Una de las ventajas con la que cuentan los inversores más reconocidos del mundo financiero es saber que sus decisiones son seguidas y tomadas como referencia por todos aquellos que administran fondos a lo largo del planeta. Este hecho les otorga a estas instituciones un poder de mercado significativo que les permite -en contados casos- […]
Una de las ventajas con la que cuentan los inversores más reconocidos del mundo financiero es saber que sus decisiones son seguidas y tomadas como referencia por todos aquellos que administran fondos a lo largo del planeta. Este hecho les otorga a estas instituciones un poder de mercado significativo que les permite -en contados casos- generar en el corto plazo pequeñas profecías autocumplidas. Por ejemplo, si el principal inversor de un producto publica que ha estado comprando un determinado instrumento financiero porque el mismo representa una buena inversión, es posible que el resto del mercado imite su comportamiento adquiriendo más cantidades de ese activo incrementando el precio del mismo, provocando en consecuencia que su pronóstico se transforme en realidad.
Si bien en la actualidad existen innumerables inversores que operan productos financieros globalmente, sólo unos pocos tienen una dimensión tal que les posibilita influir en alguna medida sobre las cotizaciones de estos instrumentos. Entre este selecto grupo se encuentra un número muy reducido de bancos centrales, organismos públicos que administran fondos anticíclicos o previsionales, o compañías privadas que invierten recursos financieros de proporciones.
Dentro de este último pelotón, el fondo de inversiones de mayor tamaño del mundo dedicado a inversiones en bonos es Pimco (Pacific Investment Management Company). Pimco empezó a operar en 1971 desde sus oficinas en Newport Beach en California con un capital de 12 millones de dólares, alcanzando su principal fondo en renta fija una cifra cercana a los 240.000 millones de dólares a fines del año pasado.
Pimco ha informado en estos días que durante el mes pasado decidió vender todas las tenencias que mantenía en bonos del Tesoro de los Estados Unidos, señalando que creía que el precio de esos instrumentos podría deteriorarse cuando la banca central de los Estados Unidos (Fed) deje de comprar esos activos. Pimco no sólo ha vendido todas sus posiciones en estos bonos, sino que ha asumido una estrategia especulativa (llamada técnicamente posición corta) que le permitiría obtener ganancias si el precio del activo cayera.
El presidente y administrador de Pimco, Bill Gross, es considerado uno de los gurúes mas importantes del mundo a la hora de hablar de bonos. Suele comunicarse con sus clientes a través de cartas donde -paradojalmente- les dedica ácidas críticas a los principales actores del mundo financiero del que él mismo participa y se nutre. En la misiva que les circuló a sus inversores en el mes de febrero, Gross afirma que Wall Street y el sector financiero, en general, no aportan nada de valor social, pese a lo cual reciben generosas pagas por mover dinero alrededor de todo el mundo. El financista señala: «Hace cincuenta años, las profesiones mejor pagadas y más prestigiosas eran las de médico o piloto de avión 707 que volaba la ruta de oro de Los Angeles a Honolulu. Hoy en día el camino al éxito comienza en Wall Street o en la City (el distrito financiero de Londres)… Casi una cuarta parte de las 400 personas más ricas incluidas en la lista anual de la revista Forbes hacen dinero del dinero, mientras que sólo el 8 por ciento podía decir eso en 1982, y probablemente ninguno cuando leí mi primer manual económico en 1966».
En esa carta y luego de autoelogiarse destacando el desempeño de sus fondos de inversión Gross señala: «Sin embargo, no se puede decir lo mismo de algunos otros en esta industria, como las agencias de calificación de crédito que constantemente fallan en hacer juicios que son de sentido común, los bancos que hacen préstamos a créditos subterráneos y luego extienden la mano para que les den una limosna, así como el 80 por ciento de los gerentes de fondos cuyo desempeño es inferior al del mercado. Como profesión hemos fracasado miserablemente en nuestra función principal, que es el reparto eficiente y productivo del capital»
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/45-5104-2011-04-21.html