Será que no lo podemos creer, será que son demasiadas las imágenes y significados que invaden nuestras mentes a la hora de establecer un criterio básico respecto a una crucial circunstancia que rodea la vida del 90% de las personas: la total desvalorización de la vida, y no lo digo solo por la frecuente manipulación […]
Será que no lo podemos creer, será que son demasiadas las imágenes y significados que invaden nuestras mentes a la hora de establecer un criterio básico respecto a una crucial circunstancia que rodea la vida del 90% de las personas: la total desvalorización de la vida, y no lo digo solo por la frecuente manipulación mediática de la violencia social condensada, lo digo por una caída completa del valor-trabajo, del valor del esfuerzo, del derecho a la retribución que una sociedad cualquiera ha de darle a quien trabaja por ella por quienes la dominan. Lo digo por nuestro valor-persona en una sociedad donde todos y todas somos supuestamente equi-valentes, y sin embargo, un descaro sin nombre nos convierte a un 90% en una masa de pobres des-valorizados, donde ya no valemos ni siquiera para que las verdades mínimas sean de nuestro derecho. Lo digo por el mas pendejo ciudadano que reclama algún respeto y valor dentro del mas estricto, liberal y burgués de los órdenes.
Lo cierto es que entre el vuelo conspirativo de unos oficiales fantasmas que por lo visto y expuesto querían dar un golpe de estado en avioneta armada, y la legalización del robo concentrado de todo este periodo de control de divisas en favor de los grandes monopolios importadores y comerciantes, dentro de un solo ciclo de tiempo de no más de 48 horas, se ha legalizado (a través de un sistema de cambio que legaliza el dólar negro ya hiperinflado, y medidas corelacionadas) un saqueo de riquezas sin precedentes, y un golpe de estado definitivo a todo el legado revolucionario (algo que solo podríamos relacionar con la ansiedad de los banqueros europeos forzando la invasión a Libia para ellos quedarse con los 250 mil millones de dólares que tenía en Estado Libio en sus bancos). Las imágenes de golpe, «terribles amenazas y conspiraciones del imperio», anuncios de medidas que convierten en gracia lo que es un desastre, quedaron siendo SIN LUGAR A DUDA una manipulación gigantesca para consolidar lo que es definitivamente y sin populismos meditizadores UN GOBIERNO DE LOS RICOS, en el más estricto y puro sentido de la palabra.
Un gobierno de los que tienen dólares, muchos o en tarjeticas de crédito acumuladas o compradas, y luego lo vuelven a comprar baratísimos y lo revenden legalmente carísimo, a un mercado dominado además por la mafias relacionadas con el blanqueo de divisas y uno que otro importador desesperado sin importancia. «Y que maravilla mis queridos riquitos, ¡AHORA TODO ES LEGAL!…¡te quiero Nicolás!». Aunque parezca mentira y esto sea un simplismo barato, esa es toda la lógica del gobierno de ricos de Nicolás Maduro, aquí no cabe teoría adicional, ni explicaciones hiperteóricas de la izquierda oficializada, por cierto la mas abstracta y evasiva que existe en el planeta.
Para no creer obviamente pero si lo vemos con tranquilidad y nos quitamos por un momento el imbécil inocentón que nos acompaña, particularmente si nos empaña la vista algún apego sentimental y de memoria con el chavismo, sus épicas y sueños, y nos llena de culpas intelectuales si no pensamos que esto se hace por la «bondad sacrificial a la patria», la vista se abre y la realidad cruda y neta se descubre. Lo demasiado cierto es que toda esta avanzada de medidas y golpes producidos en horas configuran en su conjunto un movimiento de piezas sueltas y puestas sobre la escena cuyo único fin es envolver la mente colectiva dentro de una trama de supuestos hechos que impidan cualquier acto de rebelión o de movimiento protestatario que en su espiral podría hacer ver a la comprensión colectiva la verdad que se juega en todo esto. El desfalco millardario a este país se ha legalizado, eso es todo lo que ha pasado mientras pasaba una avioneta rápidamente es desactivada por el «recio y heróico comando Diosdao», evitando el desastre de sus bombas, asesinatos a presidentes, instituciones y canales de televisión. ¡Mamita! ¿dónde esta ese nuevo general Frank de la primera guerra mundial bajando aviones alemanes y echando bombas a mano en su monomotor de dos alas que ahora renace en este general preso y criollo?. ¿No se ve el juego de significantes?: un golpe económico que podría generar un sacudón social es desactivado por el «golpe de avioneta del imperio», en un mismo juego de tiempos?.
Esta inversión se entiende desde el absurdo Tucan volando y bombardeando Caracas, o desde la llorantina del gobierno atacado por un imperio resuelto a humillarlo, frente a sus evidentes cuadres con las fuga de divisas y el narcotráfico por detrás. No hay mas nada que discutir solo cabe limpiar en salud mentes de millones completamente aplastados por estos significantes absurdos que luego en el ejercicio mediático se convierten en bolas colectivas de estupidez generada. Los filósofos hablarían de «golpe político biomental», a través de la manipulación de imágenes y mensajes que llaman al inconsciente mayoritario a cuadrarse por entero con el gobierno-poder: ¡nos la metieron divino y sin vaselina!.
Esto, que es manipulación pura con hechos que así haya sido verdad que un general quiere hace un golpe de Estado con una especie de avioneta cargada de bombas, fueron utilizados de lo lindo para la contingencia, me temo que se trata de una reproducción continuada de manipulación de circunstancias reales, determinantes a la vida colectiva, que viene desde el proceso de muerte de Hugo Chávez. Ya se sabrán muchas y dolorosas verdades, de todas formas ya no hay nada que hacer, por ahora solo nos queda la vida vivida, un hilo que hasta nuevo aviso nos guarda en este mundo, y eso ya es bastante.
¿Será posible una nueva vida?. Así preside su mensaje un documento pronto en público de una importante concentración de colectivos revolucionarios. Claro que sí, decía un viejo y querido camarada del 23 de Enero, pero hay que cambiar los hilos neuronales siguiendo la teoría del biólogo Maturana (creo que así es el apellido). El gobierno, no Nicolás en su conjunto, se fue al carajo, pero aprovechándose de una lógica neuronal de comprensión ya constituida dentro de las vanguardias colectivas que le permite descomunales manipulaciones en favor de los ricos que ya son y los ricos de siempre, sin que estas conexiones intrínsecas de comprensión sean afectadas. Por tanto todo lo que haga el gobierno como imagen de poder es revolucionario. Esa estructura está allí, muy debilitada y probablemente con un límite de vida próximo, pero les ha funcionado hasta la tarea superior de la legalización del desfalco histórico: meta que por los momentos han logrado.
No obstante y a pesar de lo que quieran, hay muchos campos abiertos desde los cuales es perfectamente posible crear las condiciones materiales de una nueva vida material y colectiva. Las relaciones, por fuera y en contra de esta barbaridad en que se ha convertido el Estado venezolano (William Peña por ejemplo, viejo amigo y compañero de las luchas universitarias, siendo hasta una semana presidente del INTI, le entrega miles de hectáreas a un terrófago portugués seguramente ligado al narcotráfico de Guarico, y en contra de centenares de familias campesinas productoras que han peleado esas inmensas tierras con toda abnegación y sacrificio por años, además engañándolas, ¿por qué semejante traición?, fuera de las corruptelas es casi incomprensible al menos que ellas lo fuesen todo, pero esta gente va a continuar sean las que sean las armas de lucha que se tendrá que asumir). Es así, es una barbaridad continuada a veces inexplicable que se enfrenta con el deseo de nueva vida de centenares de miles que necesitan de ese «cambio de conexiones neuronales» para entender sobre qué realidad nos movemos y las inmensas manipulaciones que se efectúan a diario desde todos los lugares dominantes de la sociedad y el Estado.
Una «nueva vida» es una nueva fabricación colectiva, una «otra política» horizontal, multidimensional, multifuncional, transversal, un no-Estado en todo el sentido de la palabra, que necesita de la movilización de millones de personas, y por supuesto de la puesta en producción de infinidad de valores de uso necesarios, cosa que supone la creación de un enorme tejido social militante y productivo. No soñamos e hicimos la revolución bolivariana para desplazar a unos y poner a otros, la hicimos por «refundar la república», construir realmente una nueva vida que no solo sea de justicia sino de nuevas relaciones humanas que nos inserten en un terreno de liberación frente a las enormes trabas históricas que el colonialismo, la dependencia, el subdesarrollo, el rentismo petrolero, han significado en todos los ámbitos de la vida. Y por eso mismo había que tomar el poder y se hizo. Se trataba y se trata de crear un «gobierno popular» -no le pongamos más adjetivos- desde el cual se empodere lo que ya era y se multiplicó maravillosamente, un pueblo en lucha, en rebelión, en negación del amo de siempre. Eso estuvo casi por lograrse, pero «la inocencia no mata al pueblo pero tampoco lo salva», dice el cantante. La inocentada de ver a los tantos «William» en el poder, amigos y hermanos, se veía como garantía comprada y segura, sin entender lo que significa en definitiva el Estado capitalista y rentista: un estado permanente de desfalco público y nada más, cosa que nuca se atrevieron a confrontar a fondo mutando y mimetizándose ellos mismos en él como era natural. Estado pacato, legalista, autoritario, burocrático, donde la burguesía desde hace más de cuarenta años no invierte nada que no sea en función del capital especulativo de la tierra, el comercio, la construcción, y así mismo ha podido saquear toda la renta petrolera; una sueño dolarizado y consumado que ahora se legaliza.
El gobierno popular es un «no-Estado» insistimos, y ya demasiada prueba tenemos, bien vivida y sufrida de que solo puede ser así. Y la meta de principios de los años 2000 sigue siendo igualita ahora, solo que ya se acabó la ilusión del «Estado empoderador». Eso nos lleva a reencontarnos con muchas formas de luchas, «volvemos por todos los caminos» reza la consigna. Una tarea larga y difícil, ahora más difícil que entonces pero que a nuestro modo ver, no tiene sentido entrar a discutir a fondo en sus formas de lucha mientras esas «conexiones neuronales» tan alienantes sigan dándole validez al golpe de las avionetas imperialistas a la misma hora del descomunal golpe económico producido. Es imposible sacar conclusiones consistentes mientras no se restablezca una verdadera «moral del alzado» que vive en potencia dentro del poder popular…¡pero una nueva vida vendrá!, porque sí, porque nos da la gana de ser libres y ya, ¿si los kurdos triunfan en una luchas mil veces más terrible por qué no nosotros?.
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