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¿Qué dijo Jesús? El plan Paulson y la perspectiva cristiana

Fuentes: CounterPunch

Una protesta popular sin precedentes hizo que el Congreso rechazara el plan inicial de rescate del Tesoro el pasado lunes 29 de Setiembre. Varios comentaristas han señalado cuán irónico y aparentemente fuera de lugar fue que el plan saliera derrotado sobre todo por los republicanos, y concretamente, por los conservadores seguidores de la Biblia de […]

Una protesta popular sin precedentes hizo que el Congreso rechazara el plan inicial de rescate del Tesoro el pasado lunes 29 de Setiembre. Varios comentaristas han señalado cuán irónico y aparentemente fuera de lugar fue que el plan saliera derrotado sobre todo por los republicanos, y concretamente, por los conservadores seguidores de la Biblia de la derecha del partido. ¿Sería sin embargo mucho esperar que dichos congresistas hubieran recordado la ética cristiana contenida en el evangelio según Mateo, capítulo 18, una condena bíblica prácticamente literal de los términos del plan de rescate?

Ese maravilloso pasaje describe cómo Pedro se acercó a Jesús y le pidió perdón: sobre todo, el perdón de las deudas. En las lenguas antiguas, las palabras usadas para «pecado» y «deuda» eran las mismas, en una época en que los pecadores expiaban habitualmente sus ofensas y «transgresiones» haciendo un pago en compensación.

Jesús contó la parábola de un rey que mandó llamar a uno de sus súbditos, que le debía diez mil talentos: un caso no tan distinto de los gobiernos que hoy tratan de cobrar dineros adeudados por Citibank, JPMorgan Chase y otras empresas financieras de Wall Sreet. Cuando el siervo real fue incapaz de conseguir el dinero, el rey ordenó su cautiverio y el de su familia por deudas. Pero, entonces, el siervo, «postrado, le adoraba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo». (1) La analogía aquí es con los aliados del señor Paulson en Wall Street prometiendo que, de alguna manera, el Tesoro podría acabar recuperando su dinero e incluso beneficiándose de la compra de 700.000 millones de dólares de hipotecas basura.

«El señor, movido a misericordia de aquel siervo, le soltó y le perdonó la deuda.» Esto es lo que el compasivo señor Paulson propone hacer. El Tesoro dará dinero en efectivo a trueque e porquería, se hará con las hipotecas basura y otros préstamos infectados al precio que a acomode a los especuladores financieros, sin obligar a éstos a asumir la menor pérdida.

En la parábola de Mateo 18, el siervo real «saliendo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y trabando de él, le ahogaba, diciendo: ‘Págame lo que debes'». El deudor imploró su perdón al acreedor, igual que éste había hecho ante el rey. «Mas él no quiso; sino fue, y le echó en la cárcel hasta que pagase la deuda».

Otros deudores vieron lo que estaba sucediendo y, preocupados por su propia suerte, fueron al rey a explicarle lo ocurrido. El rey se enfureció, mandó llamar a su deudor y le habló así: «Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No te convenía también a ti tener misericordia de tu consiervo, como también yo tuve misericordia de ti?». El rey le entregó entonces «a sus verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.»

Es aquí donde el congreso ha fallado; diciendo a los bancos (y a los administradores que el Tesoro contrata para recuperar el dinero público) que actúen duramente llevando a la economía cada vez más por la senda de la servidumbre por deudas .

Consumidores, propietarios y otros deudores incapaces de pagar sus deudas académicas, las letras del coche o las deudas médicas no serán rescatados del empobrecimiento de la economía, del aumento de los precios al consumo, ni de la caída del precio de sus activos. Pero Wall Street será capaz de evitar cualquier pérdida. Se supone que satisfará su deuda en cinco años, es decir, en dos mandatos presidenciales desde hoy.

Así que aquí termina la analogía. La moraleja de la parábola de Jesús (Mateo 18, 30) era que: «Así también hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonareis de vuestros corazones cada uno a su hermano sus ofensas», es decir, sus deudas. Pero Wall Street y el Congreso deben ser ateos, porque tal y como funcionan hoy las cosas, solo los pudientes verán sus deudas perdonadas, no los pobres. Los grandes pecadores serán absueltos, sus víctimas serán despojadas de sus activos.

Eso es lo que le sucedió históricamente al imperio romano en su camino hacia el cautiverio y la servidumbre. Es la ruta secular en la que el Congreso puso a la economía la semana pasada.

NOTA E.: (1) En las citas del Viejo y del Nuevo Testamento, SinPermiso ofrece siempre la traducción clásica de don Cipriano de Valera, una obra maestra de la prosa castellana. Cipriano de Valera fue perseguido por la Inquisición católica española en la Sevilla de la segunda mitad del siglo XVI, acusado de luteranismo. Su versión de la Biblia figura en el índice de libros vitandos para el Vaticano. Además de exégeta bíblico, fue un hombre de todo punto político: dejó dicho que los conquistadores europeos se preocupaban más en América por sus intereses personales, que por la fe, y que para enriquecerse robaban y mataban a los nativos, «personas por las que Jesucristo murió». Falleció, transterrado, en Londres, en 1602.

Michael Hudson es ex economista de Wall Street especializado en balanza de pagos y bienes inmobiliarios en el Chase Manhattan Bank (ahora JPMorgan Chase & Co.), Arthur Anderson y después en el Hudson Institute. En 1990 colaboró en el establecimiento del primer fondo soberano de deuda del mundo para Scudder Stevens & Clark. El Dr. Hudson fue asesor económico en jefe de Dennis Kucinich en la reciente campaña primaria presidencial demócrata y ha asesorado a los gobiernos de los EEUU, Canadá, México y Letonia, así como al Instituto de Naciones Unidas para la Formación y la Investigación. Distinguido profesor investigador en la Universidad de Missouri de Kansas City, es autor de numerosos libros, entre ellos Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire.

Traducción para www.sinpermiso.info : Ernest Urtasun Domènech