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Propuesta de Estados Unidos sobre agricultura ignora trato especial y diferenciado

Fuentes: Red del Tercer Mundo

Las propuestas de Estados Unidos sobre comercio agrícola, dadas a conocer el lunes 10 de octubre en Zurich por el representante comercial Robert Portman, fueron blanco de críticas de varios países en desarrollo y organizaciones no gubernamentales (ONG), que las consideraron insuficientes para reducir la ayuda interna estadounidense. La iniciativa de Estados Unidos acerca del […]

Las propuestas de Estados Unidos sobre comercio agrícola, dadas a conocer el lunes 10 de octubre en Zurich por el representante comercial Robert Portman, fueron blanco de críticas de varios países en desarrollo y organizaciones no gubernamentales (ONG), que las consideraron insuficientes para reducir la ayuda interna estadounidense.

La iniciativa de Estados Unidos acerca del acceso a los mercados también fue criticada por su insensibilidad frente a las necesidades de los países en desarrollo y su falta de consideración del principio del trato especial y diferenciado hacia estos países, a los que se pide mayores recortes en sus aranceles agrícolas de los que están en condiciones de hacer.

Algunas de las críticas más duras se escucharon en una conferencia de prensa de ministros del Grupo de los 20 (G-20) países en desarrollo, realizada al día siguiente (ver artículo correspondiente en SUNS). Los ministros consideraron que las propuestas de Estados Unidos constituían un paso positivo para el avance de las negociaciones, pero las estimaron insuficientes.

El canciller de Brasil, Celso Amorim, declaró que los recortes en los subsidios internos propuestos por Estados Unidos no eran suficientes, y que al mismo tiempo Washington pedía a los países en desarrollo lo que éstos no podían dar en relación con recortes arancelarios. Además, señaló que las propuestas pasaban totalmente por alto el principio del trato especial y diferenciado para los países en desarrollo.

Con respecto al vínculo explícito contenido en la propuesta estadounidense entre la reducción de subsidios internos y la reducción de aranceles, el ministro de Industria y Comercio de India, Kamal Nath, observó que «precios artificiales (provocados por los subsidios) no pueden pretender un acceso real a los mercados». Afirmó que la propuesta estadounidense no implica recortes reales, por lo tanto no puede haber más acceso a los mercados. «No necesitamos un paso, sino un salto que elimine la inequidad estructural en materia de agricultura», dijo.

El viceministro de Comercio de Sudáfrica, Rob Davies, también rechazó esa vinculación. Según Davies, los subsidios deben reducirse de manera separada, y las cuestiones de acceso a los mercados deben tratarse en el contexto de las barreras no arancelarias, los picos arancelarios y otros asuntos de interés para los países en desarrollo. Los países en desarrollo no pueden facilitar el acceso a sus mercados a cambio de demandas poco realistas, dijo, y agregó que «la de Doha es una ronda de desarrollo, no una ronda de acceso a los mercados».

El embajador Alfredo Chiaradia, de Argentina, estimó que la propuesta de Estados Unidos en realidad le permitiría aumentar su nivel actual de ayuda interna distorsionante del comercio de 21.000 a 23.000 millones de dólares.

A continuación se presenta un resumen de la propuesta estadounidense, y algunos comentarios específicos formulados por los ministros del G-20.

La propuesta de Estados Unidos consta de dos aspectos principales: (a) un proceso de dos etapas y un cronograma para la eliminación de lo que llama «políticas agrícolas distorsionantes del comercio», y (b) propuestas específicas de recortes de subsidios internos, vinculadas con reducciones de aranceles y eliminación de subsidios a las exportaciones.

El representante estadounidense propuso una primera etapa de cinco años (2008-2013) de reducciones significativas a los aranceles y medidas de ayuda interna distorsionantes del comercio, sumadas a la eliminación de subsidios a las exportaciones. Esta etapa sería seguida por un «interregnum» o pausa de cinco años (2013-2018) para revisar los efectos de las reformas.

La segunda etapa sería así: «A menos que los miembros lo acuerden de otro modo, después del interregnum se realizarán más reducciones a los aranceles y medidas de ayuda interna distorsionantes del comercio, hasta culminar en la eliminación total de esas medidas tras un período gradual de cinco años (2018-2023), que incluiría mecanismos de salvaguarda para ayudar al ajuste de transición».

El embajador argentino Chiaradia comentó que los términos de la segunda etapa son muy vagos, en especial la frase «a menos que los miembros lo acuerden de otro modo». También advirtió que las excesivas ambiciones en relación con el acceso a los mercados podrían tener un efecto polarizador en los miembros.

Amorim señaló que, aunque la idea de «subsidio cero» podía resultar atractiva, también podía ser engañosa, y que lo mejor era concentrarse en las cifras propuestas para recortes de subsidios en el corto plazo.

El segundo aspecto de la propuesta de Estados Unidos se relaciona con sugerencias de recortes en las áreas de ayuda interna, aranceles y competencia de exportaciones.

La propuesta sobre ayuda interna contiene varios elementos. Sobre la medida global de la ayuda (MGA, incluida en el compartimento ámbar), basada en el principio de armonización (recortes mayores para los países que ofrecen mayores subsidios), habría tres bandas con diferentes recortes porcentuales.

La banda superior (Unión Europea y Japón), con niveles consolidados de MGA de 25.000 millones de dólares o más, sería recortada en 83 por ciento. La segunda banda (Estados Unidos), con niveles de MGA de 12.000 a 25.000 millones de dólares, se reduciría en 60 por ciento. La tercera banda (Suiza, Noruega y otros), con MGA de cero a 12.000 millones de dólares, se recortaría en 37 por ciento.

Según Estados Unidos, esto reduciría la disparidad entre la Unión Europea y Estados Unidos en cuanto a la MGA permitida de una relación de 4:1 a una de 2:1.

En cuanto al compartimento azul, Estados Unidos propuso un tope de 2,5 por ciento del valor total de la producción agrícola, en lugar de cinco por ciento, como se acordó en el marco de julio. Sin embargo, la propuesta no hace mención a si habrá disciplinas adicionales sobre el nuevo compartimento azul, aprobado en el marco de julio para dar lugar a los pagos contracíclicos de Estados Unidos.

En consultas informales realizadas en Ginebra la semana pasada, Estados Unidos habría dicho que ya no podía aceptar más disciplinas para el nuevo compartimento azul. Un documento de antecedentes que ese país hizo circular en la conferencia «mini-ministerial» de Zurich insiste en que el nuevo compartimento azul es menos distorsionante del comercio que el anterior, porque a diferencia de éste, se trata de pagos que no requieren producción.

La propuesta también incluye un recorte de 50 por ciento sobre las medidas «de minimis», y topes para productos específicos a la MGA, sobre la base de los años 1999-2001.

Para el total de la ayuda interna distorsionante del comercio ( permitido en los compartimentos ámbar y azul y apoyo de minimis), los recortes también se realizarían en tres bandas.

La banda superior, que abarca la ayuda interna de 60.000 millones de dólares o más (ocupada por la Unión Europea), se reduciría en 75 por ciento. La segunda banda, de 10.000 a 60.000 millones (Estados Unidos), en 53 por ciento. Y la banda final, de cero a 10.000 millones (otros países industrializados) sería recortada en 31 por ciento.

En cuanto al «compartimento verde», la propuesta no prevé «cambios materiales, específicamente, ningún límite de gasto». Sí prevé revisar los criterios del compartimento para incluir «políticas de desarrollo no distorsionantes del comercio». Pero además, propone una «cláusula de paz», es decir, una protección contra litigios por «programas de subsidios que se ajusten a los nuevos límites o a los criterios del compartimento verde».

La propuesta tiene un componente de trato especial y diferenciado para la ayuda interna, definido como «compromisos de reducción algo menores y períodos de reducción gradual más largos para los países en desarrollo, a determinar cuando se establezcan los parámetros básicos para los compromisos de los países industrializados».

En sus comentarios sobre este componente, los ministros del G-20 coincidieron en la conferencia de prensa en que la propuesta era inadecuada. Amorim dijo que los recortes sugeridos no eran suficientes, y Chiaradia observó que se permitiría a Estados Unidos aumentar la ayuda total distorsionante del comercio de 21.000 a 23.000 millones de dólares.

Amorim también recalcó que no existen disciplinas claras en el compartimento azul. Agregó que, aunque existe cierta regulación para el cambio de compartimentos, no la hay para el cambio de productos, dado que los pagos contracíclicos de Estados Unidos permitirían sustituir productos menos afectados por otros. Asimismo, advirtió el canciller brasileño, el G-20 no aceptará ningún tipo de cláusula de paz en el compartimento verde.

Sobre el acceso a los mercados, Estados Unidos propuso drásticas reducciones arancelarias, vinculadas con su componente de ayuda interna. «Equilibrando las nuevas propuestas sobre ayuda interna, se realizarán reducciones sustanciales sobre aranceles, con mayores recortes sobre los aranceles más altos, como se estableció en el marco de julio de 2004», planteó.

Estados Unidos propuso un criterio de cuatro bandas para los recortes arancelarios, tanto para países industrializados como en desarrollo. Las bandas superiores sufrirían los mayores recortes.

La primera banda incluye aranceles consolidados de cero a 20 por ciento; la segunda, de 20 a 40 por ciento; la tercera, de 40 a 60 por ciento, y la cuarta, de 60 por ciento o más. Para los países industrializados, la reducción porcentual de los aranceles iría de 55 a 65 por ciento en la primera banda; de 65 a 75 por ciento en la segunda; de 75 a 85 por ciento en la tercera, y de 85 a 90 por ciento en la última.

Además de los recortes, se propuso un límite de 75 por ciento a los aranceles de los países industrializados.

La propuesta no especifica cuál es el tope para los países en desarrollo, ni los porcentajes para sus recortes, y se limita a establecer que estos países estarán sujetos a «compromisos de reducción algo menores y períodos de reducción gradual más largos…, a determinar cuando se establezcan los parámetros básicos para los compromisos de los países industrializados». Agrega que «los países en desarrollo deben hacer compromisos significativos, que reflejen su importancia como mercados emergentes».

En contraste, las propuestas del G-20 han indicado una clara distinción en materia de compromisos de acceso a los mercados para los países en desarrollo, especificando que los recortes de éstos no deberían exceder dos tercios de los recortes que realicen los países industrializados.

La propuesta estadounidense también establece que menos de uno por ciento de los rubros arancelarios podrían clasificarse como «productos sensibles», sujetos a menores reducciones, pero con plena compensación a través de la ampliación de las cuotas arancelarias.

Asimismo, exige «acceso significativo a los mercados para productos de prioridad en mercados clave mediante la fórmula acordada, iniciativas sectoriales y negociaciones bilaterales». Diplomáticos comerciales informaron que algunos de esos productos de prioridad serían carne vacuna y porcina y productos lácteos.

La propuesta menciona la creación de un mecanismo especial de salvaguarda y productos especiales para países en desarrollo, pero indica que éstos «proveerán una protección transitoria frente a oleadas de importación, aunque de todos modos ofrecerán mejoras significativas en el acceso a los mercados».

Según las declaraciones de los ministros del G-20, las propuestas de Estados Unidos sobre acceso a los mercados son aún menos aceptables que las referentes a la ayuda interna. Kamal Nath dijo que Estados Unidos debe reconocer plenamente las exigencias del párrafo 28 del acuerdo marco de julio para tomar en cuenta las diferentes estructuras arancelarias de distintos países, de acuerdo con el espíritu de ese marco y de la Declaración de Doha.

La actual ronda de negociaciones es de desarrollo, y por tanto las negociaciones deben corregir los desequilibrios estructurales en materia de agricultura. El acceso a los mercados basado en precios artificiales no está de acuerdo con los principios de la OMC, dijo Nath.

Amorim señaló que, aunque el G-20 quiere acceso real a los mercados, también quiere trato especial y diferenciado como elemento integral de su estrategia.

Rob Davies, de Sudáfrica, observó que no se puede intercambiar recortes en la ayuda interna por demandas poco realistas sobre acceso a los mercados y otras áreas. Esa ayuda ha sido la mayor causa de desequilibrio en el comercio agrícola, y debe corregirse.

Por tratarse de una ronda de desarrollo, agregó, las negociaciones deben basarse en la proporcionalidad entre países industrializados y en desarrollo, con una asimetría a favor de estos últimos.

Sobre competencia de exportaciones, la propuesta estadounidense exige la rápida eliminación de subsidios a las exportaciones a más tardar en 2010 para todos los productos, y la eliminación acelerada de «productos específicos», aunque sin especificarlos. Sobre las empresas comerciales del estado, reclama la eliminación de monopolios de exportación, el fin de privilegios especiales y mayor transparencia.

En cuanto a la ayuda alimentaria, la propuesta otorga amplia discreción a los donantes para atender situaciones de emergencia, y no exige «sólo efectivo». Con respecto a los créditos para exportaciones, sugiere ajustar los programas gubernamentales a los términos comerciales, para impedir subsidios a las exoprtacoines. Finalmente, acerca de los impuestos diferenciales a las exportaciones, propone poner fin a los impuestos discriminatorios sobre todos los productos de exportación.

La organización humanitaria Oxfam también criticó la propuesta de Estados Unidos, arguyendo que sólo lo comprometería a realizar reducciones insignificantes en los subsidios que paga a sus agricultores, de apenas dos por ciento, al pasar de los 74.700 millones de dólares que paga actualmente a 73.100 millones al final del período de implementación de la Ronda de Doha.

Aunque Estados Unidos argumenta que reduciría el tope de su ayuda distorsionante del comercio en 60 por ciento, este recorte no afectaría el gasto global, y por tanto no beneficiaría a los agricultores pobres del Sur, señaló Oxfam. También criticó a Estados Unidos por exigir que los países en desarrollo recorten sus aranceles más que los países ricos, en una violación directa del principio del trato especial y diferenciado.

«Se trata de un juego de humo y espejos. Si esta oferta continúa, la ayuda interna distorsionante del comercio subsistirá incambiada, y el dumping continuará. Mientras, se extraerán importantes concesiones a los países en desarrollo sobre acceso a los mercados, a cambio de un progreso ilusorio», advirtió Celine Charveriat, jefa de la Campaña por un Comercio Justo de Oxfam Internacional.

La propuesta no significaría ninguna diferencia para millones de agricultores pobres que sufren la injusta competencia de Estados Unidos en áreas como el algodón, el maíz o el arroz, agregó.

Sobre subsidios a las exportaciones, Estados Unidos propone eliminar pagos que no hace y no se compromete a eliminar los que sí hace: créditos a las exportaciones y ayuda alimentaria, observó Oxfam.

«Lo que parece ser un esfuerzo auténtico para adelantar las negociacoines, es en realidad una clara maniobra de Estados Unidos. Esta propuesta le permitiría obtener concesiones muy dolorosas de los países en desarrollo a cambio de casi nada», concluyó.