La trayectoria de Picasso en el arte está marcada por una verdadera revolución. Mucho se ha escrito sobre él y contra él. Lo que mas caracteriza el fenómeno Picasso, sin embargo, no son los chismes de patio, la envidia de muchos pintores que han querido buscar fórmulas y ser como él, sino su vasta obra. […]
La trayectoria de Picasso en el arte está marcada por una verdadera revolución. Mucho se ha escrito sobre él y contra él. Lo que mas caracteriza el fenómeno Picasso, sin embargo, no son los chismes de patio, la envidia de muchos pintores que han querido buscar fórmulas y ser como él, sino su vasta obra.
Cuando Picasso llegó a Paris, se reunía con los artistas que como él componían la bohemia del París del Cancán, el París de las grandes exposiciones universales, el París recién salido de la Comuna. Ese mismo París que tuvo en cada artista de finales del siglo xix y principio del xx, una evolución, saltos enormes en un período sumamente corto.
Es ese el París de la Ruche, edificio en forma de colmena que acogió a muchos inmigrantes (Van Dongen, Chagall, Chaim Soutine, Moises Kissling, Gris…). Es el momento en que Cezanne crea su obra con una total independencia de valores monetarios por haber heredado una pequeña fortuna de su banquero padre. Es el momento en que Chagall entra en acción desde el canto temprano de los gallos. Y entonces Picasso absorbe todo ese riquísimo proceso donde explota la paleta de Gauguin, de Staël, de Kadinski, de Modigliani, de Jules Pascin,de Monet sabiendo que lo que hace es lo último que deja.
Picasso tuvo muchas mujeres, y como nos gustan las telesnovelas, nos concentramos en esa intimidad del pintor más que de su impresionante obra.
De todas esas mujeres fue Françoise Gilot la que mas tormentó al maestro. Como ella era pintora entró en competencia a tal punto que su trabajo refleja la influencia del artista para realizar una pobre producción seca, dura y sin pasión. Al no lograr los niveles del pintor, las contradicciones se agudizaron hasta el rompimiento. De ahí en adelante se convertiría en una enorme «víctima» de aquel y lo perseguiría sin cesar calumniándolo por todos los medios. En su libro se basa el guión de una película ridícula que se hiciera con Anthony Hopkins donde se habla más de la Gilot y »sus grandes condiciones de pintora y heroína» que del propio Picasso.
Uno de los primeros amigos de esa Bohemia fue el incondicional Max Jacob, un poeta de origen judío quien en medio de su pobreza lograba alquilar unos lujosos trajes para disfrazarse de turista y solicitar en compra las obras de un nuevo genio llamado Pablo. Los dueños de galerías entonces invadían el taller de Picasso para comprarle e intentar revender al turista que jamás volvería a solicitar obra alguna. Mientras tanto, la voz corría y las galerías se llenaban de todas las diabluras que aquel hacía con la velocidad de quien quisiera pintar el universo en 10 minutos. Y en este correr es que llega Kahnweiler para llevarlo al mercado alemán. Y esas primeras compras fueron las que le permitieron a Picasso continuar en total libertad sin tener que condicionar su obra a la dependencia del dinero.
Picasso logró esa independencia para no tener que condicionar su obra a la venta. Así pudo experimentar en todas las áreas: pintura, esculturas, gravado…
De estos tenemos el privilegio de ver una importante muestra en el Museo de Arte Moderno expuesta bajo estrictos criterios museográficos.
En esta muestra se puede apreciar la libertad total de quien no encontró límites en la creación, sabiendo que esta es infinita.
Las mujeres, por supuesto, fueron importante en la vida de Picasso, pero nadie puede entender que él no poseía ninguna de la misma manera que ninguna lo peseyeron a él de la forma que la Iglesia nos enseñó y deformó las relaciones entre los seres humanos. De ellas, la que mejor entendió fue quizas Isabel y Jaqueline Roque . La primera porque nunca dejó de quererlo y la útima porque nunca le impidió ser libre, ella lo quería a él en su relación directa con él, sin que interviniera el hecho que él pudiese querer a todas las mujeres del mundo. Las relaciones se dañan cuando tenemos expectativas, cuando esperamos recompensa, cuando buscamos alguna atadura que reduce el espíritu. El clientilismo en política se da por las mismas razones: yo voto por fulano para que me de un empleo privilegiado o me recompense con alguna dádiva. Si no ocurre, la sangre llega al río.
Las películas biográficas de Hollywood, que lógicamente no entienden nada de sentimientos profundos, mucho menos de arte verdadero, hacen el rídiculo colocando a un Anthony Hopkins, incapaz de producir la mínima emoción, incapaz de besar una mujer, haciendo el papel de quien generaba con sus obras las reacciones mas diversas, quien fue un apasionado de la vida y por tanto de la mujer. ¿Cómo hablar o mostrar el amor por alguien que en la vida real no ama, ni siente ni padece, cuyo solo interés es el de ganar dinero ? La brusquedad del beso de Hopkins, como para salir del paso frente a la cámara, es un espectáculo desagradable; casi se puede ver que se limpia la boca con la manga a nivel del hombro.
Picasso conoció a Olga, la rusa, con quien compartió momentos inmensos, con Eva igual, con Fernanda Olivier conocedora de la Bohemia total de su época, aquella que se inició con los caprichos de niño mimado de Toulouse Lautrec en sus borracheras por el Moulin Rouge, y sus aventuras con Suzana Valadon la pintora, modelo y amor de todos los pintores de su época. Compartió con Dora Maar otra etapa y quién sabe con cuántas mas. ¿Tiene eso importancia para evaluar su trabajo ?
El general que reta al pianista a duelo en el Marido Perfecto de Dotoiesvky le dice …usted como, todo artista, carece de moral. Porque la moral del artista es otra a la que quizo la Gilot aplicarle a Picasso. Porque ademas, Picasso, con su moral de artista, apoyó al movimiento comunista, lo que ha sido otro pecado mortal para Hollywood y aquellos que se erigen en jueces desde cortes guerreras.
La moral en Picasso viene dada por su trabajo incansable a favor del arte, la vida, la libertad, a favor de la libre expresión y su máximo exponente es el Guernika.
La moral burguesa viene dada por la hipocresía, por la supuesta fidelidad, que debe cumplir cada mujer en un matrimonio esclavo mientras que el marido hace sus propias leyes, por el apego a la usura, al robo, a las guerras, a la explotación. Picasso es un amante de la vida, y su arte lo demuestra hasta la saciedad.
De manera que no es posible desperdiciar esa muestra del MAM, de ese regalo de Picasso, de esa oportunidad de ver una obra verdadera de un maestro verdadero.