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Publicidad planet: vendiendo sueños e irrealidades

Fuentes: www.zuria.blogspot.com

Seducción, persuasión, lavado de cerebro, nueva religión con multitud de dioses, humor, casualidad, panfletaria, cínica, absolutista, Matrix, cuantas definiciones quieran….rellenen Uds. La vida es publicidad o la publicidad ha invadido nuestra vida. El novelista y ex publicista  Frédéric Beigbeder también ha usado de la (criticada) para promocionar su bestseller 39,99 euros en el que ataca […]

Seducción, persuasión, lavado de cerebro, nueva religión con multitud de dioses, humor, casualidad, panfletaria, cínica, absolutista, Matrix, cuantas definiciones quieran….rellenen Uds.

La vida es publicidad o la publicidad ha invadido nuestra vida. El novelista y ex publicista  Frédéric Beigbeder también ha usado de la (criticada) para promocionar su bestseller 39,99 euros en el que ataca la intoxicación del marketing y el mundo publicitario.

El uso que se le puede dar a la publicidad puede ir desde la manipulación mental hasta la simple transmisión de mensajes para concienciar a la gente. En !Maldita publicidad! Su autor Albert Vives, creativo de campañas publicitarias afirma que no cree que la publicidad sea más mentirosa que la sociedad a la que sirve.

La verdad es que en los países desarrollados la publicidad es un arma implacable, que como una ametralladora va taladrando nuestras mentes sin, en muchos casos, apercibirnos de ello. Se calcula que estamos expuestos a un  promedio de 300 a 3.000 mensajes por persona al día. ¿Son conscientes del bombardeo diario que se sufre desde un aparato como la tv, que la gente enciende ya por inercia nada más llegar a casa? El caso es que en cada corte de descanso durante la programación que visionamos nos da tiempo a preparar la cena, el cocido del día siguiente, el postre del próximo domingo para veinte invitados y todavía nos sobra para un menú completo de restaurante de lujo.

¿Qué grado de lesiones cerebrales puede sufrir una individuo que permanece inmóvil ante esa tanda de material publicitario? La fábrica de sueños no cesa de prometer reinos que para la mayoría no son de este mundo; acaso se imaginan que todos esos personajes publicitarios tan jóvenes, felices, ricos, bellos, libres, sanos, ex madrugadores, ex estresados, ex…forman parte de la realidad cotidiana?

Esto es como la creación de enfermedades para idear nuevos medicamentos: hay que crear necesidades para vender más y hacer más publicidad para crear más insatisfechos y vuelta a empezar.

Es cierto que vivimos de la imagen que damos y eso es publicidad. Cuando rellenas tus currículum vitae con palabras biensonantes y vacías, en muchos casos de contenido, con el sólo efecto de impresionar, es publicidad. Hay un ejemplo muy curioso de la filosofía publicitaria: «iba un publicista por la calle cuando se encontró con un ciego sentado en la acera, con un cartel que decía: soy ciego, ayúdame. Miró en el sombrero y vio que apenas había monedas. El publicitario le pidió permiso al ciego, cogió el cartel, sacó un rotulador de su bolsillo, escribió una nueva frase, lo dejó y se fue. A las pocas horas volvió a pasar por allí y descubrió con satisfacción profesional que el sombrero del ciego estaba rebosante de monedas. El mendigo le preguntó qué había escrito y él le contestó: Es primavera y no puedo verla.»

Vivimos en una sociedad de consumo lo queramos o no, que se escapa a nuestro control. Lo único que nos queda hacer es un uso apropiado de ella. Incluso a ratos puede ser muy instructiva ya que su materia prima son las palabras, su elasticidad, su juego, su uso arbitrario, con extrañas construcciones gramaticales, empleo de todo tipo de recursos lingüisticos, creando un encuadre muy sofisticado y empleando el misterio (casos en los que sólo al final de un seudo filosófico spot aparece la marca). Cae en los medios de comunicación una gran responsabilidad idiomática y especialmente en la publicidad que le corresponde un buen uso del idioma.

En fin que es tan fuerte la influencia de este ¿quinto poder? Que hay frases que ya forman parte de nuestro cotidiano: «Vuelve a casa vuelve», «bic naranja escribe fino, bic cristal escribe normal», «Coca cola la chispa de la vida», «just do it», «yogurcito», «bollycao», «Tengo chopitos, tengo patatas, tengo…» y  no me digan que no tienen en el cuarto trasero del piso superior guardados más!! Porque no me lo creo.

Zuriñe Vázquez, www.zuria.blogspot.com Publicidad planet: vendiendo sueños e irrealidades

Seducción, persuasión, lavado de cerebro, nueva religión con multitud de dioses, humor, casualidad, panfletaria, cínica, absolutista, Matrix, cuantas definiciones quieran….rellenen Uds.

La vida es publicidad o la publicidad ha invadido nuestra vida. El novelista y ex publicista  Frédéric Beigbeder también ha usado de la (criticada) para promocionar su bestseller 39,99 euros en el que ataca la intoxicación del marketing y el mundo publicitario.

El uso que se le puede dar a la publicidad puede ir desde la manipulación mental hasta la simple transmisión de mensajes para concienciar a la gente. En !Maldita publicidad! Su autor Albert Vives, creativo de campañas publicitarias afirma que no cree que la publicidad sea más mentirosa que la sociedad a la que sirve.

La verdad es que en los países desarrollados la publicidad es un arma implacable, que como una ametralladora va taladrando nuestras mentes sin, en muchos casos, apercibirnos de ello. Se calcula que estamos expuestos a un  promedio de 300 a 3.000 mensajes por persona al día. ¿Son conscientes del bombardeo diario que se sufre desde un aparato como la tv, que la gente enciende ya por inercia nada más llegar a casa? El caso es que en cada corte de descanso durante la programación que visionamos nos da tiempo a preparar la cena, el cocido del día siguiente, el postre del próximo domingo para veinte invitados y todavía nos sobra para un menú completo de restaurante de lujo.

¿Qué grado de lesiones cerebrales puede sufrir una individuo que permanece inmóvil ante esa tanda de material publicitario? La fábrica de sueños no cesa de prometer reinos que para la mayoría no son de este mundo; acaso se imaginan que todos esos personajes publicitarios tan jóvenes, felices, ricos, bellos, libres, sanos, ex madrugadores, ex estresados, ex…forman parte de la realidad cotidiana?

Esto es como la creación de enfermedades para idear nuevos medicamentos: hay que crear necesidades para vender más y hacer más publicidad para crear más insatisfechos y vuelta a empezar.

Es cierto que vivimos de la imagen que damos y eso es publicidad. Cuando rellenas tus currículum vitae con palabras biensonantes y vacías, en muchos casos de contenido, con el sólo efecto de impresionar, es publicidad. Hay un ejemplo muy curioso de la filosofía publicitaria: «iba un publicista por la calle cuando se encontró con un ciego sentado en la acera, con un cartel que decía: soy ciego, ayúdame. Miró en el sombrero y vio que apenas había monedas. El publicitario le pidió permiso al ciego, cogió el cartel, sacó un rotulador de su bolsillo, escribió una nueva frase, lo dejó y se fue. A las pocas horas volvió a pasar por allí y descubrió con satisfacción profesional que el sombrero del ciego estaba rebosante de monedas. El mendigo le preguntó qué había escrito y él le contestó: Es primavera y no puedo verla.»

Vivimos en una sociedad de consumo lo queramos o no, que se escapa a nuestro control. Lo único que nos queda hacer es un uso apropiado de ella. Incluso a ratos puede ser muy instructiva ya que su materia prima son las palabras, su elasticidad, su juego, su uso arbitrario, con extrañas construcciones gramaticales, empleo de todo tipo de recursos lingüisticos, creando un encuadre muy sofisticado y empleando el misterio (casos en los que sólo al final de un seudo filosófico spot aparece la marca). Cae en los medios de comunicación una gran responsabilidad idiomática y especialmente en la publicidad que le corresponde un buen uso del idioma.

En fin que es tan fuerte la influencia de este ¿quinto poder? Que hay frases que ya forman parte de nuestro cotidiano: «Vuelve a casa vuelve», «bic naranja escribe fino, bic cristal escribe normal», «Coca cola la chispa de la vida», «just do it», «yogurcito», «bollycao», «Tengo chopitos, tengo patatas, tengo…» y  no me digan que no tienen en el cuarto trasero del piso superior guardados más!! Porque no me lo creo.