas transnacionales que atentan contra los productores industriales y agrícolas nacionales son las que desean mantener los partidos neoliberales en campaña electoral, en contra de las posiciones enunciadas por Ollanta a favor de reducir las desigualdades y mejorar las condiciones sociales de la población.
Lo más probable que Humala reciba la mayoría de los votos en la primera vuelta de este domingo aunque no obtendrá el 50 % necesario para coronarse presidente. La derecha, con el apoyo de los grandes medios de comunicación, de Washington, el FMI y el BM, tratará en la segunda vuelta electoral, de repetir lo sucedido en 2006 cuando ocurrió similar situación entre Humala y García, que al final dio al traste con las esperanzas reivindicativas del pueblo peruano.
Tras los comicios de este domingo, el candidato de Gana Perú, deberá alcanzar una «alianza» con alguno de los partidos derrotados para tratar de llegar a la presidencia. Ese accionar ya lo hemos visto en América Latina.
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