Para el profesor Manfred Max-Neef, Premio Nobel Alternativo de Economía, «el libre comercio puede ser comercio, pero prácticamente nunca es libre. Los tratados comerciales promueven la eliminación de restricciones que protegen a las personas e incrementan la protección de los intereses corporativos» Max-Neef, economista chileno, es el creador de los principios de Economía Descalza y […]
Para el profesor Manfred Max-Neef, Premio Nobel Alternativo de Economía, «el libre comercio puede ser comercio, pero prácticamente nunca es libre. Los tratados comerciales promueven la eliminación de restricciones que protegen a las personas e incrementan la protección de los intereses corporativos» Max-Neef, economista chileno, es el creador de los principios de Economía Descalza y de la Teoría del Desarrollo a Escala Humana, lo que le valieron el galardón «Righ Livelihood Award», conocido como Premio Nobel Alternativo, el cual es entregado cada año en ceremonia especial del Parlamento sueco.
El Nobel Alternativo, ideado por el escritor sueco y miembro del Parlamento Europeo, Jacob von Uexkull , fue entregado en 1983 a este científico social «por revitalizar las comunidades pequeñas y medianas, impulsando la autoconfianza y reforzando las raíces del pueblo».
Fundador y director ejecutivo del Centro de Alternativas de Desarrollo y miembro del Consejo Ejecutivo del Club de Roma, Max-Neef es autor de ocho libros y de más de 100 ensayos y artículos. Comenzó su actividad profesional como ejecutivo de la petrolera Shell, pero gracias a sus sensibilidad social renunció a su posición en esa transnacional y se metió a trabajar con los sectores más deprimidos de América Latina, haciendo investigación de campo y alternando con actividades docentes. En la década de los sesenta dictó clases sobre Economía del Desarrollo en la Universidad de California en Berkeley, y posteriormente se desempeñó como economista y director de proyectos en la FAO, UNICEF, PNUD y la OIT. Ha sido, además, rector tanto de la Universidad Austral de Chile de la ciudad de Valdivia como de la Universidad Bolivariana de Santiago, y es miembro de diversas organizaciones científicas como la Academia Europea de Ciencias y Artes, el Grupo Internacional de Protectores del Programa de Estudios sobre Refugiados de la Universidad de Oxford, así como del Comité Científico de la Academia Leopold Kohr de Salzburgo, Austria, y de la Fundación Dag Hammarskjold, de Suec ia. Así mismo, forma parte del Consejo Asesor del Instituto para la Creatividad Ambiental de Yokohama, Japón, y funge como consejero científico de la Universidad del Mar Negro, Rumania, y de la Schumacher Society británica; participa también en el Consejo Editorial de la Revista Internacional de Economía Ecológica (Journal of Ecological Economics).
Fue el primer economista en Chile que habló de sociología del desarrollo, lo cual, dice, «me convirtió en un charlatán, porque según muchos, estaba hablando puro disparate en una época muy economicista, parecida a la de hoy. Como no tenía lugar en mi país, me fui a Berkeley, y lo que era charlatanería en Chile me valió ser profesor ahí».
En el terreno político, Max-Neef se presentó como candidato independiente a la Presidencia de Chile en 1993.
Entre sus principales obras están: «Sociedad Civil y Cultura Democrática», realizada junto con Antonio Elizalde (1990); «Desarrollo a Escala Humana», (1993); «From the Outside Looking In», «Experiences in Barefoot Economics», y «Real Life Economics: Understanding Wealth Creation», trabajo realizado con con Paul Ekins (1993).
En su reciente visita a Bogotá, accedió a dialogar con WWW.CRONICON.NET.
EL NEOLIBERALISMO ES INSUSTENTABLE
– ¿Vislumbra usted alguna alternativa económica para enfrentar el modelo neoliberal que es hoy la base del capitalismo mundial?
– A mí no me gusta la palabra modelo porque es un concepto rígido y lineal, carece completamente de complejidad. Alternativas existen, pero el neoliberalismo está sumamente arraigado. Ahora, el posible reemplazo, y en este sentido soy a estas alturas un tanto pesimista, es que creo que va ocurrir después del colapso, no antes. El neoliberalismo es desde todo punto de vista insustentable en el largo plazo por una cantidad de razones económicas, financieras, ecológicas, etc. El problema es que si analizamos el tema, definitivamente no estamos preparados para cuando ese colapso ocurra. Por decirlo en términos más metafóricos, no hemos construido el colchón sobre el cual caer cuando esta cosa se derrumbe, y eso a mi juicio es absolutamente fundamental, porque como siempre ocurre en estos casos los que van a pagar la cuenta van a ser los más débiles y los más pobres. En ese sentido la propuesta mía apunta a la necesidad de estructurar planes vigorosos y enfocados hacia fortalecer las economías locales y regionales; lo pequeño y lo mediano; la microempresa y la media empresa, que es además, el sector que da por mucho la mayor parte del empleo que es uno de los problemas que estamos enfrentando prácticamente en todo el mundo. Eso hay que hacerlo y eso, además, se puede hacer, sin que el modelo dominante pueda evitarlo. Hay otras cosas que no se pueden hacer, por ejemplo a niveles macro, en este momento es muy difícil que un país se atreva a hacer cambios porque queda marginado de una cantidad de procesos, dadas las normas de la Organización Mundial de Comercio. Pero en lo micro se puede hacer mucho y se está haciendo muy poco.
– ¿Cuál es su opinión de procesos políticos que tienen que ver mucho con lo económico que se vienen dando en Latinoamérica en países como Uruguay, Venezuela, Brasil y Argentina? ¿Esos intentos de buscar políticas alternativas al esquema neoliberal si tienen sustento?
– Hasta qué punto son intentos reales o son declaraciones que obviamente son bienvenidas. Lo que se precisa en este momento son cambios que tengan impacto global. Es decir, hay que pasar de la anécdota a la historia. Si estamos entrampados en un proceso de impacto de control mundial que realmente es profundamente perverso, la única manera que tenemos para enfrentar eso es si alguna vez en la historia fuéramos capaces de ponernos de acuerdo en algo, porque nuestra incapacidad de latinoamericanos para ponernos de acuerdo en algo es realmente colosal. Para nosotros todo lo que es integración y cooperación es para discurso de sobremesa con aplauso garantizado, pero más allá de ello nunca hemos hecho nada y la prueba es que cada uno se embarca en buques ajenos, ustedes en Colombia están a punto de hacerlo con un TLC con Estados Unidos, en vez de reforzar en forma vigorosa lo que podría ser una cooperación interna con América Latina que le daría un poder indiscutible y peso suficie nte para poder modificar cosas.
– ¿Cuál es la experiencia de Chile, su país, con el TLC que suscribió hace algo más de un año con Estados Unidos?
– Justamente por eso no podemos hablar de una experiencia, todavía no se ha producido un lapso suficiente para hablar de experiencia, pero hay otros casos en que ha transcurrido un buen tiempo, como es el de México y a mí lo que me llama la atención cuando se empiezan a plantear nuevas negociaciones de TLC, es que la gente no se preocupa en informarse qué es lo que ha ocurrido en procesos históricos. El caso de México es particularmente dramático, en general este tipo de TLC me resulta inaceptable por el hecho de que es completamente asimétrico: el socio grande se reserva derechos que se le niegan al socio chico y eso se llama libre comercio, me parece poco menos que una burla.
– ¿Libre comercio con subsidios de los países industrializados a sus agricultores…?
– Claro, por eso; Estados Unidos sigue subsidiando sus productos agrícolas pero el resto de países no, resultado: qué ha pasado en México después de diez años de NAFTA, que hoy el 40 por ciento del maíz que se consume en este país es importado de Estados Unidos y es subsidiado y México es el país donde surgió este producto, es un componente profundo de la cultura mexicana; unos diez millones de campesinos han perdido sus condiciones de vida, debiendo emigrar a buscar empleos que no existen. Pero, claro, aumentó en uno o en uno y medio el PIB y eso si que es importante, el famoso fetiche del crecimiento.
– Efectivamente, pero crecimiento no es equidad…
– Por supuesto, pero siempre que nos hablan de crecimiento, nunca nos dicen cuál es la historia detrás de ese crecimiento; cuál es la historia humana y la historia natural. Usted puede crecer a costa de arrasar sus recursos, ¿pero ese es un crecimiento bueno, es deseable? O a costa de aniquilación de modos de vida como el caso de los campesinos mexicanos, pero el fetiche es ese, lo que para mí es patológico, sin embargo, es la única preocupación central que tienen todos los que toman las grandes decisiones, todos los jefes de Estado, no hay discurso en el que no hablen de crecimiento económico, pero todos los grandes temas que hay detrás o más allá de eso, están totalmente fuera de la agenda, entonces esa es la parte más angustiosa porque sobran los estudios, los análisis profundos de rigor científico absoluto que demuestran que este tipo de crecimiento y este tipo de modelo están absolutamente en una ruta de colisión. Nosotros hemos trabajado bastantes años para demostrar qu e en cualquier sociedad hay un periodo en el que el crecimiento económico, convencionalmente entendido, conlleva un mejoramiento de la calidad de vida, pero solo hasta cierto punto. Una vez se ha cruzado el punto umbral, más crecimiento económico, deteriora la calidad de vida, y resulta que hoy en día, todos los países del norte ya cruzaron hace unos quince años su punto umbral, eso está rigurosamente estudiado. De los países del sur hay solo dos que se han estudiado que son Chile y Tailandia, que también cruzaron su punto umbral. O sea, llega un momento en que el crecimiento dedica cada vez más una fracción mayor ya no a desarrollo sino a resolver los problemas creados por el propio crecimiento.
– Hablando de alternativas, usted ha planteado tanto la Teoría de la Economía Descalza como la del Desarrollo a Escala Humana. ¿A grandes rasgos, en qué consisten estas dos teorías económicas que le valieron el denominado Premio Nobel Alternativo de Economía?
– No son sólo teorías sino que son prácticas ya que se han puesto en vigencia en muchos lugares. La Economía Descalza tiene que ver con la pobreza, de la que se habla tanto y se discute tanto, pero la inmensa mayoría de la gente que trata de discutir sobre este tema no tiene ni idea de qué se trata. En primer lugar, el gran error que se comete es querer hacer cosas para los pobres, y no hay que hacer cosas para los pobres sino hay que hacer cosas con los pobres, ahí está la gran diferencia. Lo primero que uno detecta cuando uno se ha metido a vivir y convivir, yo lo hice durante unos doce años, en sectores de extrema pobreza de la selva, de la sierra, de sectores urbanos, etc., es la inmensa creatividad que hay en el mundo de los pobres. Si usted quiere sobrevivir tiene que ser muy creativo y esa creatividad nadie la aprovecha, nadie se molesta en enterarse en qué consiste y si eso se estimulara, se puede conseguir efectos absolutamente formidables. Ahora, por qué Economía De scalza, yo la defino como aquella experiencia en la que el economista se atreve a meterse en el barro y cuando está ahí tiene al frente suyo, también metido en el barro, a ‘Juan López’, flaco, sin trabajo, con cinco hijos, una mujer y una abuela por mantener y el tipo no tiene empleo. ¿Qué le dice usted como economista a este hombre? ¿Que se alegre porque el PIB está creciendo a un 5%? Bueno, ahí se da cuenta usted que el lenguaje económico convencional es un lenguaje obsceno y además que no sirve para nada. Entonces, ahí hay que inventar un lenguaje que sea coherente con esa realidad, y esa es la Economía Descalza. Y ese lenguaje yo lo tuve que inventar porque me di cuenta que todo el bagaje de estupendo economista no me servía absolutamente para nada en ese sector y aprendí en los medios de pobreza mucho más de lo que me enseñaron en las universidades, sin lugar a dudas.
– ¿Y la Teoría de Desarrollo a Escala Humana?
– El primer postulado fundamental de esta teoría señala que la economía está para servir a las personas, y no las personas para servir a la economía, lo tradicional es justamente al revés. Esto quiere decir que lo que yo tengo aquí como referente es una cosa que se llama economía, la cual está concebida como un modelo, vale decir, es simplista y es absolutamente lineal, sin embargo le incluyo un personaje, al que le atribuyo plena racionalidad y por lo tanto se va a comportar como un homo economicus. De esta manera, tengo como referente a la persona, un ser humano, al que voy a meter en una economía, generando un sistema supremamente complejo, que cambia absolutamente, ya no se trata de escribir en términos de ecuaciones diferenciales que es lo que les encanta a los economistas, sino que se ingresa a un nivel completamente distinto. Lo que hay que entender es qué es el ser humano, en este caso, y qué significa la economía para el ser humano, de ahí que la base de todo el Desa rrollo de Escala Humana es la satisfacción de las nueve necesidades humanas fundamentales que nosotros hemos identificado: subsistencia, protección, afecto, participación, entendimiento, ocio, creación, identidad y libertad. Cualquier actividad afecta esas necesidades en las personas y ese debe ser el elemento para evaluar cómo funciona o cómo se comporta un determinado proceso económico y en esto el crecimiento es completamente secundario, puede ser necesario o absolutamente innecesario, porque esta es una economía orientada en términos cualitativos y no en términos cuantitativos, ahí radica la diferencia.
– ¿El Right Livelihood Award, conocido como Premio Nobel Alternativo que le fue otorgado a usted en 1983 ha contribuido a desarrollar sus teorías, o cuál ha sido su significado?
– Tiene un significado enorme porque en su género es considerado el premio más importante del mundo ya que es paralelo a los Nobel tradicionales y está basado en la forma más estricta en el testamento de Alfred Nobel, mucho más que los convencionales, porque en éstos se han violado muchas veces las disposiciones testamentarias de resaltar a personas que hubiesen contribuido realmente con beneficios a la humanidad, pues en la lista aparece un Kissinger o un Milton Friedman. Precisamente esto fue lo que llevó la creación del Nobel Alternativo que se entrega en el Parlamento sueco. En mi caso el premio ha ayudado en términos de la difusión de estas teorías, pero la aplicación de las mismas había comenzado desde antes. De hecho hay muchos partes del mundo en donde se está aplicando y muy exitosamente los principios del Desarrollo a Escala Humana, sin ir muy lejos, Colombia es uno de los países donde hay mas proyectos orientados por esta metodología, el más lindo para mí, que llev a más de diez años, es en el departamento de Nariño, concretamente en La Cocha con la Organización de Desarrollo Campesino que ha contribuido a cambiar y mejorar la forma de vida de la comunidad en forma notable. Igualmente he trabajado en esa dirección con Francisco de Roux y en otros países como Sudáfrica, Namibia, Lesotho, donde hay más de 250 grupos que constituyen una red trabajando a nivel local superando los niveles de pobreza. En Australia, igualmente, se ha contribuido a mejorar la cohesión social en ciudades pequeñas en proceso de decadencia y también en Europa, en poblaciones de Suecia, Inglaterra y Escocia. Es un hijo que ya abandonó a su padre y corre con colores propios.
– ¿El neoliberalismo estará en sus estertores y colapsará más temprano que tarde? ¿Es optimista con el advenimiento de una economía humana que reemplace la economía de libre mercado?
– Esta última que usted menciona corre el riesgo de colapsarse y no por culpa del libre mercado, si el mercado no tiene nada de malo, pero el mercado es bueno para lo que es bueno, no es bueno para todo. En el neoliberalismo que es una seudo religión todo se resuelve con el mercado y con el crecimiento. Esta religión incluso tiene su santísima trinidad: crecimiento económico, libre comercio y globalización; tiene su propio Vaticano: el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio que como Vaticano que se precia es infalible, sabe mucho mejor que todos lo que es bueno para nosotros y en aras de nuestra salvación «generosamente» nos lo impone, ese es el esquema en que estamos. Eso está en una ruta de colisión; cuándo vaya ocurrir no lo podemos predecir, pero las causas fundamentalmente van a ser dos: una, por razones financieras porque el nivel de especulación a que ha llegado el mundo es absolutamente astronómico; la especulación cambiaria es de más de un trillón de dól ares al día, que equivale a 50 veces más que la economía real de intercambio de bienes y servicios, lo que es una cosa demencial que nadie puede controlar; y dos, por razones de la naturaleza, el grado y la velocidad con que estamos generando destrucciones irreversibles como el caso del agua que va a ser el mayor problema del siglo XXI, puede ser la otra causa del colapso. Ahora, lo que tendría que venir luego del colapso en mi opinión sería algo mejor, una coexistencia más justa entre la trinidad de la supervivencia que es la relación armónica entre naturaleza, seres humanos y tecnología.