México se encuentra lejos de dar cumplimiento a sus compromisos nacionales e internacionales en materia de derechos de la niñez. El Indice de los derechos de la niñez mexicana, presentado el pasado 13 de abril por la representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), afirma que la niñez mexicana vive en un […]
México se encuentra lejos de dar cumplimiento a sus compromisos nacionales e internacionales en materia de derechos de la niñez. El Indice de los derechos de la niñez mexicana, presentado el pasado 13 de abril por la representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), afirma que la niñez mexicana vive en un estado de desigualdad social que afecta de manera especial a los estados del sur del país, donde los niveles de desnutrición, falta de servicios de salud y acceso a la educación son mucho más altos que en los del norte. En la presentación se señaló, además, que en promedio un niño del sur tiene menos de la mitad de oportunidades de desarrollo que un niño del norte.
En su informe sobre la pobreza infantil en las naciones ricas, presentado a principio de este año, el Unicef reportó también que México, junto con Estados Unidos, tiene las tasas más elevadas de niños afectados por la pobreza, al superar 20 por ciento de la población. México alcanza 27.7 por ciento. El Unicef en México señaló además que 18 por ciento de los niños y niñas del país sufren desnutrición, y que los menores ubicados entre la población más pobre del país alcanzan apenas un nivel de escolaridad de 3.5 años. De acuerdo con este organismo, el gasto social en México ha aumentado, aunque el descenso de la pobreza no se ha logrado, debido en gran parte a la forma como se distribuye, lo cual incide en el mejoramiento de las condiciones de vida de los niños mexicanos.
El mismo Banco Mundial señaló el 27 de abril que uno de cada tres niños que viven en México es pobre, situación que cuestiona el supuesto avance en el combate a la pobreza extrema, que, de acuerdo con la presente administración, se redujo en 62 por ciento en los últimos años. El Banco Mundial indicó también que aunque el país se ubica como la décima economía más importante del mundo por su generación de riqueza, ocupa el sitio número 80 en cuanto ingreso per cápita, lo que refleja que mientras la pobreza no ha disminuido, la desigualdad en la distribución del ingreso sí ha avanzado.
En la presentación del Programa Transdiciplinario en Investigación y Desarrollo, Juan Ramón de la Fuente, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, apuntó el 26 de abril que desde 2000 el país ha caído en materia de educación, competitividad, salud y eficacia del gobierno para reducir la pobreza, y afirmó que la calidad del sistema educativo se ubicaba hace cuatro años en el lugar 50, mientras hoy ocupa el número 77. La calidad de los servicios de salud ocupaban el lugar 47 y hoy ocupa el 89. La eficacia del gobierno para reducir la desigualdad y la pobreza hoy se sitúa en el nada honroso número 75.
En el contexto de la 90 conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo, el gobierno mexicano se comprometió en 2002 a la eliminación del trabajo infantil «que dañe la salud, la seguridad o la integridad moral de los niños». A pesar de tal compromiso, nuestro país tiene una enorme deuda con miles de niños que no han podido ser rescatados de las manos de abusadores inescrupulosos, coludidos con autoridades, que por medio del turismo sexual y la pornografía generan enormes ganancias a costa de sus vidas, dignidad, salud y desarrollo.
El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Senado aseveró en la inauguración del seminario internacional La infancia en situación de explotación: la negación de sus derechos, celebrado en julio del año pasado, que en México 16 mil niños y niñas ejercen la prostitución, y que 80 por ciento de ese total tienen entre 10 y 14 años. Además, que por lo menos 3 millones de menores se ven forzados a trabajar, y que sus edades fluctúan entre los seis y los 14 años.
«Mientras haya menores que sufran por los conflictos entre adultos, niños y niñas explotados sexualmente, o que trabajen en lugar de asistir a la escuela -afirmó el 6 de julio del año pasado la representante del Unicef en México, durante la inauguración del seminario mencionado-, mientras existan menores que no terminan la escuela y que no reciban buena atención de salud, o que carezcan de cariño y cuidado, entonces la sociedad no está cumpliendo con su obligación de proteger a la niñez».
Este 30 de abril debemos alzar la voz para exigirnos y exigir al gobierno un verdadero compromiso y acciones eficaces encaminadas a que nuestros niños y niñas puedan disfrutar de todos los derechos que poseen sin distinción alguna, de oportunidades equitativas, del más alto nivel de vida que les corresponde. Esa es la verdadera forma de celebrar a la niñez mexicana, no únicamente con el reparto ocasional de regalos y juguetes.