Ante las incertidumbres laborales que están acompañando a la digitalización, y la mutación de actividades a causa del big data y la robotización, a cada paso es más común escuchar a variados optimistas tecnológicos razonar que de esta saldremos como hemos salido de revoluciones tecnológicas anteriores: más ricos, con más empleos, con más consumo.
Manejan pruebas contundentes. ¿Es que no pudimos pasar de un país agrícola a un país de servicios?, ¿las mejoras tecnológicas en la producción material (bienes, alimentos, energía…) no nos permitieron generar muchos puestos de trabajo que ahora ocupamos en actividades de servicios? ¿hay algún problema con eso?, ¿alguien duda de que podamos volver a repetirlo con otras actividades? Veamos. Paso a paso.
Las dos primeras preguntas son fáciles de responder afirmativamente. Sí, pasamos de ser un país agrícola a uno de servicios gracias a mejoras tecnológicas que salvaron empleos en algunas actividades al tiempo que abrieron posibilidades de empleos crecientes en otras.