Recomiendo:
0

¡Que te quede claro cowboy!

Fuentes: Rebelión

Ya en el siglo XIX los Estados Unidos dejaron ver sus intenciones anexionistas e intervencionistas y desde ese mismo momento el pensamiento y la acción anti imperialista de Bolívar se pusieron a trabajar para denunciar los maquiavélicos planes y fechorías de Monroe y sus cómplices. A la «Doctrina Monroe» (1823), Bolívar propuso como respuesta la […]


Ya en el siglo XIX los Estados Unidos dejaron ver sus intenciones anexionistas e intervencionistas y desde ese mismo momento el pensamiento y la acción anti imperialista de Bolívar se pusieron a trabajar para denunciar los maquiavélicos planes y fechorías de Monroe y sus cómplices. A la «Doctrina Monroe» (1823), Bolívar propuso como respuesta la construcción de la llamada «Gran Colombia» (1821) y convocó el Congreso Anfictiónico de Panamá (1826), con el objetivo de crear una confederación de países que fuera desde México hasta la Patagonia (en Argentina), pero sin Estados Unidos, ni Canadá.

La «Doctrina Monroe» fue reforzada, a finales de los años 40, con la narrativa de la lucha anticomunista de los gringos. En 1947 se firmó en Río (Brasil) el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y en 1948, nació en Bogotá, la Organización de Estados Americanos (OEA), eufemismo usado para nombrar al Ministerio de Colonias. Washington tendió entonces definitivamente la trampa del «Sistema Interamericano», basado en la «Doctrina Truman», que buscaba legitimar las intervenciones imperiales en toda Nuestra América (central y del sur) y El Caribe. Venezuela recientemente denunció y decidió abandonar de forma definitiva e irrevocable ese vil organismo al servicio del Imperio.

El sueño truncado de Bolívar fue recuperado por el Comandante Hugo Chávez Frías, quien logró consolidar efectivos mecanismos de integración regional como ALBA, PETROCARIBE, UNASUR o CELAC, reforzados con instrumentos comunicacionales como TeleSur.

El ex presidente Obama promulgó un Decreto Ejecutivo, el 9 de marzo de 2015, mediante el cual catalogó a Venezuela como un «un peligro inusual y extraordinario» para la seguridad de los Estados Unidos. Donald Trump, lo que ha hecho es darle continuidad (pasando a una nueva fase de esa vieja política agresiva e insolente), no sólo a Obama, sino a Monroe y a Truman.

En nuestros días estamos viviendo una reactualización del enfrentamiento dialéctico entre Monroe y Bolívar. Ansias imperiales de dominación, contra un proyecto soberanista sembrado por Bolívar, luego recogido y consolidado por Hugo Chávez, con su Proyecto Socialista Bolivariano, hoy día bien defendido y liderado por Nicolás Maduro Moros, el Presidente Obrero de Venezuela. Parece que estuviéramos ante el «Mito del Eterno Retorno» del que nos habló Eliade. La espada de Bolívar ha vuelto, y ha vuelto llena de «arrechera», a defender y liberar a nuestros pueblos.

La convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente que, basada en los artículos 342, 347, 348 y 349 de la Constitución Bolivariana, ha hecho el Presidente Nicolás Maduro, es un llamado a la paz y al diálogo, y tiene como objetivo principal, evitar que nuestro país se convierta en un «nido de víboras», como es el caso de algún vecino cercano, y sea terreno fértil para una guerra fratricida. En cambio, el grosero Comunicado que el día 17 de julio ha emitido Donald Trump, ha dejado en evidencia a quien estimula la violencia y la muerte en nuestro país, utilizando para ello a una burguesía apátrida que acepta su patético rol al servicio del «amo del norte».

Se ha equivocado otra vez Washington. No pudo doblegar a Cuba. Tampoco podrá hacer que la Venezuela de Bolívar, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, se arrodille ante su arrogancia.

El 30 de julio, la Radicalización de la Democracia Participativa va. La Asamblea Nacional Constituyente va. Y va porque el pueblo venezolano lo quiere y esa es nuestra voluntad soberana. Va porque no somos perros echados en la alfombra, a los pies un viejo cowboy de mal gusto y con nombre de pato, esperando instrucciones. Va porque somos defensores activos del Derecho a la Autodeterminación de los pueblos y porque no somos súbditos de nadie.

Que te quede claro Mariano Rajoy. Que te quede claro Donald. ¡Venezuela se respeta!

José Gregorio Bracho Reyes. Embajador de la Republica Bolivariana de Venezuela.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.