Babel … Lugar donde hay gran confusión o desorden, o donde hablan muchos sin entenderse.- Babilonia, Torre de Babel.María Moliner. Diccionario del uso del español. Además de los estereotipos culturales sobre los que trabaja: blancos y estadounidenses buenos, todos los demás malos, estereotipos directamente relacionados con el fondo, el director de «Babel» ha elegido una […]
María Moliner. Diccionario del uso del español.
Además de los estereotipos culturales sobre los que trabaja: blancos y estadounidenses buenos, todos los demás malos, estereotipos directamente relacionados con el fondo, el director de «Babel» ha elegido una idea trasnochada para hacer su película, presenta una visión del mundo que el sistema asentado quiere instituir desde siempre: el mundo es una Torre de Babel, no hay quien se entienda, porque los acontecimientos políticos, sociales, personales, son fruto del «azar», de la casualidad; no hay generadores causales, políticas, sociales, naturales, personales, de las situaciones, el azar es una «supuesta causa» en si misma, y somos nosotros, individualmente, los responsables de lo que nos ocurra.
Se puede leer lo que hay debajo: si te adaptas y cumples con los requisitos establecidos desde tiempos inmemoriales, no sufrirás las consecuencias del «azar».
Azar … Supuesta causa de los sucesos no debidos a una necesidad natural ni a una intervención intencionada, humana o divina: … Desgracia o percance imprevisto: … Al azar. Sin intención o plan: …
María Moliner. Diccionario del uso del español.
Y bien, ese es un punto de vista que ha atacado desde los tiempos más oscuros del ser humano a la intención de conocer, al racionalismo, y a la dialéctica de la Historia.
La idea en la que se basa la película, rodada en diferentes partes del mundo, según se nos dice, y premiada en EEUU, se nos presenta a través de un disparo fortuito que un niño hace con un fusil, sin intención ninguna, y esa es «la causa» que pone en marcha todo lo demás.
En EEUU los gobernantes impulsan visiones de la Historia que recrean la vida del individuo separado y ajeno a su contexto social, y ajeno a los desarrollos sociales del mundo en el que vive; difunden modelos, referentes educativos, que niegan la responsabilidad del Poder en los comportamientos de los individuos, y en como sus políticas generan acontecimientos a los que cortan cualquier referencia.
Como otra dirección más de su trato con el mundo muestra su fortaleza, que la hace equivalente a superioridad y derecho propio por encima del derecho de los otros. Su derecho no tiene nada que ver ni con la razón ni con el Derecho; lo uno como medio de aprendizaje y lo otro como reglas sociales o internacionales dadas, se supone, como baremo de justicia.
No para los bárbaros de hoy, los nuevos nazis -sean estadounidenses o sionistas- las teorías irracionalistas son, han sido siempre, su materia de elaboración.
El azar como tema, presentado en Babel, viene a suceder a la teoría del final de la Historia, tan elogiada y vendida años atrás: Se ha terminado la Historia, el proceso dialéctico científico, el conocimiento del ser humano ha llegado a su fin, ahora viene el azar.
Babel dice, su director dice, que un disparo hecho por un «irresponsable» puede desencadenar los acontecimientos que hagan de la vida de la gente «responsable» un martirio. La gente que anda por el mundo, esa de más allá de nuestra frontera, los extraños, los que no conocemos, está conducida y dominada por «irresponsables», y así ocurre que desde los niños a los adultos que viven fuera de la tribu elegida, del territorio bien guardado, son todos peligrosos, viven en el caos, y todas nuestras desgracias personales y como nación, se deben a ellos. Salir del espacio del orden, al que todos debemos contribuir, es entrar en la turbamulta del azar.
¿Recuerdan aquellos libros en los que cada dos por tres podías elegir entre varias posibles salidas? Ya saben como funciona la lotería: 14 millones de boletos vendidos semanalmente, entre los premios mayores y menores sólo suman algún cien: el azar aquí parece la confluencia de una acción personal y otra exterior completamente aleatoria, que le toque al comprador es cosa del azar y no cabe explicación. Así se nos vende la concepción del mundo en la que se basa Babel.
Los sostenedores de teoría tan irracional acusan al estudio científico de los procesos Históricos de «determinismo», y al marxismo como principal corriente historicista.
Nos dicen que estudiar y entender las causas que dan lugar a los acontecimientos, políticos, sociales, personales, es conducirse por medio de la razón, del análisis, del conocimiento, y esos procesos son un engaño, no se pueden saber.
Acusar de «determinismo» -una vulgarización del conocimiento- al proceso científico es como decir: «¡es que usted lo quiere saber todo!».
La ignorancia es infinita y el conocimiento aun muy pequeño, y los defensores de la ignorancia han cruzado la Historia porque han cortado cabezas. Si la superstición religiosa no sirve del todo porque la razón gana terreno, difundimos la teoría antinacional del azar político, social y personal.
Dinero, medios técnicos, guión que exponga la vida como un juego de azar, director, estructura y montaje «modernos», premios, medios de difusión, todos trabajan por la teoría.
Nos ponen las palabras en la boca: «esto es un lío, virgencita, virgencita, que me quede como estoy. Esto es Babel».
El lenguaje es conductor y formador del pensamiento, de ideas sobre el mundo.
La gente «responsable» tiene el generador y el altavoz, oímos lo que han generado, oímos la palabra «Babel», nosotros tenemos que averiguar lo que significa.
A la pregunta de por qué hay libros de los que usted sólo lee una páginas, Clarín respondió: cuando voy por el campo y veo que tras una tapia, por encima, asoman levantadas un par de orejas largas y peludas, no necesito saltar la tapia para saber quien está al otro lado.