Con la presencia de una guardia militar de honor y una banda musical de paz, los venezolanos en El Salvador acompañados de algunas representaciones diplomáticas del mundo conmemoraron este 5 de julio el día Nacional de la Independencia. Sombreados por la estatua de Simón Bolívar que recuerda con su espada en mano y montado […]
Con la presencia de una guardia militar de honor y una banda musical de paz, los venezolanos en El Salvador acompañados de algunas representaciones diplomáticas del mundo conmemoraron este 5 de julio el día Nacional de la Independencia.
Sombreados por la estatua de Simón Bolívar que recuerda con su espada en mano y montado a caballo las batallas de Los Cayos y Carabobo, los asistentes escucharon las interpretaciones marciales de la banda al tiempo que rodearon con arreglos florales y placas de reconocimientos al libertador, quien el dos de junio de 1816 decretó la libertad de los esclavos en el país sudamericano.
En medio de lo sublime, una frase escapa de los libros y recuerda este hecho histórico donde el protagonista, el pueblo y de sus filas Bolívar, nos viene a la memoria: «Considerando que la justicia, la política y la Patria reclaman imperiosamente los derechos imprescriptibles de la naturaleza, he venido ha decretar, como decreto, la libertad absoluta de los esclavos que han gemido bajo el yugo español, en los tres siglos pasados.»
Dos discursos han sido decisivos en la historia de Venezuela. Ellos han marcado de manera emblemática y simbólica los anhelos seculares de libertad, soberanía, independencia y democracia en nuestro país, indica Wladimir Ruiz, encargado de Negocios de la República Bolivariana de Venezuela en el país centroamericano.
El primero es el de Bolívar por restablecer la República y el segundo, «ahora contemporáneo, que igualmente ha escindido el alma nacional, ha sido el del cuatro de Febrero de 1992, cuando, el ahora Presidente Chávez incorporó, en una convocatoria sin precedentes en la historia nacional, a los excluidos de siempre en el protagonismo de su quehacer histórico.»
El diplomático pregunta: «¿Por qué el discurso de Chávez caló tan hondo en el pueblo venezolano, ha trascendido nuestras fronteras y hoy es tan significativo para los pueblos de América Latina y del mundo? ¿Por qué Venezuela se ha convertido en una referencia obligada al plantearse los procesos de cambio en Nuestra América?» y responde: «Venezuela ha venido señalando un camino de lucha por la democracia y la liberación de los pueblos, dándole continuidad al pensamiento independentista y soberano de Simón Bolívar. Chávez ha demostrado que si es posible, apoyándose en la fuerza del pueblo, y otorgándole papel protagónico, intentar construir una sociedad alternativa, de contenido profundamente democrático, distinta al capitalismo voraz y salvaje».
En Venezuela se ha logrado unificar a los trabajadores, los campesinos, las comunidades, las Fuerzas Armadas Nacionales, los intelectuales, las corrientes religiosas, a las mujeres y a los jóvenes, en un vasto instrumento liberador.
Se impulsa y construye, apoyado en estos movimientos, un modelo propio, endógeno, como lo es la revolución bolivariana, el cual ha sido consagrado mediante un poder constituyente (1999) que sancionó la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la cual establece los principios de la democracia participativa y protagónica como rectores del ejercicio democrático.
En el ámbito regional la estrategia está definida y va alcanzando victorias, dijo Ruiz Tirado. «Simultáneamente hemos definido una estrategia para constituir un Bloque Regional de Poder en América Latina». Comenzando con el ALBA, proyecto que despegó sólo con Venezuela y Cuba y que ahora ya suma a Bolivia, Ecuador y Nicaragua, se busca extender los principios de la integración solidaria, la cooperación y la equidad planteando mecanismos de integración entre los pueblos y Estados de América Latina.
Retos y motores de la revolución bolivariana
Los avances de la revolución no han estado libres de obstáculos y enemigos, reflexiona Tirado Ruiz en su discurso frente al público presente en el acto conmemorativo.
«Las fuerzas del oscurantismo y sus aliados de la oligarquía criolla han tratado en varias oportunidades de derrocar al gobierno de Venezuela y detener los avances del proceso. Han recurrido al golpe de Estado como ocurrió en abril de 2002; igualmente, otro intento entre diciembre y enero de 2002-2003, cuando ejecutaron un golpe petrolero, paralizando PDVSA, la principal empresa nacional, y, finalmente, accionaron el mecanismo del referéndum revocatorio en agosto del 2004.»
Pero el pueblo organizado y en permanente movimiento convalidó al gobierno, «donde Chávez les dio una paliza electoral».
El pasado tres de diciembre de 2006 la mayoría de los venezolanos votó a favor del Presidente Chávez, con más del 60% de los votos, lo cual le confirió «el piso político suficiente para emprender la fase socialista de la revolución».
Durante el proceso electoral, Chávez identificó al Presidente George W. Bush como el enemigo principal del proceso venezolano, pero, además, «habló directamente al pueblo, señalando que la única alternativa que tenemos en Venezuela y en América Latina es el socialismo del siglo XXI como modelo de sociedad a construir. Esto hay que recalcarlo, el socialismo es la única alternativa, no hay otra vía posible».
Apenas fue juramentado Chávez como Presidente reelecto definió claramente y con precisión los motores que impulsarán la radicalización y la consolidación de la revolución.
A decir de Ruiz Tirado, «el primer motor es el Habilitante, donde la Asamblea Nacional faculta al Presidente a emitir decretos con rango de ley… que acelerarán las nacionalizaciones de las empresas en áreas estratégicas como la petrolera, electricidad y telecomunicaciones».
Un segundo motor es el de la Reforma Constitucional. «Se trata en este caso de superar, por la vía de los cambios en la normativa, distintas limitaciones que tiene la actual Constitución, sobre todo en temas como las formas de propiedad y el ejercicio de la soberanía nacional. Se hará especial énfasis en el desarrollo de la propiedad social de los medios productivos.»
El tercer motor denominado Moral y Luces. Referido fundamentalmente a la necesidad de producir una nueva cultura revolucionaria, cimentada en el estudio y en la investigación, tanto en el plano escolar como en todos los ámbitos de la vida social. Se busca acelerar la formación de formas superiores de conciencia política que produzcan claridad de objetivos y estrategias en el seno de los movimientos populares.
A diferencia de la actual geometría del poder dominante, un cuarto motor es la Nueva Geometría del Poder. Se trata aquí del reordenamiento geopolítico de la nación. Una nueva manera de pensar la distribución política, territorial, económica, social y militar de Venezuela.
Y por último un quinto motor es el de la Explosión del Poder Comunal «orientado a cimentar las bases del poder popular en las comunas populares. Se trata de consolidar la más amplia red de estos poderes del pueblo en una gran confederación» concluyó Ruiz Tirado.
Cada uno de estos motores tiene un gabinete específico y existe una coordinación entre ellos. Entramos en una etapa de radicalización y consolidación de la revolución, donde las exigencias y los retos cada vez serán mayores.
El embajador venezolano alertó, «hay que estar atentos al accionar de los enemigos históricos y estratégicos. Aquellos que intentan detener el avance de los pueblos latinoamericanos, dividir, boicotear la integración, aislar la revolución bolivariana.»
Destacó las reacciones populares ante ellos que «no se han hecho esperar y ya una ola de manifestaciones recorre el continente, condenando estas iniciativas antidemocráticas».
Al respecto, dijo, «sólo la unión de nuestros pueblos otorgará la fuerza suficiente para repeler nuevos intentos de agresión y de ataques a nuestra soberanía».