Yonie Moreno, de la Corriente Marxista Revolucionaria (CMR), ha escrito un artículo llamado «¿Cuál debe ser la actitud de la UNT ante los consejos de trabajadores propuestos por Chávez?» (http://www.aporrea.org/ideologia/a54497.html). Allí ha planteado lo siguiente: «La propuesta del ministro del trabajo y ahora del presidente Chávez de formar consejos de trabajadores debería ser tomada por […]
Yonie Moreno, de la Corriente Marxista Revolucionaria (CMR), ha escrito un artículo llamado «¿Cuál debe ser la actitud de la UNT ante los consejos de trabajadores propuestos por Chávez?» (http://www.aporrea.org/ideologia/a54497.html). Allí ha planteado lo siguiente: «La propuesta del ministro del trabajo y ahora del presidente Chávez de formar consejos de trabajadores debería ser tomada por el conjunto del movimiento obrero y sindical revolucionario para ser llevado a la práctica. Si se extendieran consejos de fábrica en toda Venezuela o al menos en las fábricas más importantes estos serían la base junto a los sindicatos del futuro estado revolucionario que necesita la revolución.»
Moreno justifica su posición en virtud del siguiente argumento:
«¿En qué país del mundo el presidente de un gobierno plantea la necesidad de formar consejos de trabajadores? En ninguno, porque el consejo de trabajadores, o de fábrica, plantea inmediatamente la cuestión del control obrero de la producción y esto está en contradicción con la propiedad en manos de la burguesía de los medios de producción y con la existencia del estado burgués. Por eso el movimiento obrero revolucionario venezolano debe tomar esa iniciativa y desarrollarla por la base sin esperar a que el gobierno la implemente.»
En el propio texto de Moreno se señala la autoría de la propuesta. Esta proviene del Ministro del Trabajo, José Ramón Rivero, representante del gobierno y de la FSBT, corriente minoritaria de la Unión Nacional de Trabajadores. Moreno reconoce en su artículo que «muchos trabajadores están confundidos y más cuando desde sectores de la FSBT se plantea que efectivamente los sindicatos son algo desfasado inventado por los capitalistas y que hay que formar únicamente consejos de trabajadores. Esta es una postura reaccionaria ya que los sindicatos son instrumentos de lucha de la clase trabajadora para la defensa de sus intereses». Lejos de entenderse como la base de un Estado revolucionario, los consejos obreros vienen a ser una fórmula burocrática para sustituir a las organizaciones sindicales, en el marco de una economía capitalista. Confirma Moreno que «los sectores reformistas de la FSBT, con el ministro del trabajo al frente, pueden querer plantear esos consejos de trabajadores de un modo burocrático con el fin de hacerse con una base entre los trabajadores y luchar contra la organización sindical revolucionaria, sobre todo en su pelea contra otros sectores de la UNT.»
¿Qué busca la burocracia de la FSBT? ¿Debilitar la autonomía sindical y atacar al sindicalismo revolucionario, o instaurar el control obrero en los medios de producción?
Moreno sugiere que la intención del ministro Rivero, en representación de la FSBT y del gobierno, es la de atacar la autonomía sindical y a las corrientes revolucionarias del sindicalismo venezolano. Aún así, considera que el movimiento obrero debe «llevar a la práctica» esos consejos obreros, por cuanto suponen el control obrero de los medios de producción. ¿Pueden los consejos obreros hacer las dos cosas al mismo tiempo? No. Se trata de planteamientos mutuamente excluyentes. Para constatar cuál es la intención del gobierno con relación a los consejos obreros y su actitud frente al control obrero, basta con analizar las experiencias concretas de las tomas de empresas. La experiencia de Sanitarios Maracay, que el mismo Moreno cita como ejemplar, demostró qué tipo de consejo obrero no quiere el gobierno, precisamente por su carácter revolucionario. El ministro Rivero, quien promueve los consejos obreros, fue quien se encargó de coordinar junto con el dueño de la empresa y el sindicalismo patronal, el desalojo del sindicato revolucionario y la disolución del comité de fábrica, en una de las mayores traiciones a la lucha obrera en tiempos recientes. La ocupación de la fábrica por parte del sindicalismo patronal fue una victoria del Ministerio del Trabajo, que organizó la ofensiva antiobrera, y sobre esa victoria materializó una gigantesca estafa a los trabajadores de Sanitarios Maracay en el pago de los pasivos laborales. Pero el caso de Sanitarios Maracay no es una excepción, y no se debe a «errores de método» de los camaradas del sindicato, como ha planteado la CMR en otra ocasión. Lo ocurrido en Sanitarios Maracay refleja una política sistemática. La Planta de Tratamiento de Desechos Sólidos, en Mérida, también estructuró un comité de empresa y gestionó exitosamente la recicladora, hasta que los cuerpos policiales y los mercenarios del patrono comenzaron los ataques físicos a la planta y a los trabajadores, y finalmente, al cabo de tres meses de resistencia, los trabajadores fueron desalojados de la planta. ULA TV, un medio de comunicación que los trabajadores le han arrebatado valerosamente al fascismo universitario, permanece en silencio por la indiferencia del gobierno. Poco ha pesado ante el gobierno el hecho de que estos trabajadores planteen el control obrero del canal. Estamos de acuerdo con Moreno en que nada de esto «es de extrañar puesto que la dirección de la FSBT es el sector sindical más ligado a la burocracia reformista de la revolución bolivariana». Esa es también la explicación de por qué Rivero ha sido nombrado Ministro del Trabajo, y ha sido ratificado en el cargo este año. La política del ministro es pública y muy notoria, no se trata de las actuaciones clandestinas de una misteriosa «derecha endógena». Lamentablemente, la FSBT refleja la concepción del gobierno en materia sindical.
Es cierto que muchos sindicatos son corruptos. También lo son todas las universidades públicas, prácticamente todas las grandes empresas privadas, la Iglesia… en todas las instituciones representativas del orden capitalista está presente la corrupción, pues los modos legales e ilegales de enriquecimiento están profundamente entrelazados en una sociedad como la nuestra. Pero el debilitamiento de la autonomía sindical sólo conlleva a índices de explotación cada vez más salvajes. Donde no hay sindicatos autónomos, los patronos imponen condiciones de trabajo esclavo o semiesclavo, como ocurre hoy en día en China. Para depurar al medio sindical, es necesario propiciar un marco de luchas en el que sean las personas más luchadoras y más consecuentes quienes encabecen los sindicatos, un marco revolucionario en el que la presión de las bases por reivindicaciones cada vez mayores deje poco espacio para el sindicalismo corrupto, patronal y entreguista. Las fórmulas burocráticas propuestas por el ministro no apuntan a atacar el problema de la corrupción, sino a tener un movimiento obrero disciplinado a su estrategia de colaboración de clases. Evidentemente, la burguesía sólo establece alianzas que sirvan a sus fines, y un gobierno que quiera buenas relaciones con los patronos tiene que mostrarse útil. La corporativización del movimiento obrero es un propósito que sirve a esa política reformista.
Decir que en los consejos obreros propuestos está implícito el control obrero es un error de óptica.
Es como decir que los ministros son todos socialistas revolucionarios porque los ministerios tienen la denominación «del Poder Popular». Esa denominación no implica que en la práctica se trate de una forma de organización revolucionaria. El control obrero como una táctica para la toma del poder por parte de la clase trabajadora, como un paso hacia la abolición la propiedad privada de los medios de producción, es algo que está completamente por fuera de las intenciones del gobierno nacional. El presidente Chávez ha sido bastante claro sobre el tema: «Tesis como la de la clase obrera como el motor del socialismo y de la revolución están obsoletas… El trabajo hoy es otra cosa, es distinto, está la informática y la telemática, y Carlos Marx ni siquiera podía soñar con estas cosas». (Agencia Bolivariana de Noticias, 22/7/2007. http://www.aporrea.org/ideologia/n98401.html)
«(No hay que dejarse) chantajear por voces del extremismo, de tesis pasadas de moda que en ninguna parte del mundo las van a conseguir: que si eliminación de la propiedad privada… ¡no, no, no! Esa no es nuestra tesis». «No podemos dejarnos arrastrar por las corrientes extremistas. Nosotros no somos extremistas ni podemos serlo. ¡No! Tenemos que buscar alianzas con las clases medias, incluso con la burguesía nacional». «Lukachenko viene de la era soviética, y vio como cayó la Unión Soviética. Y una de las cosas que me dijo fue: ‘los empresarios, esa burguesía nacional, hay que tratar de que tengan sentido nacional, amor por su Nación y su Patria, aún cuando sean empresarios y tengan dinero. ¡Pero que hagan inversiones en el país!'» (YVKE Mundial, 4/1/2008 http://www.aporrea.org/ideologia/n107017.html)
El gobierno nacional seguirá intentando afianzar esa alianza con esa supuesta burguesía nacional. Para ello tendrá que continuar actuando como en el conflicto en Sidor, actuación que le ha valido elogios públicos por parte de la burguesía criolla, a través de los remitidos pagados por la Alianza de Cooperación Empresarial Siderúrgica (ACES), por ejemplo. Esta asociación patronal ha reconocido «el rol mediador que ha puesto el Gobierno Nacional en manos del Ministro del Trabajo…» (Últimas Noticias, 30-3-2008). Conocemos a qué costo vienen esos elogios.
Quienes queremos impulsar una política comprometida con la clase trabajadora, revolucionaria y no de conciliación con los burgueses, socialista y no capitalista, no podemos prestar nuestros esfuerzos a crear falsas expectativas en los trabajadores con relación a los consejos obreros, tratándose en este caso de una figura impulsada por el gobierno en este contexto de alianza con la burguesía. Para impulsar verdaderos órganos de poder popular, para avanzar hacia la democracia obrera y la socialización de las empresas, sólo podemos contar con nuestras propias fuerzas y nuestra organización independiente: sindicatos clasistas, colectivos populares autónomos, y un Partido de los Trabajadores.