Según los datos de la administración norteamericana, en el año 2008 Nigeria, que ha sido uno de los países con mayor crecimiento de extracción de crudo en los últimos años, «produjo» una media de 2.17 millones de barriles diario de petróleo, y exportó ocho de cada diez barriles, sobre todo a los EE.UU y a […]
Según los datos de la administración norteamericana, en el año 2008 Nigeria, que ha sido uno de los países con mayor crecimiento de extracción de crudo en los últimos años, «produjo» una media de 2.17 millones de barriles diario de petróleo, y exportó ocho de cada diez barriles, sobre todo a los EE.UU y a los países de la Unión Europea, sumando estas exportaciones el 70% del total, y estando entre la nómina de principales exportadores de crudo del Mundo. Todo ello en un país en el que la población con acceso a la electricidad es el 40% del total (y donde el número de habitantes ha registrado un crecimiento anual de cerca del 3% en las últimas décadas, alcanzando más de 150 millones en el año 2008, según las Naciones Unidas). En Nigeria se despliega el mayor número de empresas internacionales privadas de extracción de petróleo que hoy existen, si exceptuamos a los Estados Unidos. Están presentes todas las grandes del sector, que han visto en el amplio Golfo de Guinea una vía de intentar mantener su poder de extracción, ante la evidencia de que los países con mayor volumen de reservas gestionan con empresas estatales la extracción.
Los primeros descubrimientos de petróleo en Nigeria, protagonizados por la holandesa Shell, datan de los años cincuenta del pasado siglo. Comenzó el país en 1958 a extraer cinco mil barriles al día de petróleo y llegó a un primer pico de extracción en el año 1978, con un segundo cenit en el año 2005, algo más de 2,5 millones de barriles al día, convirtiéndose en el undécimo productor mundial de crudo. El techo de descubrimientos de petróleo en este país tuvo lugar a finales de los años setenta, según la recopilación del geólogo Jean Lahèrrere, registrándose después – en los años 90 – una nueva (aunque menor) oleada de hallazgos de yacimientos gigantes, con un antes y un después entre el descubrimiento de petróleo en tierra (siempre en el entorno del delta del Río Níger) y la proliferación de la tecnología «off-shore», mar adentro, en la búsqueda de yacimientos de alta mar, de importante productividad en los primeros momentos pero también de altas tasas de declive en una segunda fase.
Los descubrimientos de yacimientos significativos en alta mar han pasado ya su techo en la pasada década. El investigador de la Universidad sueca de Uppsala, Kristofer Jakobsson, estimó un cenit de producción en Nigeria sobre el año 2010-2012, aunque los conflictos existentes en el Delta del Níger, unido a los recortes de producción de la OPEP (organización a la que Nigeria pertenece desde 1971) han reducido drásticamente la extracción de crudo en más de un 20% en los últimos cuatro años. Del total de las exportaciones de petróleo de este país, España recibe el 5% y los EE.UU. el 44%.
Diversos analistas han advertido que el techo de producción de Nigeria puede haberse alcanzado ya, y a ello contribuiría, además del pasado cenit de descubrimientos, la gran tensión existente en una zona donde diferentes movimientos civiles y militares – en forma de guerrillas – están cuestionando – de forma pacífica y también con sabotajes armados y ataques a oleoductos y plataformas – los perjuicios de la industria petrolera en su entorno y la palpable inequidad existente en el reparto de un combustible que ven cómo se exporta masivamente mientras ellos tienen un muy escaso acceso a él. Tanto el gobierno estatal como las mismas petroleras privadas han intentado, con poco éxito y aún menores escrúpulos hacia la integridad de esas poblaciones, aplacar la larvada insurrección de los habitantes de la zona.
Las estimaciones realizadas para Nigeria en cuanto al gas natural, sin embargo, contemplan posibilidades de expansión de la producción, entre otras cosas debido al aprovechamiento del gas flaring resultado de la extracción de crudo.
Diversos países muy consumidores de petróleo, conscientes de las dificultades del futuro de producción del crudo, han estrechado lazos con Nigeria (uno de los países del Mundo con el índice de desarrollo humano más bajo) con la intención de asegurarse el suministro en los próximos años. Existe una creciente competencia en este y otros países, porque a la tradicional apetencia norteamericana se suma la creciente demanda europea – que ve declinar sus recursos endógenos – y los gigantes asiáticos.
Un ciudadano español consume al día diecinueve veces más petróleo que un nigeriano. Por su parte un residente en Canarias consume veintiocho veces más que un nigeriano, dada la alta dependencia de las islas de este combustible. Buena parte de ese crudo proviene, como sabemos, del África subsahariana.
En general, la tendencia es el incremento del «conflicto por los recursos» de los hidrocarburos en esa zona, en palabras del investigador M.T. Klare, debido a que los límites de extracción geológicos y los conflictos internos agudizarán los problemas de exportación en un mercado volátil que ya es consciente de que la demanda energética mundial es superior a la oferta existente, con tendencia creciente.