Los corredores en el mercado negro del cambio de divisas que pueblan las calles de las ciudades del mundo en desarrollo a menudo operan desde taxis o trastiendas de joyerías y otros establecimientos. De momento, aseguran que no han visto ninguna evidencia del reciente declive del dólar frente a las demás monedas del mundo. «Si […]
Los corredores en el mercado negro del cambio de divisas que pueblan las calles de las ciudades del mundo en desarrollo a menudo operan desde taxis o trastiendas de joyerías y otros establecimientos. De momento, aseguran que no han visto ninguna evidencia del reciente declive del dólar frente a las demás monedas del mundo.
«Si uno compara las tasas de cambio en el mercado internacional, el dólar está perdiendo valor, pero no en Vietnam», dice Vu Manh Quynh, un vendedor de autos que suele cambiar dongs por dólares en las sinuosas calles del Barrio Antiguo de Hanoi. «Los vietnamitas seguimos ahorrando dólares y oro».
Mientras el dólar se cotiza a 17.858 dongs según las tasas oficiales, la tasa de cambio del mercado negro se acerca más a 18.600. Hai Duong, un operador de cambio, dice que un miércoles reciente tenía a más de 20 clientes comprando dólares en comparación a dos que buscaban euros.
Pese a que no se conoce con precisión su envergadura, estos mercados paralelos de divisas son clave para mantener en marcha el motor del comercio en países que tienen estrictos controles monetarios. Les proporcionan a sus residentes y empresas una protección contra la inflación o una posible devaluación de la moneda local. Además, les dan a las empresas una fuente de dólares con los que comprar y vender productos en el extranjero. En la mayoría de países, estos mercados son ilegales, mientras que en otros son tácitamente tolerados.
El los mercados internacionales de intercambio de divisas, donde las operaciones ascienden a unos US$3 billones (millones de millones) diarios, según el Banco de Pagos Internacionales, el atractivo del dólar ha disminuido sustancialmente. Contra el euro, por ejemplo, el dólar ha caído en torno a un 6% este año.
El índice de la tasa de cambio efectiva de J.P. Morgan para el dólar ha visto un declive de 9,2% desde principios de abril hasta el martes. En el mismo período, el euro trepó 11,8% contra el dólar y la libra esterlina subió 13,4%.
El déficit público cada vez mayor de EE.UU. y la retirada de inversionistas que ya no necesitan el dólar como moneda refugio ahora que las economías se recuperan son dos factores que han despertado las preocupaciones de que la divisa de EE.UU. podría enfrentar una depresión de varios años. También han reactivado las preguntas sobre cuál será el futuro del dólar como la moneda de reserva del mundo.
Para los venezolanos, donde el mercado negro juega un papel primordial en el sistema financiero, el dólar conserva su estatus. Las personas que buscan protegerse contra la inflación o una devaluación de su bolívar recurren a los corredores de divisas. Las grandes compañías que necesitan dólares para sus operaciones en el extranjero también acuden al mercado desregulado.
«Tener dólares es como una barricada», dice Arnaldo Morales, un taxista que tiene un segundo empleo como operador de cambio, en el cual les compra dólares a los viajeros en cuanto entran al país, y luego se los vende a los venezolanos.
Morales dice que lleva cambiando dólares desde 2003, cuando el presidente Hugo Chávez vinculó el valor del bolívar al cambio del dólar. Los venezolanos ahora sólo pueden comprar US$2.500 para viajar al extranjero cada año a la tasa oficial de 2,15 bolívares.
La economía se ha vuelto tan dependiente de las tasas de cambio paralelas del dólar que el gobierno se vio recientemente forzado a intervenir después de que la moneda estadounidense alcanzara una tasa de siete bolívares por dólar en agosto. El gobierno está inundando el mercado doméstico con dólares al vender bonos a los residentes que luego los transan en los mercados internacionales a cambio de dólares.
«El dólar siempre seguirá siendo fuerte», pronostica Andrea Martínez, una corredora que considera que el declive actual de la tasa de cambio en el mercado negro es temporal. Martínez opera desde un pequeño centro comercial donde guardias de seguridad armados y con chalecos antibalas vigilan las numerosas filas de casas de empeño que también trabajan como operadores de cambio. En un buen día, dice, puede llegar a vender hasta US$5.000.
«La gente quiere tener sus ahorros en dólares», dice.
Carlos Denis, que también opera en el mismo centro comercial en Caracas junto a Martínez, insiste en que el dólar es la única moneda que importa.
«Saque del bolsillo un billete de dólar en el lugar más remoto del planeta y la gente lo reconocerá», dice.
http://www.iarnoticias.com/2009/secciones/norteamerica/0107_wsj_dolar_el_rey_28oct09.html