Bastante controversia ha desatado la iniciativa del Presidente Chávez sobre la constitución del Partido Socialista Unido de Venezuela. Debate que permitirá dar claridad a esta fundamental iniciativa política. La unidad de las fuerzas revolucionarias es un proceso complejo, toda vez que no es fácil forjar en instantánea y por ordenanza oficial la integración «orgánica de […]
Bastante controversia ha desatado la iniciativa del Presidente Chávez sobre la constitución del Partido Socialista Unido de Venezuela. Debate que permitirá dar claridad a esta fundamental iniciativa política. La unidad de las fuerzas revolucionarias es un proceso complejo, toda vez que no es fácil forjar en instantánea y por ordenanza oficial la integración «orgánica de los revolucionarios y las revolucionarias en nuestro país», para lograr ‘la justicia, la igualdad, la solidaridad, la independencia nacional, soberanía y autodeterminación de nuestro pueblo, eliminando todo tipo de explotación del hombre por el hombre y por la definitiva liberación de las Clases Oprimidas, creando las condiciones reales de ejercicio del Poder Popular como expresión de la Democracia Revolucionaria’.
Hay que entender que el proceso para la creación del PSUV tiene sus instancias, sus trámites, su ritmo, sus etapas y, quiérase o no, va a propiciar importantes contradicciones entre esa diversidad de fuerzas políticas, liderazgos individuales, colectivos y grupos no partidistas que deberán ceder espacios, lemas y jefaturas para abrir camino a la nueva organización.
Por tal razón una importante circunstancia de la iniciativa presidencial es ajustarse a las contradicciones presentes en el contexto social existente.
Contexto que incorpora los grandes avances alcanzados a lo largo de los últimos años y que, justamente dan forma a la revolución bolivariana, pero que igualmente presenta situaciones problemáticas que deben ser resueltas como la pervivencia de formas estatales corruptas, clientelares y ‘borrachas’ (dice el Presidente); la existencia de protuberantes enclaves neoliberales en el sistema financiero, en la explotación petrolera, en la política fiscal, monetaria, crediticia, aduanera y en la organización de los mercados laborales; como las influencias y dominios imperialistas bushianos en importantes ongs, en los medios de comunicación, en la FAN, en la iglesia y en las corporaciones profesionales y científicas, con indiscutible capacidad para desestabilizar y hacer daño.
Para decirlo en pocas palabras, el contexto social del PSUV es el de una aguda lucha de clases entre los sectores populares y revolucionarios contra la oligarquía social liberal encuadrada en la oposición escuálida, ahora con puentes en núcleos oficiales de una «izquierda» neoliberal, proimperialista, matraquera, corrupta, clientelar y alcohólica, que acumula fortuna y poder mediante el metabolismo postmoderno de la teatralidad y la simulación.
Por fortuna, el espectacular resultado de las elecciones del pasado 3 de diciembre, con el respaldo multitudinario a la reelección del Presidente Chávez, le da un tono más reflexivo, sosegado e inteligente al debate, sin el asedio y la provocación sostenida de los radicales de la ultraderecha, ni la impertinencia de los ultras de «izquierda», tan funcionales a la derecha, asi no los pague la CIA porque no lo necesita, por la extravagancia de sus tesis y la radicalidad gestual que les acompaña en la tarea de engañar y distraer grupos populares muy precarios.
El Presidente tiene un mandato legitimo, claro y contundente para avanzar en las nuevas tareas del proceso revolucionario.
Colocados en esa perspectiva, conviene ordenar, sin pretensiones dogmáticas ni abroquelados académicos propios del vértigo teoricista de quienes se consideran majestades iluminadas y dueños de todas las verdades en el campo de la teoría revolucionaria, las premisas fundamentales que conforman la plataforma de este importante proceso político, en nuestro modesto criterio, son las siguientes:
1. El liderazgo político y la claridad conceptual e ideológica del Presidente Chávez. Más de 8 años de su diestra y hábil dirección política han dado forma a una de las más emblemáticas metáforas -más que un simple e inocuo icono- revolucionarias del mundo moderno y de los pueblos latinoamericanos. El Presidente Chávez, sin mesianismos ni culto a la personalidad, es el corazón mismo de la nueva subjetividad revolucionaria gestada con la dinámica de los cambios radicales experimentados por nuestra nación en los últimos años. Eso me parece fundamental tenerlo claro. Un conductor y un líder de esas dimensiones no es algo muy común en la historia de las naciones. Por eso la importancia de valorarlo en toda su estatura y alcances, para no perder el sentido de las proporciones y hacer jueguitos imbeciles a la contrarrevolución.
2. El Presidente ha dicho que el PSUV es una herramienta esencial para avanzar en la construcción del Socialismo nuestro, endógeno y bolivariano.
Construir, profundizar, consolidar el Socialismo, es la prioridad de esta nación en el futuro inmediato. Esa es la gran batalla que nos espera en el 2007, para lo cual es necesario realizar una Reforma Constitucional, cuyos trazos se han insinuado, al establecer como objetivo estratégico la configuración del PODER POPULAR, mediante los Consejos Comunales, porque la organización de nuestro Socialismo debe fundarse en los poderes comunitarios y locales, en una estructura política que nazca desde las bases populares y ciudadanas.
Conviene remarcarlo, el Presidente Chávez ha dicho que nuestro Socialismo tenemos que idearlo y parirlo acá, para lo cual aportó una crucial tesis, luego de evocar a Carlos Marx y Federico Engels, con la que señala que la transformación del modelo económico es fundamental si queremos construir un verdadero Socialismo. Mas claro no canta un gallo rojo-rojito.
Es evidente que en la actual base económica están nuestros principales desafíos. Hasta ahora, la revolución bolivariana ha mostrado que puede desatar tasas de crecimiento impresionantes, sin antecedentes, que puede dar forma a una macroeconomía solidaria, que puede focalizar el gasto público en las necesidades sociales básicas fundamentales de las personas (Misiones); pero aún hay temas gruesos que necesitan ser abordados con mas audacia como el del sistema financiero y bancario, la política monetaria, el de la organización laboral, el de las relaciones con las multinacionales aun en condiciones de grave asimetria, el de la integración latinoamericana, el de la diversificación industrial, el de la propiedad latifundista, el de la diversificación industrial y el de la propia propiedad privada de los medios de producción.
En todo caso, el Presidente ha dicho que el Socialismo es una construcción diaria. No debemos imaginarlo como un Estado al que vamos a llegar un día por arte de magia. El Socialismo es un proceso de construcción diaria y paciente. Asi es. Con eso no se juega.
3. Igual deberá suceder con el PSUV, como instrumentación del poder popular, como un partido revolucionario, socialista, radicalmente democrático, indoamericano, venezolano y bolivariano, que será el resultado de un amplio proceso político, ideológico, paro lo cual, según aconseja el Presidente, debemos estudiar y leer mucho, discutir mucho, hacer reuniones, como el previsto Congreso Político, Ideológico, Doctrinario y Organizativo a mediados del 2007.
4. En el marco de este proceso de estudio, debates, reuniones, asambleas y congresos, es conveniente priorizar los aspectos esenciales de la conformación del PSUV. Me refiero a la definición de su concepción y estructura orgánica, al método de su construcción orgánica, a su horizonte ideológico, a su programa, a su estrategia y a su naturaleza de clase.
5. Para algunos que todavía no han entendido las dimensiones de lo que ocurre acá, es importante recordarles que asi como los estados y otras instituciones políticas y sociales son contingentes (por ejemplo la familia), sucede igual con los partidos y movimientos políticos, estos reflejan épocas y circunstancias que al variar inducen otras formas de encuadramiento político. Llegará el momento en que no se necesite ni el Estado, ni los partidos, ni otras instituciones públicas porque los seres humanos hallarán la forma de autorregularse en su vida comunitaria y solidaria. En eso consiste el Comunismo, como forma superior de organización social.
En todo caso, esto apenas comienza. En próximos artículos nos referiremos a otros asuntos de este trascendental debate para los venezolanos y los revolucionarios.