Además de ayudar a 11 millones de familias pobres a sobrevivir, los programas sociales desarrollados por el gobierno brasileño comenzaron a mostrar hoy una nueva faceta: su capacidad de revertir la migración. Según datos de la Pesquisa Nacional de Muestras de Domicilio cruzados con el censo del 2000, está ocurriendo lo que los expertos llaman […]
Además de ayudar a 11 millones de familias pobres a sobrevivir, los programas sociales desarrollados por el gobierno brasileño comenzaron a mostrar hoy una nueva faceta: su capacidad de revertir la migración.
Según datos de la Pesquisa Nacional de Muestras de Domicilio cruzados con el censo del 2000, está ocurriendo lo que los expertos llaman migración de retorno, pues de 457 mil personas que fueron del Nordeste a Sao Paulo, 400 mil regresaron a su lugar de origen.
El fenómeno tiene su lógica: muchos emigrados no encontraron empleo en la gran urbe y vuelven a sus estados natales para acogerse al programa social de distribución de renta conocido como Bolsa de Familia, que les garantiza ayuda.
A ello se suman otros programas sociales que ejecuta el gobierno en las zonas de mayor pobreza para dar oportunidades de estudio a los jóvenes de menor renta, facilitar la creación de empleos y apoyar con créditos a pequeños agricultores y comerciantes.
Según los registros citados, la migración del nordeste hacia el estado de Sao Paulo fue este año 29 por ciento menor y en ello influye también la disminución del rendimiento de los salarios obtenidos allí por los pobres de baja escolaridad.
Los demógrafos indican que en el último lustro el número de pobres en la región metropolitana de Sao Paulo aumentó en 200 mil, mientras el desempleo llegó al 18,3 por ciento, prácticamente el doble de la media nacional y mayor que el 12,5 por ciento del Nordeste.
Las mayores pérdidas de población que ahora registran los estados del nordeste son de personas con buena escolaridad que tienen mejores posibilidades de competir en el mercado de trabajo de las grandes ciudades, señala el estudio.
La disminución de la pobreza en 17 por ciento gracias a la conjugación de distribución de renta y los programas sociales en marcha, hizo que el volumen de migrantes en el país ya descendiera este año en un siete por ciento.