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Por qué Chávez quiere un precio de 50 dólares para el petróleo

Fuentes: Clarín

Un precio estabilizado en 50 dólares el barril le permitiría a Caracas ampliar enormemente el volumen de sus reservas y saltar de escala en el mapa petrolero mundial.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, está empeñado en transformar la política petrolera mundial mediante un acuerdo con los países consumidores que mantenga un precio de 50 dólares el barril.

Un acuerdo de largo plazo permitiría a Venezuela contar sus enormes depósitos de crudo pesado como parte de sus reservas oficiales, que según Caracas, albergarían más petróleo que las de Arabia Saudita.

«Tenemos las mayores reservas de petróleo del mundo; tenemos petróleo para doscientos años», declaró Chávez en una entrevista al programa Newsnight de la BBC emitido el lunes. Y agregó «50 dólares el barril, es un precio justo, no un precio caro».

El precio propuesto por Chávez está cerca de 15 dólares menos por barril que el actual nivel internacional; pese a eso, un acuerdo de largo plazo que trabara el precio en 50 dólares el barril podría tener enormes consecuencias para la posición de Venezuela dentro de la comunidad petrolera mundial.

Según fuentes estadounidenses, Venezuela posee el 90% del crudo extra pesado del mundo, depósitos que para poder refinarse deben ser transformados primero en crudo liviano sintético y que sólo son operables en términos económicos con un precio del crudo no inferior a 40 dólares el barril. Un informe del Administrador de Información Energética de los EE.UU., Guy Caruso, citado por Newsnight , sugiere que Venezuela podría tener más de un billón de barriles de reservas.



Incremento enorme

Un precio trabado en 50 dólares por barril le abriría el camino a Venezuela -que ya es el quinto exportador de petróleo del mundo- para declarar un enorme incremento de sus reservas oficiales, lo cual la facultaría para reclamar en la OPEP (la organización de los países productores) un gran aumento de su cuota de producción permitida.

El Ministro del Petróleo venezolano, Rafael Ramírez, declaró en otra entrevista con Newsnight , que su país planea pedir a la OPEP que reconozca formalmente el incremento de sus reservas a 312.000 millones de barriles (Arabia Saudita tiene 262.000 millones) cuando Chávez sea el anfitrión de una reunión de la OPEP el mes próximo en Caracas.

Es probable que la ambiciosa estrategia de Venezuela para subir de posición en el orden mundial de los grandes productores mediante el incremento del nivel de sus reservas oficialmente reconocidas suscite oposiciones. Algunos países se opondrán a la idea de un precio fijo para el mercado petrolero mundial considerablemente inferior al actual. A otros probablemente no les gustaría ver reducida su influencia sobre los precios petroleros mundiales a manos de Caracas.

Las pretensiones actuales de Venezuela marcan cuánta agua ha pasado bajo el puente desde el momento en que Chávez llegó al poder después de años de incumplimientos de las cuotas de la OPEP que contribuyeron a mantener bajos los precios del petróleo. «Hace siete años, Venezuela era una colonia petrolera de los EE.UU» dijo Chávez.



Cambio de régimen

Al mismo tiempo que intenta consolidar su posición en la escena mundial, el presidente venezolano también modificó hacia adentro de su país el estatuo con el cual operaban las multinacionales petroleras. El viernes 31 de marzo, su gobierno anunció que 17 petroleras suscribieron memorandos de entendimiento para formar empresas mixtas. En el nuevo marco, 32 acuerdos en actividad se convertirán en 30 joint ventures en los cuales la estatal Petróleos de Venezuela tendrá el 60%. «Ahora somos socios y esto nos compromete mucho más. Ya no se trata de un contrato para realizar un servicio; es una alianza estratégica», les dijo Chávez a las empresas que firmaron.

Los nuevos acuerdos no fueron universalmente bien vistos por las empresas petroleras. Exxon Mobil y la empresa italiana Eni se negaron a firmarlos.

Chávez, un ex paracaidista que sobrevivió a varios atentados contra su vida y que enfrenta la reelección en diciembre, considera las ganancias petroleras venezolanas decisivas para luchar contra la pobreza. Los críticos lo acusan de dispersar la riqueza petrolera del país en programas sociales improvisados.