En los últimos meses, la oposición venezolana ha denunciado con reiteración que el gobierno de Venezuela estaba quemando libros de las bibliotecas públicas (Detectan destrucción masiva de libros de bibliotecas mirandinas durante gestión de Cabello. El Nacional 29-3-2009). La acusación llegó también a la prensa española (La oposición venezolana denuncia la retirada de 62.000 libros de las bibliotecas por razones ideológicas. El Periódico de Cataluña. 26-4-2009). Este artículo responde a esas acusaciones.
Quema de libros. El término nos remite a fechas tan remotas como el año 612 A.C. con la destrucción de la biblioteca de Asurbanipal, en Nínive, la China de Qin Shi Huang en el 212 A.C., la Enciclopedia de Alejandría en el 292 de nuestra Era por órdenes de Diocleciano, hasta fechas más cercanas en la historia como los escritos Mayas y las tablillas parlantes de Rapa Nui ardiendo bajo las teas de la Santa Inquisición, hasta las muy Fahrenheit 451 de las hordas pinochetistas.
A la luz de la historia, la denuncia en diciembre del año pasado (al calor del triunfalismo de una gobernación ganada y la frustración de tantas otras perdidas), hecha por la nueva administración de Miranda, transformó lo que es una operación rutinaria en todo el mundo, en un acto que apunta a la más sombría expresión de barbarie, como es la destrucción de la memoria de una sociedad a través de la eliminación selectiva de los libros que las bibliotecas públicas guardan para información, documentación y educación de sus integrantes.
A causa de dichas denuncias, denuncias que han adquirido proyecciones planetarias con toda la carga subliminal y distorsionadora que ello conlleva, nos vemos obligados a retomar la iniciativa propia del proceso político que vivimos (y apoyamos) y demostrar la falacia de dicha postura a través de la revisión de los hechos, a partir de las declaraciones de sus protagonistas y esperando que la actual Gobernación de Miranda entregue la documentación pertinente que, hasta la publicación de este Quincenario, no ha sido posible obtener.
Aquí vale la pena hacer un paréntesis para refrescar algunos datos que pueden mover a confusión. Durante cuarenta años, bajo el nombre genérico de Cuarta República, socialdemócratas (con la denominación local de Acción Democrática) y demócrata cristianos (con el COPEI como marca registrada), alegremente se peloteaban el poder a través de un electorado que se encargaba de garantizar la «alternancia» mediante el llamado voto castigo.
Probablemente por razones de clientelismo político, durante dicha alternancia bi-partidista, instituciones como las bibliotecas se manejaron como organismos autónomos dependientes de la gobernaciones en vez de quedar, como la lógica lo indica, bajo la tutela de la Biblioteca Nacional, situación que el gobierno actual no supo resolver a tiempo dando como resultado la manipulación con fines politiqueros que se ha hecho de acciones universalmente tipificadas y, por lo tanto, rutinarias .
Las denuncias están plagadas de expresiones como: según reportó la prensa… (ver El-nacional.com del 06-05-09), Según recientes denuncias (The Miami Herald, jueves 7 de mayo de 2009), …más de 46.000 libros del Instituto Autónomo del estado Miranda convertidos en pulpa de papel por la anterior gestión regional (Beatriz W. de Rittigstein, El Universal 24-03-2009) y contradicciones: Esos de mi papá los llevé de vuelta a Guatire y los entregué (SIC), cuando se supone que, según la noticia, fueron destruidos como todos los demás (Entrevista a Virginia Betancourt, por A.M. Hernández, diario El Universal del 04-05-2009).
NO HAY documento, declaración jurada, denuncia ante tribunales, ni declaración de testigos que avalen estas denuncias. Como lo señalan nuestros entrevistados (leer entrevista), todo procedimiento debe ser respaldado por las actas correspondientes y sus respectivas copias. En innumerables oportunidades se les ha solicitado a las actuales (y «horrorizadas»), autoridades del Instituto Autónomo del Estado Miranda (y de TODAS las entidades regionales que han «sufrido» dicha destrucción), tales actas sin que, hasta ahora hayan respondido.
Existe un manual para lo que técnicamente se llama Desincorporación de Libros del cual rescatamos a modo de ejemplo: Mal estado, deterioro general, hongos, rotos, rayados, pérdida de hojas, mala encuadernación. Como bien dicen quienes tuvieran bajo su responsabilidad las bibliotecas del Estado Miranda hasta la toma de posesión de las actuales autoridades, «desafortunadamente los hongos y polillas carecen de formación teórica que les permitan hacer distinciones entre una novela de Rómulo Gallegos y otra de Miguel Otero Silva», señalan los responsables de dicho folleto.
Carmen Ochoa, Beatriz Aiffil y Víctor Hugo Majano ex funcionarios del IABIM señalan que Hay cosas que hicimos y la gente no lo sabe. Como por ejemplo, que (durante su gestión. Nota del Editor.), publicamos 120.000 libros. Una muestra de lo dicho la tenemos en nuestras manos: «Francisco de Miranda. Proclamas y Correspondencias», Décimas de Cruz María (Cruz María Acosta Sanz, gran poeta popular y socialdemócrata de siempre, es decir, adeco), un delicioso «Miranda va a la escuela» pequeño libro de impecable factura donde los niños cuentan a Miranda a través de textos y dibujos, y una interesantísima y reveladora biografía de un humilde barrilero norteamericano que acompañara a Francisco de Miranda en su gesta libertadora y que, a través de sus «Aventuras y sufrimientos de Moses Smith», dejara un testimonio de invalorable valor documental.
Volviendo a la campaña desatada, lo notable de todo esto es que existe un hilo conductor muy bien manejado que, a través de los medios, prensa escrita y audiovisuales, se lleva a cabo de manera sostenida apuntando a un solo objetivo: incrustar en las mentes de los ciudadanos la relación entre personajes tan disímiles como Pinochet, Hitler, militares argentinos y el también militar y presidente constitucional de Venezuela Hugo Chávez Frías, a través del mensaje subliminal que relaciona fuerzas armadas con gorilismo el cual, dado el desarrollo de la historia reciente, ni los más firmes sostenedores de dichos gobiernos tienen el coraje de defender (al menos en público).
Como se hiciera en su momento en el Chile que se asomaba a la experiencia de un socialismo elegido por la vía popular, como fue el de Salvador Allende, cuando se mostraba por todos los medios disponibles para la época, fotomontajes con tanques rusos apostados frente al palacio de la Moneda (que mil días más tarde fuera demolido por el fuego de los emblemáticos Hawkers Hunters norteamericanos). Como se hiciera, decíamos, en ese Chile, se pretende relacionar sistemas y regímenes opuestos en su concepción de la sociedad, los derechos humanos y la libertad de los pueblos. Obviamente un porcentaje que se aproxima al 40% de la población venezolana se lo cree. El otro 63% no.
Miente, que algo queda…(Joseph Goebbels)
Sólo pretendemos que, a través de una verdad que trata de filtrarse a través de esa Cortina de Hierro informativa que sus propios autores han dado en llamar «Guerra de Cuarta Generación», el resto del mundo no se contamine. Ya ruedan suficientes mitos y falacias como para que aquél de «opositores profundamente democráticos, valientemente se enfrentan a las pretensiones dictatoriales del sátrapa», se agregue confiriéndole aureolas de héroes, a tontos útiles manejados desde fuera por las instancias de poder que manejan o pretenden manejar el mundo.
Ahora quisiéramos contar una anécdota significativa sobre las donaciones que, en este ejemplo, la Biblioteca Nacional, se ve obligada a recibir. Años atrás la familia de un ilustre caraqueño, a la muerte de éste, donó la biblioteca que le pertenecía como un homenaje a su memoria. La donación consistía, obviamente, de cientos de volúmenes acumulados a lo largo de una vida, adquiridos según el criterio personal del bibliómano. Libros, revistas… y decenas de cassettes de VHS con films pornográficos. El personal encargado de la clasificación del material guardó piadosamente los videos en cajas que procedió a sellar y guardar en el depósito destinado a lo que no se puede destruir pero no se sabe qué hacer con él…
ENcontrARTE es una página que pretende aproximar al lector al mundo del arte y las letras bajo las premisas de una ideología que tiene al socialismo como punto de partida y de llegada. Socialismo, es, por encima de todo, amplitud y tolerancia. En resumen, ES DEMOCRACIA, participativa por más añadidura (aunque parezca redundante señalarlo), y este socialismo del S.XXI específicamente, transita por rutas desconocidas que lo obligan a reinventarse a cada paso, plagado de «contradicciones», nadando contra las mareas y enfrentando vientos que soplan y braman de todos los lados, pero que ha sobrevivido, con notables éxitos (que una oposición implacable reconoce a través de sus silencios y distorsiona a través de sus declaraciones), a episodios como la Plaza Francia, el Paro Petrolero y el esclarecedor reinado de Carmona el Breve, entre tantos otros sucedidos y por acontecer.
Dentro de este contexto, quien escribe propició la entrevista de Enza García Arreaza (Hablando con, Nº 106), por tratarse, la suya, de una escritura que sobrevivirá a los avatares contingentes de la crispación política, a sus errores (tiene 22 años), y a su acción laboral en Re-Lectura (Ente que depende del IABIM, que a su vez depende de la Gobernación de Miranda, que a su vez obedece a los designios de Capriles Radonsky, que el 2002 obedeciera los designios del lado más oscuro de su naturaleza para allanar, impunemente, la Embajada de Cuba). Y, cabe agregar que, como gobernador, encabeza esta nueva ofensiva mediática en el tema de la destrucción de material bibliográfico
Estamos conscientes, y lo recalcamos, que es precisamente Re-Lectura la institución que hace de bandera en la campaña de reactivación del «escándalo» de la destrucción por razones ideológicas (SIC), de miles de libros en las bibliotecas de Miranda durante el mandato de Diosdado Cabello. Aun así y corroborando lo arriba dicho, mantenemos la entrevista y sólo esperamos que la experiencia haga volver a Enza al camino de la ecuanimidad, la ponderación y la verdad.