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Preguntas a día 68 de la detención de Julián Conrado

¿Podrá defenderse el Cantor y hacer respetar la Convención de Ginebra?

Fuentes: Rebelión

Existe el temor que se haga una campaña mediática de que Julián tiene acceso a la defensa mientras ésta se obstaculiza; y se llama a la solidaridad en información y atención a este caso. Existe el temor que sea tejida una realidad virtual de que pudo defenderse y sea entregado. Aunque esperamos respeto por parte de las autoridades venezolanas, los 66 (67) días de detención ilegal y el funesto precedente de la entrega ilegal del periodista Joaquín Pérez Becerra dan motivos para estar atentos.

¿En qué va la situación del cantautor y luchador social Julián Conrado a 68 días de su detención ilegal en Venezuela?

 Sabemos que a día 51, el Juez admitió una solicitud de Habeas Corpus interpuesta por los abogados ante la imposibilidad de acceder al cantor y el desconocimiento total de su paradero: Julián Conrado estuvo desaparecido hasta el día 52 en que el mundo logró conocer dónde estaba y unas breves líneas sobre su fatal estado de salud, por mano de un soldado que sacó clandestinamente una carta. Gracias al mismo mecanismo solidario, 2 días después Julián Conrado logró sacar otra carta en la que solicitó formalmente al estado venezolano el asilo político, precisando que en Colombia lo espera «la tortura y la muerte» . Los abogados aún no habían podido acceder al cantante a día 66 de haber sido detenido, pese a que hay un Habeas Corpus interpuesto. El día 67 al fin pudieron acceder los abogados al detenido (día 66 si se toma como fecha de arresto el 1ro de junio que fue la fecha del anuncio de su detención, día 67 si se toma la fecha real de la detención, el 31 de mayo). El Habeas Corpus aún no ha sido resuelto, según parece.

Hubo un anuncio, a día 63, por un medio venezolano de que fiscalía se prepara para asumir el caso. Se trata de un anuncio de medios venezolanos plasmado inicialmente en un escrito de Ciudad Caracas; un escrito bastante tendencioso en el que el medio busca hacer creer la falacia de que una circular de Interpol da derecho a un estado a secuestrar a un ser humano, saltándose su derecho a la defensa. Asimismo ese medio, en el anuncio del caso de Julián Conrado, miente sobre otro perseguido político: trata al periodista Joaquín Pérez Becerra de «el dirigente guerrillero Joaquín Pérez becerra» (?!) (Ciudad Cracas, 2 de agosto, 2011, escrito por Clodovaldo Hernández).

El 4 de agosto, a día 66, fue recibida por ACNUR la solicitud de asilo de Julián Conrado. Cursa ahora el caso de la solicitud de Asilo y/o Refugio entregada el jueves 4 de agosto al Representante en Venezuela del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Mohamed Alwash, certificando el Oficial de Protección, Daniel Ruíz, en copia de original del libro de Bolívar, en el que se vio obligado a escribir el poeta colombiano su solicitud de protección humanitaria de manera pública, desde su prisión en su condición de perseguido político, enviada a través del soldado bolivariano que clandestinamente hizo llegar a la Coordinadora «Que no calle el cantor» y a FUNDALATIN, para su posterior legalización. Julián escribió solicitando asilo y manifestando la necesidad de curarse de sus dolencias y padecimientos de salud, como refugiado y sobreviviente de un país en guerra, en busca de un territorio de paz.

Ahora se sabe que Julián Conrado pudo entrevistarse por primera vez con un abogado a día 66 (67) de su detención ilegal: se espera que las cosas se encaucen en la legalidad, en búsqueda de justicia.

Al ser Julián Conrado presentado ante la fiscalía, se espera se empiecen a respetar sus derechos humanos, su derecho a defensa: y se espera que se inicie un proceso legal en forma, con derecho a la defensa efectivo (que los abogados puedan acceder a él de manera a ejercer su defensa).

Sentimos todos una angustia punzante, una necesidad de ver que esta vez no se va a proceder a una entrega ilegal como ocurrió con Joaquín Pérez Becerra, pero nuestro optimismo no puede rebasar la realidad, porque la realidad es lo que nos importa, ya que está en juego la vida de un ser humano y de los siguientes, está en juego la neutralidad de un país, el devenir de la región, un devenir regional de los pueblos que pasa por entender que el pueblo colombiano tiene derecho a la dignidad, y que sumarse al coro de los que estigmatizan a los disidentes de «terroristas», no es sino la aplicación de las políticas EEUU en la región. Llámese como se llame quién las aplica.

¿Podrá defenderse el Cantor?

¿Será respetada la Convención contra la Tortura que impide entregar a un ser humano a un estado como el de Colombia o como el de EEUU, que son denunciados como estados que practican la tortura de manera reiterada?

¿Será respetada la Convención de Ginebra que impide entregar a un combatiente o civil perseguido político enfermo al estado persecutor?

¿Será respetada la Convención de Ginebra que estipula que se le debe otorgar asilo a alguien que reúne las condiciones de Julián Conrado?

¿Y si las autoridades venezolanas no otorgan el Asilo a Julián Conrado, Respetarán al menos la Convención de Ginebra que estipula que si el asilo no es otorgado, debe remitirse a la persona a un tercer estado que sea efectivamente neutral, pero nunca entregarlo al estado persecutor ?

¿Cederán las autoridades venezolanas nuevamente frente al despotismo y las mentiras inventadas por los generales colombianos contra todo perseguido político?

¿Estos 2 meses de incomunicación y detención ilegal habrán servido para que el estado colombiano tenga tiempo de urdir una patraña horrenda con acusaciones del generalato contra el cantor?

¿Será Venezuela otra vez sorda al respeto al DIH y a su propia constitución que impide entregar a un perseguido político a un régimen que practica la tortura, y los montajes judiciales, argumentando una tras otra acusaciones falsas basadas en computadores mágicos, las voces del generalato, o del paramilitarismo?

¿Venezuela se hará esta vez la que ‘no sabía’ respecto a la catadura moral mentirosa del generalato colombiano, cuya cúpula es la máxima responsable de los asesinatos de civiles en los mal llamados «falsos positivos», y tomará por ciertas las aseveraciones jaladas por los pelos de los generales colombianos; o al contrario procederá con dignidad, contrarrestando cada falacia en un derecho a defensa extenso y digno, en territorio venezolano?

¿Seguirán las autoridades venezolanas estigmatizando a quién critica estas entregas de perseguidos políticos, como en recientes días lo hizo nuevamente Maduro; o al contrario la parte digna de esas autoridades esta vez no se plegará ante los designios de Santos y EEUU sino que escuchará a los de abajo?

¿Seguirá el gobierno de Venezuela participando en la cacería humana, entregando perseguidos políticos, en claro acatamiento de los lineamientos de EEUU, así sea necesario para ello pisotear la Constitución Bolivariana y el DIH?

Queremos ver que las cosas no van a ser tan arbitrarias en este caso como lo fueron contra el periodista Joaquín Pérez Becerra, pero debemos serenamente mirar la realidad, y mirarla sin cambiarla hacia nuestros deseos. Ojala finalmente esto tenga un desenlace feliz y decoroso, pero antes de que llegue no podemos anticiparnos, porque puede no llegar, como puede llegar, ojalá.

Y la labor de informar, ahora, como son las cosas podrá tal vez incidir en que sean mejores.

Ahora el temor es que se haga una campaña mediática de que Julián tiene acceso a la defensa, y que en la práctica se obstaculice la defensa; que se haga una realidad virtual de que pudo defenderse, y finalmente sea entregado.

Cuando lo que corresponde claramente ahora es mirar que la Convención Contra la Tortura impide entregar a un perseguido a Colombia, un país en el que ya han fallecido 5 presos políticos en 2011 por tortura y denegación de asistencia médica.

Lo que corresponde es mirar que la Convención de Ginebra impide entregar a un combatiente, o perseguido político enfermo, y más cuando este ha solicitado asilo, lo que corresponde ahora es que Venezuela le otorgue el asilo, y si no quiere hacerlo, que lo remita a un tercer país que sea efectivamente neutral . Hay otras convenciones del DIH, e incluso artículos de la propia constitución venezolana que impiden esta entrega, claramente si Julián Conrado es entregado, será otra ilegalidad más, aunque hayan tejido una apariencia de legalidad mediante los medios oficialistas, para cubrirse en este caso un poco más que lo que hicieron con el periodista, donde creyeron que bastaba con censurar y mentir sobre su nacionalidad, profesión, estatuto de refugiado, etc… y ni siquiera tejieron ilusión de legalidad.

Lo importante es que haya derecho a la defensa, pero una apariencia no basta, puede ser aún peor una apariencia vacía, porque legitima lo peor. Es importante que se respeten las Convenciones sobre Asilo.

Pedimos a todos los medios alternativos, a todo ser humano consciente, que ayuden a informar del tema, sin caer en las trampas de la complacencia en la que caen los medios oficialistas venezolanos. Seguimos esperando que esta vez las autoridades venezolanas respeten la legalidad, el DIH, la ética bolivariana, aún queremos creer que es posible, y ponemos todas nuestras esperanzas en ello. 

Que no sea entregado el cantor Julián Conrado a una tortura segura, a un acortamiento de su vida en las mazmorras colombianas, en las que fallecen con inusitada frecuencia presos políticos por la denigrante y cruel tortura de dejarlos a la voracidad de la muerte en los peores dolores, sin brindarles asistencia médica, ni siquiera medicamentos para el dolor. Que no sea sepultado el cantor en Colombia, o hasta peor, en EEUU: EEUU ya han desatado a los vulgares caza recompensas con 2,5 millones de dólares para callar la voz del canto más digno. Callar al cantor sería una herida sin cicatriz en el corazón de América, que sea Venezuela quién lo entregue sería lo peor que se pueda desear al respeto por los pueblos: ¡asilo para Julián!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.