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Preparando el pueblo para la defensa de la revolución

Fuentes: Rebelión

«La seguridad de la nación se fundamenta en la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil». A partir de este artículo, el 326 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se ha forjado en el país lo que se ha bautizado como nueva doctrina militar. La profundización y aceleración de esta nueva […]

«La seguridad de la nación se fundamenta en la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil». A partir de este artículo, el 326 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se ha forjado en el país lo que se ha bautizado como nueva doctrina militar. La profundización y aceleración de esta nueva estrategia militar es uno de los diez objetivos que Chávez fijó tras la victoria del referéndum del 15 de agosto pasado y que ha abierto, según el mismo presidente, una nueva etapa de la Revolución, que también tiene que permitir construir un nuevo modelo democrático de participación popular, un nuevo sistema económico, una nueva estructura social, acelerar una nueva institucionalidad del aparato del Estado y continuar impulsando un nuevo sistema multipolar internacional. El sociólogo Heinz Dieterich explica que la nueva doctrina militar nace como respuesta a la amenaza imperialista norteamericana y está diseñada para disuadir un agresor numéricamente y tecnológicamente muy superior; esta estrategia bebe de las teorías de la guerra «de todo el pueblo» de Cuba y de «la guerra popular prolongada» de la China y el Vietnam. Así pues, desde hace unos meses, Chávez está promoviendo el aumento de la reserva militar del país -quieren tener 100.000 reservistas entrenados antes de que acabe el año, la misma cantidad de soldados que hay actualmente en el ejército regular- y la creación de unidades de defensa popular en cada barrio y fábrica, que dependen directamente de él.

El cuartel Cipriano Castro está situado en el 23 de Enero, uno de los barrios históricamente más combativos de Caracas, y es uno de los edificios del país desde dónde se ha empezado a impulsar esta nueva doctrina militar: acoge uno de los 22 batallones de reservistas que se han creado, y está formado por 10.000 hombres y mujeres, cifra que va en aumento porque cada día llegan al cuartel una media de 250 nuevas solicitudes para ingresar en la reserva. Por turnos, los reservistas entrenan aquí en grupos de 3.000 todos los sábados y algunos domingos. Teoría y práctica de 7 de la mañana a 5 de la tarde para unos hombres, sobre todo, y algunas mujeres que habían formado parte del ejército anteriormente, pero también para quien nunca se ha incorporado a filas, con la condición de haber aprobado el bachillerato. Cuando entramos al cuartel nos recibe Alberto Castillo, el director de la Biblioteca Ezequiel Zamora, que se reabrió hace 6 meses y tiene la sede en el edificio. Castillo nos cuenta que, además, hace 8 meses que también perteneze a la reserva. La biblioteca, la reserva… todo esto forma parte de lo que en la República venezolana se llama unión cívico-militar. En el caso de este cuartel, la unión se concreta en que el edificio castrense ha abierto sus puertas para acoger las clases de las misiones educativas -hay cinco aulas dónde se imparten clases de alfabetización y de primaria y bachillerato para adultos-, cursos para formar cooperativas y un centro médico de diagnóstico integral de atención gratuita. Y es que el mismo artículo 326 señala que la seguridad de la nación también incluye la satisfacción progresiva de las necesidades individuales y colectivas de las venezolanas y venezolanos sobre las bases del desarrollo sostenible y productivo de plena cobertura para la comunidad nacional.

El centro de salud es uno de los primeros de estas características que se han abierto en el país. Está distribuido en tres espacios diferentes del cuartel, que acogen un centro de Diagnóstico Integral, un Centro de Diagnóstico Cardiológico y un servicio de Odontología. El coordinador del centro cardiológico es Luis Manuel Reyes, un médico cubano. En total en el cuartel trabajan 23 médicos, todos cubanos. Reyes hace más de dos años que llegó a Venezuela para brindar salud, una tarea que el cubanos hacen en América Latina y en África desde hace años. Este centro de diagnóstico es pionero, sólo hay 8 iguales en Venezuela, y forma parte de lo que se denomina Misión Barrio Adentro 2. La primera fase de esta misión ha sido la creación de consultorios populares en todas las comunidades del país: ya hay unos 5.000 centros de atención médica que atienden gratuitamente a toda la población desde un enfoque comunitario y dando un papel principal a la medicina preventiva, en un país dónde hasta la llegada de Chávez la salud era un privilegio de acceso muy caro. Pero ahora que ya están en marcha todos estos consultorios, el gobierno quería ir más allá y crear centros de diagnóstico integral y salas de rehabilitación, es la segunda fase de Barrio Adentro. El objetivo actual: que haya 600 centros de estas características en Venezuela cuando acabe el año. «Estas son las conspiraciones que Fidel y yo estamos haciendo», ironizaba Chávez durante el programa televisivo ‘Aló Presidente’ el pasado domingo 13 de junio, y añadía: «Nos dicen que conspiramos, que desestabilizamos el continente; sí, nosotros conspiramos, pero para llevar la salud y la educación a todos». Si Chávez se refería de una manera tan clara al trabajo común de Cuba y Venezuela en salud -en el programa incluso participó Fidel Castro telefónicamente- es porque la isla caribeña ha enviado más de 10.000 médicos a Venezuela, ya que los médicos autóctonos no quieren salir de las clínicas privadas. El objetivo del gobierno bolivariano es que los jóvenes que ahora están estudiando medicina sustituyan los médicos cubanos en la atención comunitaria. De hecho, ya hay algunos de los últimos cursos que están haciendo prácticas en los consultorios populares. Aquí mismo, en el cuartel, cuatro alumnas venezolanas de quinto curso están ayudando las cuatro doctoras cubanas del servicio de odontología. Reyes asegura que los cubanos se quedarán aquí hasta que sea necesario. Mientras nos enseña el trabajo que hacen en el centro, nos damos cuenta que está realmente contento de la atención que pueden ofrecer al pueblo venezolano, y nos cuenta que su solidaridad no es llegar, sanar y marcharse, sino que es desde dentro, viviendo con la gente. Nada más cierto: los médicos cubanos viven en los mismos barrios dónde trabajan, y a cualquier hora quien tenga una urgencia puede ir a su casa para que lo atienda. El doctor cubano señala las paredes y el mobiliario de su despacho, algo destartalado, y afirma que lo importante no es que haya unas cortinas bonitas, sino el trato que ofrecen a los pacientes, tocarlos, escucharlos y poderles hacer un diagnóstico correcto para que después puedan recibir el tratamiento adecuado -el seguimiento posterior lo hará el médico comunitario, que es quien los ha enviado al centro de diagnóstico y que después les dispensará los fármacos necesarios gratuitamente. Nos quedaríamos toda la mañana escuchando como Reyes habla de su trabajo, pero tenemos que ir a visitar el resto del cuartel.

Salimos otra vez al patio y empieza a llover. De hecho, los chubascos nos acompañan muchos días porque es la época de las lluvias. En el aire libre estan parados y en fila un grupo de 8 soldados que se están mojando. Disciplina militar, justifica Alberto Castillo, todos los soldados tienen que pasar por situaciones de estas, asegura.

Nos dirigimos hacia otra parte del cuartel, fuera del edificio principal. De camino pasamos por delante de una casita de madera dónde hay lo que llaman micro-huertos hidropónicos, montados sobre mesas de madera. Esta iniciativa es la aplicación urbana del proyecto gubernamental para conseguir la soberanía alimentaria. Es una propuesta modesta, pero que puede enriquecer la alimentación de las familias caraqueñas y reducir el gasto doméstico. El programa empezó como proyecto piloto hace meses, pero algunos problemas lo pararon; ahora se retoma con el objetivo que se consolide a la gran Caracas. Se trata de cosechar hortalizas y tuberculos en las azoteas mediante la técnica hidropónica, que es barata, sencilla y rápida. El cuartel es uno de los 11 espacios que imparten talleres para aprender a cosechar de este modo y que reparten gratuitamente los nutrientes, las semillas y el resto de herramientas necesarias.

Dejamos atrás los micro-huertos para ir a los talleres dónde se imparten los cursos de Vuelvan Caras, la misión que fomenta la creación de cooperativas. Todo el mundo que quiera montar una tiene que escoger una actividad profesional y el Estado se encarga de darle formación durante un año; después le dará financiamiento para que pueda arrancar el proyecto cooperativo. Aquí en el cuartel hace un mes que acabaron las clases de la primera promoción, que ha aprendido distintos oficios: tapicería, electricidad, agricultura y cría de aves. El director de la biblioteca nos lleva detrás de los edificios dónde, sorprendidos, descubrimos varios huertos y un corral. Y es que para aprender a trabajar la tierra no basta con la teoría. El mes de julio, una nueva promoción de ‘lanceros’ -nombre que reciben los estudiantes de Vuelvan Caras- volverá a llenar las aulas.

Antes de marcharnos de este cuartel dónde nos hemos encontrado con unos habitantes tan inesperados, Alberto Castillo nos enseña la biblioteca. Está abierta a toda la comunidad, que acude sobre todo atraída por el servicio gratuito de internet y computación. Encontramos algunos estudiantes haciendo trabajos escolares en las computadoras y un grupo de gente de varias edades haciendo cola para, nos imaginamos, escribirse con algún amigo por correo electrónico.

Es para defender todas estas ganancias sociales que la revolución bolivariana está llevando a las comunidades populares venezolanas que Chávez quiere fortalecer la defensa integral de la nación, y tener la reserva organizada a finales de año. Pero porqué tanta prisa para conformar esta defensa popular? El viceministro de Relaciones Exteriores, William Izarra, aseguraba que «el enemigo está a punto de actuar. No podemos permitir que eso suceda». En cualquier caso, al margen de las posibilidades que Venezuela sufra un nuevo golpe de estado, un magnicidio o una invasión militar, lo cierto es que las políticas y las declaraciones del mandatario bolivariano ponen bastante nervioso al gobierno norteamericano, y que algunas investigaciones (véase «El código Chávez», de Eva Golinger) han demostrado la implicación de los hombres de Bush en el intento de golpe de estado que sufrió Chávez en abril de 2002. Por si los Estados Unidos estan barajando cualquiera de estas posibilidades de agresión, el presidente ya les ha advertido: «Si los imperialistas intervienen en Venezuela, van a enfrentar un pueblo listo para defender su soberanía, su país y su dignidad».