En una campaña electoral británica eclipsada por el brexit, una importante iniciativa de los laboristas ha atraído nada o casi nada de atención. Enterrada en la página 60 del programa del partido, se trataba de una propuesta para introducir una prueba piloto para explorar la renta básica universal (RBU), normalmente definida como una transferencia de […]
En una campaña electoral británica eclipsada por el brexit, una importante iniciativa de los laboristas ha atraído nada o casi nada de atención. Enterrada en la página 60 del programa del partido, se trataba de una propuesta para introducir una prueba piloto para explorar la renta básica universal (RBU), normalmente definida como una transferencia de dinero incondicional para todos los miembros de una comunidad política, como un derecho, sin comprobaciones de renta o requisitos de empleo. Dando algunos detalles, el programa describía la iniciativa como una forma innovadora de responder a los bajos salarios y a la inseguridad laboral. Es la primera vez que un gran partido del Reino Unido expresa su interés en la RBU: aunque el compromiso también estuvo presente en el Partido Verde, que prometió implementar la política para todos los residentes del país para 2025.
En mayo, el responsable de la oposición del ministerio de hacienda, John McDonnell, reveló que el partido estaba considerando pruebas piloto en Liverpool y Sheffield, ambas ciudades habían buscado apoyo. Pero tras la reciente derrota electoral del laborismo, el futuro renqueante de la RBU solo pervive en Escocia, donde los partidos locales han estado poniendo en práctica programas piloto en Fife, North Ayrshire, Edimburgo y Glasgow desde 2017. Sus comités de dirección informarán a los ministros del Gobierno escocés sobre su plan en marzo de 2020.