Construir un Programa del Pueblo Una de las principales tareas del Gran Polo Patriótico (GPP), todavía en pleno proceso de constitución, es la elaboración de lo que podría denominarse un Programa del Pueblo, que serviría de insumo fundamental del programa de gobierno que presentará el comandante Chávez al país durante la campaña electoral que se […]
Construir un Programa del Pueblo
Una de las principales tareas del Gran Polo Patriótico (GPP), todavía en pleno proceso de constitución, es la elaboración de lo que podría denominarse un Programa del Pueblo, que serviría de insumo fundamental del programa de gobierno que presentará el comandante Chávez al país durante la campaña electoral que se aproxima. Así ha sido ratificado en varias oportunidades por el mismo Presidente, reafirmando su compromiso con el principio de mandar obedeciendo la voluntad popular.
Ahora bien, ¿cómo se elaborará este Programa del Pueblo? ¿Se redactará a puertas cerradas? ¿Será diseñado por expertos? ¿Le corresponderá al partido, a los movimientos? Comencemos por decir que las Asambleas Patrióticas Populares (APP), cuya multiplicación por todo el país es inminente, serán determinantes para cumplir este propósito. Las APP no serán espacios catárticos, de desahogo, el lugar donde la base social del chavismo irá, simplemente, a expresar sus malestares; antes bien, uno de sus objetivos básicos es lograr transformar ese malestar, allí donde exista, en propuesta, traducir las aspiraciones y demandas en un plan de luchas, una suerte de programa popular local, que vendría a ser el insumo básico de aquel Programa del Pueblo.
¿Las aspiraciones y demandas de quiénes? En un primer momento, las APP tendrían que fungir como instancias de rearticulación de todas las fuerzas que se hayan dispersas. Pero más allá, en un segundo y decisivo momento, esas fuerzas, esa porción de pueblo organizado que ha logrado reunificarse durante las primeras asambleas, tendrán la tarea de ir tras el pueblo todavía desmovilizado, desorganizado, incluso hastiado de la política . El Programa del Pueblo habrá de ser no sólo creación de miles de grupos de militantes convencidos, sino que tendrá que recoger también la voz de los que yacen en el silencio o, según se trate, de aquellos que no están siendo escuchados.
¿Qué hay de los campesinos, de los trabajadores, de los jóvenes de los barrios, de los buhoneros, de los motorizados, de los sexo-género diversos, por sólo citar unos pocos sujetos con demandas y propuestas concretas? Siguiendo una metodología que aún se construye (y que debe ser objeto de debate público), éstas también tendrán que ser incorporadas al Programa del Pueblo.
¿Este Programa del Pueblo es una iniciativa electorera, una especie de pliego de peticiones de gente que asiste a tres o cuatro reuniones buscando pescar en río revuelto? Al respecto, basta con recordar el objetivo estratégico del GPP: la construcción del socialismo bolivariano, la radicalización democrática de la sociedad venezolana, la reafirmación de nuestro horizonte de cambios revolucionarios. La victoria del comandante Chávez es un objetivo táctico, vital para seguir avanzando en pos de lo estratégico. Por tanto, el Programa del Pueblo deberá ser expresión de esa voluntad de cambio revolucionario del pueblo venezolano, voluntad que queda reducida a su simulacro si ni siquiera somos capaces de reconocer las causas que han producido la desmovilización y el hastío de parte considerable de la base social de apoyo a la revolución bolivariana.
Programa de la «Unidad»
En la red circula un documento intitulado Lineamientos del Programa de Gobierno dela Unidad Nacional (2013-2019) . Es posible que no sea la versión última del programa que hará público el antichavismo este próximo 23 de enero, y de hecho aparece identificado como un «documento en revisión». Lo que sí es seguro es que se trata de una versión muy aproximada.
Vale la pena revisarlo con detenimiento. Pero incluso si se lee por encima, saltando de un lugar a otro, yendo de la oferta en materia petrolera, por ejemplo, a las líneas programáticas en materia eléctrica, telecomunicaciones o vivienda, el resultado es el mismo: un despliegue del neoliberalismo más rancio, las ya clásicas invectivas contra el Estado interventor (y ahora súmele «autoritario»), las mismas loas al mercado, y por doquier la receta mágica: privatización aquí, privatización allá, privatización más acá y más allá. Oferta programática que desdice abiertamente, y esto no es un dato menor, del discurso pretendidamente «social» de los precandidatos con mayor opción .
En efecto, el documento no sólo pone al descubierto las verdaderas intenciones de la oligarquía vernácula. Si indagáramos en su significado histórico, podría decirse que constituye una verdadera afrenta contra el pueblo venezolano, un acto del mayor cinismo, en la medida en que actúa como si aquí no ha pasado nada; como si la irrupción del chavismo y luego el triunfo de Chávez en 1998 no tuviera nada que ver con la aplicación, a sangre y fuego, del mismo programa que hoy ofrecen.
¿Quiénes han redactado el documento? Pues nada más y nada menos que «31 grupos de especialistas». Ciertamente, el estilacho característico de la academia al servicio de la oligarquía sale a relucir a lo largo del documento. Una pieza maestra de la «meritocracia» que ya atentó contra el país, y que pretende volver por sus fueros.
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