Lo primero que saltó a la vista en diciembre del 2008 fue que se anunció formalmente que Estados Unidos estaba en una recesión desde diciembre del 2007. Es decir, los datos que confirmaron lo que decían los analistas fueron expuestos al público. Esto merece una reflexión sobre el manejo de los datos de la economía […]
Lo primero que saltó a la vista en diciembre del 2008 fue que se anunció formalmente que Estados Unidos estaba en una recesión desde diciembre del 2007. Es decir, los datos que confirmaron lo que decían los analistas fueron expuestos al público. Esto merece una reflexión sobre el manejo de los datos de la economía mayor del mundo en el momento crítico, análoga a la países menos desarrollados en momentos similares. Obama dijo en su discurso de inauguración que la economía permanecería contraída los años 2009 y 2010 a tasas similares, de -1.6%. Ésta puede ser una proyección optimista y puede ocurrir una contracción mucho más significativa en la medida que la crisis de relevo tecnológico, sobre producción, ambiental y financiera se traslade a las tarjetas de crédito y a las pensiones de jubilación así como al cambio de la industria automotriz mundial. Sin un cambio en la base energética del funcionamiento de los vehículos de transporte no hay recuperación sustentable posible
Hubo un tira y afloja en el Congreso de los Estados Unidos sobre el plan de reactivación económica de Obama, ideado por Larry Summers y Tim Geithner, ahora secretario del Tesoro y antes Presidente del FED de Nueva York. Se recordará que Summers fue el secretario del Tesoro de Clinton y que como tal fue una fuerza ortodoxa en el manejo de la economía. Eso quizás explique la composición del paquete de reactivación económica firmado el 17 de febrero como el American Recovery and Reinvestment Plan sin un voto republicano. Aparentemente los republicanos que sí creyeron que inyectar 700,000 mil millones de dólares a los bancos comerciales con el Plan Paulson era algo positivo, nacionalizándose la banca en el camino, no creen en un plan de obras públicas y reducción tributaria para fines de salud y educación con un muy pequeño énfasis en cambios energéticos. Hay 2 mil millones de dólares de los 787 mil millones del paquete total para investigar baterías eléctricas para los nuevos automóviles. Quizás no están conscientes Summers y Geithner que su recuperación económica corre por ese cambio tecnológico o tal vez las presiones del lobby petrolero sigan siendo muy grandes. Mientras tanto Honda ya está vendiendo autos eléctricos. http://www.hondaev.org/
Con el informe del Bureau of Economic Activity del gobierno estadounidense del 27 de febrero del 2009, Obama y su equipo han recibido la notificación de la herencia de la irresponsable administración Bush. Se anunció que el último trimestre del 2008 cerró para Estados Unidos con una contracción anualizada de 6.2%, la peor contracción desde tiempos inmemoriales y los latinoamericanos debemos preocuparnos. Para México y Centroamérica es una pésima noticia y es una mala noticia para todos, sobre todo aquellos que cifraban sus esperanzas en irse a trabajar al país del Norte o comerciar con ellos. Los planes de recuperación económica del gobierno de Obama no han calado ni en la opinión pública ni entre los agentes económicos, desplomándose la bolsa debajo del nivel del 20 de noviembre del 2008, cuando con la esperanza de la elección de Obama se recuperó. El nivel general de la bolsa de Nueva York está en el equivalente a febrero de 1996 y continúa su rumbo descendente con la expectativa que podría llegar a 4,000 puntos, piso desde donde se disparó en 1995 con la introducción de los derivados al mercado.
El segundo problema es el del tipo de cambio. El dólar se está fortaleciendo y el euro se ha devaluado a niveles record ante las noticias que Europa tiene una proyección de crecimiento económico aún peor que Estados Unidos para el 2009. Ambas proyecciones son optimistas en -2.5% para la zona euro y -1.6% para Estados Unidos. El desplome del último trimestre de la economía mayor indica que 2009 será mucho más baja que lo previsto por la OCDE. Acompaña esta mala noticia la caída de la segunda economía del mundo, Japón, en el último trimestre del 2008 a una tasa anualizada de 12.1%.
Lo interesante es que, en teoría, las economías superavitarias tiene un tipo de cambio que se aprecia y las deficitarias tienen un tipo de cambio que se devalúa. Estados Unidos es la economía más ampliamente deficitaria del mundo en la historia en términos absolutos y, sin embargo, su tipo de cambio se está revaluando, por ejemplo, contra el peso mexicano y contra el Euro. La interrogante es la razón de esta anomalía. Una primera explicación es que los inversionistas estadunidenses están regresando a casa en todas sus formas: están acortando su exposición en crédito de corto plazo, largo plazo y frenando nuevas inversiones directas así como retrayendo sus posiciones en las bolsas de valores latinoamericanas. Esto último es lo más fácil de advertir cuando se aprecia que el repliegue de la bolsa de Nueva York va de la mano casi exactamente con los repliegues de las bolsas latinoamericanas y europeas.
Al final, como el dólar está depreciándose, la pregunta es dónde se puede ver esto. La respuesta es en el mercado de oro. El precio de una onza de oro en el año 2001 era de 200 dólares. Actualmente está en el vecindario de 1,000 dólares onza. Esa es la medición real del valor del dólar estadounidense. Esta inestabilidad de la moneda que fue divisa y moneda de reserva desde 1944 obliga a repensar su papel en la nueva arquitectura internacional financiera. Para que una moneda sea de reserva, debe de ser escasa. Actualmente, y en un futuro previsible de tres o cuatro años, la masa monetaria en dólares crecerá conforme se le inyecte a la economía mayor rescates bancarios sin mucho sustento productivo.
Tercero, el FMI publicó la información sobre los indicadores de endeudamiento interno y externo de las economías del mundo en diciembre del 2008 y saltó a la vista lo obvio: que el problema actual es el de las economías ricas altamente endeudadas, cuyos niveles están entre 200% y 550% del PIB. Los latinoamericanos recordamos los años ’80 cuando nuestros niveles de endeudamiento inmanejable estaban en el vecindario de entre 150% y 200% como mucho. En un horizonte de contracción económica se puede prever que el índice crecerá, pero con rescates bancarios de la magnitud de los que están en curso, más los intentos por reactivar la demanda con medidas contra cíclicas, se puede prever que crecerá muchísimo más. Esto implica que los flujos de capitales Norte Sur, que son negativos desde los años 90, serán aún más negativos obligando a pensar en flujos Sur – Sur, en particular para financiar el comercio y nuevas inversiones. La situación actual que viene desde 1990 surge a partir del modelo exportador, porque las economías excedentarias trasladan dicho excedente a las deficitarias para que puedan sobre consumir. Esto no fue problema en los primeros años, pero con casi veinte años acumulados lo que hay en los HIRC (Higly Indebted Rich Countries, por sus siglas en inglés) es un sobre endeudamiento y sobre consumo que deberá frenarse si dichas economías han de restablecerse ya que cambien su base tecnológica energética.
Hay que terminar el acápite diciendo que las noticias desde América del Sur señalan que el crecimiento se estima que será mejor que lo calculado inicialmente, pero aún la CEPAL estima crecimientos a la mitad del año 2008, lo que en un contexto de contracción de las economías líderes es señal de salud. Para México y Centroamérica las noticias son muy malas por el alto nivel de dependencia que tienen en la economía mayor. México se contraerá tanto como Estados Unidos, con dos trimestres de rezago, si se mantienen las tendencias de la última década y media (1996-2008). Centroamérica tiene estimados de casi 0 pero positivo, igualmente por la relación estrecha de las remesas en la economía interna, que proviene del vecino grande del norte.
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Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México, e integra la Red Latinoamericana de Deuda, Desarrollo y Derechos (Latindadd). Es presidente de ALAI e integrante del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org