En casi dos años de pandemia, hemos sufrido la especulación capitalista en muchas ocasiones. Han hecho negocio con mascarillas, gel hidroalcohólico, guantes, test…
La gestión de la Covid-19 que hacen los diversos gobiernos capitalistas, obviamente, consiste al defender los intereses de las grandes empresas. La burguesía de cada país privilegia a sus empresas por sobre la vida de su población y a su país por encima del resto de países. La Unión Europea se ha mostrado como un saco de gatos. Y hemos visto cargamentos que un país confiscaba a otro, la “diplomacia” de las vacunas y una fuerte disputa geopolítica.
Y ya dentro del Estado español las grandes empresas también han especulado con las necesidades de la población para poder hacer frente al virus. El Gobierno español y los autonómicos han tenido como principal forma de combatir el virus dejar la responsabilidad a cada uno de los ciudadanos. Las ayudas han sido miserables y han llegado tarde, los despidos y desahucios han continuado, los ERTE han sido solo por un porcentaje del salario, etc. Y todo esto con una fuerte especulación en productos esenciales como son las mascarillas, el gel…
La especulación de la primera ola
A comienzos de la pandemia hubo una falta generalizada de mascarillas. Los responsables del Gobierno central callaban en relación con las mascarillas o directamente decían que no había que utilizarlas. Nos mentían y ocultaban la verdad, según ellos, porque no había bastantes mascarillas para todo el mundo.
La lucha entre los gobiernos de los diferentes países para hacerse con mascarillas fue más que agresiva. Ignasi Sayol, presidente de Pimec Logística, explicaba que «Ahora mismo es la ley de la selva (…) Esto da mucha inseguridad. Se puede importar producto y después que lo confisquen”.
Jordi Casas, del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona explicaba que «un producto que en el mercado costaba 2 o 3 euros hace unos meses ahora se pueden llegar a vender por 20, 30, 40 o 50 de precio de coste».
Quizás os acordáis del gel hidroalcohólico. A comienzo de la pandemia se creía que los contagios podían producirse por contacto con superficies que contenían el virus. Ahora ya se sabe que esto no es cierto. Pero en aquellos primeros meses nos decían que teníamos que lavar todo con mucho cuidado. El gel hidroalcohólico, la lejía, el alcohol y los guantes eran los grandes elementos.
La Federación de Asociaciones de Farmacias de Cataluña (FEFAC) denunció la aparición de varios proveedores “no habituales” que vendían todos estos productos con precios desorbitados. Estos “proveedores” vendían los productos con precios «10, 20 y 30 veces» superiores a los habituales y además no tenían ninguna homologación o garantía de cumplir con la normativa. Pero ningún gobierno les investigó.
No podemos dejar de mencionar que casi unos 48 millones de euros fueron regalados a la sanidad privada solo por parte de la Generalitat. Torra pagó a la privada 43.000 euros por paciente en UCI, cuando el coste real no superaba los 30.000 euros. Nunca han sido tan caros los “servicios” prestados por la sanidad privada. No había dinero para comprar mascarillas y gel, pero si había para alimentar los bolsillos de los lobbies privados de la sanidad.
Los test de antígenos y la especulación de la sexta ola
Los test de antígenos son una forma para saber si una persona, efectivamente, está contagiada de Covid-19. No obstante, estos test fallan mucho. Al menos tres de cada diez test dan resultados erróneos. Pero el consejero de Sanidad, Josep Maria Argimon, aconsejaba que los usáramos de cara a la Navidad como una forma de asegurarnos no llevar el virus a la reunión familiar.
Y a pesar de que sus resultados no su muy fiables, estos test tampoco se pueden encontrar fácilmente. Es decir, que días antes del 24 no había forma de saber si estábamos contagiados. No solo esto, los precios se habían disparado. El precio individual era de 3€ y pico y días antes de la Navidad había crecido un 200% (!). Mientras en Alemania se vendían solo por un euro (!).
Esta es la situación para el ciudadano de pie. Pero las megaestrellas millonarias del fútbol tienen tantos test como necesitan. Si hace falta, uno por día o más. También los jugadores de diferentes deportes como el basket. Los negocios de los grandes empresarios y las grandes fortunas no tienen ningún problema. El show tiene que continuar.
Los gobiernos de los especuladores
Toda la especulación que se ha producido a lo largo de la pandemia se hace con la “inacción” de los gobiernos. Ni uno solo ha hecho un control de precios, ni uno busca a los especuladores, ni hacen expropiaciones de los productos. Después de dos meses de pandemia y cierre, Pedro Sánchez puso un límite al precio solo de las mascarillas quirúrgicas. El Gobierno de Torra repartió dos mascarillas a los inscritos a la seguridad social y el central envió a Catalunya 1,7 millones a finales de abril.
En síntesis, los gobiernos no protegen al pueblo trabajador, siempre defienden a las grandes empresas y las grandes fortunas. Así que si no hacen nada contra los especuladores, ya sabéis el motivo. ¿Os recordáis del eslogan “Nadie quedará atrás”? Otra mentira. Igual que la “nueva normalidad” e igual que los “ saldremos” o que saldremos más fortalecidos. ¿Cuál será la próxima especulación que las grandes empresas y los gobiernos nos harán sufrir?
Ni el Gobierno “más progresista de la historia”, ni los gobiernos que decían luchar por una república de todos y todas como el catalán, han hecho suficientes esfuerzos para aliviar el sufrimiento de la población. Mucho menos la ultraderecha del PP y Vox. Ayuso reina en su reino de la “libertad” con los filofascistas de Abascal y compañía mientras miles de madrileños mueren y los trabajadores de la seguridad social trabajan muchísimas horas (igual que en el resto del Estado).
La acción de las instituciones “públicas” siempre llega tarde, cuando llega. Llega cuando los especuladores han vendido todo su cargamento. La burocracia sindical se sienta con el Gobierno y los empresarios mientras hay luchas aisladas de diferentes colectivos de trabajadores. Hace falta que los sindicatos alternativos y la izquierda se organice unitariamente para combatir a los especuladores, las empresas del IBEX35 y los gobiernos que las amparan.