El imperialismo estadounidense dominó el siglo XX en lo que aún considera su patio trasero, América Latina y el Caribe. Por citar algunos ejemplos, intervinieron con desembarcos directos en Panamá, Granadas y Nicaragua; financiaron paramilitares en Centro América; o impusieron y apoyaron dictaduras en el Cono Sur (Chile, Uruguay, Argentina, Paraguay, Bolivia). Ni hablar del […]
El imperialismo estadounidense dominó el siglo XX en lo que aún considera su patio trasero, América Latina y el Caribe. Por citar algunos ejemplos, intervinieron con desembarcos directos en Panamá, Granadas y Nicaragua; financiaron paramilitares en Centro América; o impusieron y apoyaron dictaduras en el Cono Sur (Chile, Uruguay, Argentina, Paraguay, Bolivia).
Ni hablar del siglo XIX, cuando se anexaron por la fuerza militar parte de México (Nueva México, Texas, California), y ocuparon ilegalmente Guantánamo en Cuba, Puerto Rico y Filipinas tras una tibia confrontación con el otrora imperio español, quien terminó de claudicar en 1898.
Venezuela y Colombia no estuvieron ajenas al carácter predador de los sucesivos gobiernos de Estados Unidos. La Doctrina de Seguridad Nacional diseñada por el imperialismo para someter a América Latina y el Caribe se aplicó con sus matices en todo el continente. Colombia ha llevado la peor parte con un conflicto social de más de 50 años.
Pero la intervención no solo fue militar, propia de un país con aires de potencia interventora de carácter supranacional. Ha existido, desde la fundación de este imperio, una política económica de chantaje y saqueo hacia nuestros pueblos, y por lo tanto, política económica dirigida a extraer a precio de gallina flaca nuestras riquezas.
La desgracia neoliberal
Aún recordamos con claridad la aplicación de las políticas neoliberales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en todo el continente. Especialmente Colombia y Venezuela a finales de 1980 y principios de 1990.
En ambos casos privatizaron importantes sectores minero energéticos, precarizaron el trabajo, fraccionaron la potestad (ya limitada) del Estado, marginaron a nuestros pueblos de los servicios de salud y educación.
A pesar de la rebelión popular y espontánea del Caracazo (1989), en Venezuela se aplicó el neoliberalismo sin tapujos: Privatizaron el sector eléctrico, comunicaciones, entre otros; la estatal petrolera PDVSA era un Estado dentro del Estado dominado por las transnacionales.
Entre 1989 y 1994 la pobreza en Venezuela pasó de 44% a 53%, mientras que la pobreza extrema pasó de 20% a 27%, con una tasa interanual de inflación de 48% aproximadamente.
En Colombia aprobaron la Constitución de 1991 para legalizar el despojo: Se autodenomina como Estado Social de Derecho pero consagra la privatización y desregulación de actividades económicas y de prestación de servicios públicos. Sabemos los resultados: El país más desigual de América y el cuarto del mundo, según datos de Naciones Unidas para 2005.
Devela Azalea Robles en la investigación «La planificación del Terror Estatal y la estrategia de confundir», que la acumulación de tierras de manera violenta y planificada significó 6,3 millones de personas » despojadas y desplazadas de sus tierras para beneficio del gran capital, millones de personas malviviendo en cinturones de miseria. El despojo se acelera: el 40% del territorio colombiano está pedido en concesión por multinacionales».
¡Gran avance del Estado Social de Derecho de la Constitución de 1991!
El despertar de América
La misma realidad, los mismos actores, en geografías y países, naciones y pueblos vecinos, parecidos. Hemos compartido dichas y gestas, glorias, historia, cultura, también desgracias y masacres, desde la Colonia hasta el cierre del siglo XX.
Pero al final del siglo XX surge una alternativa para Venezuela, para América Latina. Esa alternativa llegó en voz del Comandante Hugo Chávez, líder histórico de la Revolución Bolivariana, y del pueblo venezolano. Alternativa para todo un continente desahuciado, desmoralizado, saqueado, atropellado y vejado.
Para los colombianos, también. Específicamente para los colombianos con raíces de amor y vida en Venezuela. Para los colombovenezolanos, como se les conoce. Nos referirnos a las familias pobres de Colombia que habitan desde hace décadas, y de años recientes, entre la frontera de ambas naciones.
Comunidades organizadas, víctimas de paramilitarismo, persecuciones, masacres, desplazamientos forzados, que vieron en la Venezuela de la Revolución Bolivariana una esperanza de vida, no solo una posibilidad económica.
Incluso esperanza de vida para toda Colombia. Recordemos que el comandante Chávez afirmó que la «paz de Colombia es la paz de Venezuela» y desde entonces apostó por ello. Fue su gran aporte, y hoy lo sigue el compañero Presidente Nicolás Maduro.
Humanización y dignificación
La Revolución Bolivariana sembró profundos lazos de amor y solidaridad en todas las comunidades colombo venezolanas. Organizadas, politizadas, visibilizadas y dignificadas, hoy luchan por esta alternativa de Patria.
Las políticas sociales del presidente Chávez fueron para Venezuela y Latinoamérica un aliento; y lo siguen siendo con el compañero Presidente Nicolás Maduro.
En la frontera no estuvimos exentos de las atenciones en salud, educación, vivienda, entre otras políticas sociales. Nunca nos preguntaron si éramos chavistas o socialistas, y eso demuestra el carácter social y humano de este proceso político.
Este carácter integrador, internacionalista, humanista, fue lo que frenó las pretensiones neoliberales en el continente. Demás está enumerar los logros internacionales de la Revolución Bolivariana, con los cuales derrotamos el imperialismo y sus tratados de libre comercio para toda América. Lo cierto es que ya no somos patio trasero de nadie.
Concentración en Defensa de la Revolución
Es por esta historia dolorosa y a la vez integradora, de flujos, reflujos, luchas y retrocesos, traiciones y victorias, que es la historia de Colombia y Venezuela, y de América Latina toda, que nos identificamos con la Revolución Bolivariana.
Hoy, amenazada por el imperialismo yanqui, campesinos, consejos comunales, indígenas, líderes y movimientos sociales de la frontera, queremos expresar nuestra solidaridad con el pueblo venezolano.
Y esta expresión tendrá vida con la movilización y concentración programada para este sábado 9 de mayo en los estados Zulia y Táchira (Occidente), Apure (Llanos), Amazonas (Sur) y Caracas (capital).
En defensa de la Revolución Bolivariana y el liderazgo del compañero presidente
Nicolás Maduro nos movilizamos como movimientos convocantes y organizadores:
Movimientos Sociales del ALBA, Congreso de los Pueblos Capítulo Venezuela, Movimiento Nacional Campesino Bolívar Maisanta, Movimiento Bolivariano de Países Hermanos, Fundación de Derechos Humanos Pueblo Libre, Asociación Civil Migrantes por Venezuela, Movipaz, Polo Democrático Alternativo PUP Capítulo Venezuela, Corriente Bolivariana Guevarista, Movimiento Campesino Agroecológico y Gran Polo Patriótico Simón Bolívar Capítulo Zulia.
¡En la frontera, todos somos Chávez, todos somos Venezuela!
¡Pueblo Valiente, Patria Independiente!
Firman este comunicado por el estado Zulia (Occidente):
Corriente Bolivariana Guevarista / Venezuela
Polo Democrático Alternativo PUP Capítulo Venezuela
Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (Zulia)
Mayo de 2015
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.