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¿Quién fija el precio del dólar?

Fuentes: Bitácora (Uruguay)

El pasado 14 de diciembre la Reserva Federal (Banco Central) de los EEUU anunció un nuevo aumento de las tasa de interés de 0.25% de los Fed Funds — la tasa de referencia para los prestamos interbancarios a un día de plazo (overnight)- llevándolas al 2.25%. Se trata del quinto aumento en lo que va […]

El pasado 14 de diciembre la Reserva Federal (Banco Central) de los EEUU anunció un nuevo aumento de las tasa de interés de 0.25% de los Fed Funds — la tasa de referencia para los prestamos interbancarios a un día de plazo (overnight)- llevándolas al 2.25%. Se trata del quinto aumento en lo que va del presente año.

Desde hace un buen tiempo esta tasa se ha convertido en el instrumento «príncipe» de la política monetaria utilizada por la Reserva Federal. Al recordar que las tasas hace menos de un año eran del 1% – las más bajas en los últimos 46 años- Alan Greespan declaró que «la Reserva Federal esta siempre dispuesta a seguir interviniendo para asegurar un crecimiento sostenible y una estabilización de los precios». Estados Unidos no cambia Presidente y, según demuestra esta nueva alza, tampoco de política monetaria.

La teoría enseña que los movimientos en las tasas de interés afectan el costo y la disponibilidad del crédito, la riqueza neta y el valor de los activos y también, el valor de la moneda. Precisamente este último efecto (el precio del dólar) sería el buscado en esta oportunidad por el Banco Central más importante del mundo.

Cambios en la tasa de interés tienden a debilitar o fortalecer el dólar en relación a otras monedas. Una suba en las tasas de interés de los EEUU- en relación a otras tasas externas – hace más atractivas las colocaciones, las tenencias y las compras de activos en dólares (siempre que no influyan otras presiones como la inflación que opera en sentido contrario al deseado).

No obstante, la realidad, al decir de Goethe mucho más rica y variopinta que el gris de la teoría, se ha empeñado en demostrar lo contrario. A pesar de las subas ininterrumpidas, la moneda estadounidense cayó más de un 7% en los dos últimos meses en relación a las principales monedas y, desde mediados del 2002, la pérdida de valor en relación al euro fue de casi un 37% y un 24% con respecto al yen. ¿Han perdido eficacia las tasas de interés como instrumento de política monetaria? ¿En un mundo globalizado se hace necesario una revisión de las teorías generalmente aceptadas sobre los mecanismos de transmisión de las tasas de interés? ¿Es que la Reserva Federal ha manejado equivocadamente los instrumentos a su disposición?

Una adecuada respuesta a estas como a otras tantas preguntas que hoy se hacen los analistas y agentes financieros de todo el mundo, explicaría solo una parte del problema.

El fondo de la cuestión radica en que el valor (y el precio) del dólar, ha dejado de ser resorte cuasi exclusivo de las políticas y las decisiones de la Reserva Federal.

El problema real es que un país que detiene record absolutos en su déficit fiscal y en su balanza comercial, se le hace cada vez más difícil ser el emisor de la moneda internacional de reserva (como lo demuestra entre otras cosas el hecho de que el dólar haya pasado en los últimos 30 años del 80% al 65% en la participación del total global de las reservas internacionales.) y por ende manejar el precio de la misma.

Es impensable que un país que ostenta un desequilibrio en las cuentas del estado estimado para el 2004 de más de 500 billones de dólares y de su relaciones comerciales con el exterior de casi 600 billones (según las últimas estimaciones de la OECD el déficit de la cuenta corriente llegará a 825 billones de dólares equivalentes al 6.4 % del PBI); un país que se debe endeudar a razón de 1.800 millones por día para financiar esos déficit; un país que gasta 105 dólares de cada 100 que produce; un país que es el principal deudor neto de su misma moneda (3.3 trillones equivalentes al 28% del PBI), pueda al mismo tiempo revaluar el precio de su moneda solamente con sucesivos aumentos de un cuarto de punto en sus tasas de interés. (Desde hace 2000 años cuando la moneda internacional dominante era el denario romano, pasando por la era de la Libra Esterlina del imperio británico, nunca antes el país «propietario» de la moneda de reserva internacional había acumulado ese nivel de deuda consigo mismo.)

Una moneda para ser aceptada como valor de reserva debe ser aquella respaldada por una gran economía, en crecimiento y bajos índices de inflación, debe asegurar mercados financieros abiertos y fluidos, y por sobre todas las cosas, debe inspirar confianza a sus tenedores y eventuales demandantes de la misma. Es precisamente este último requisito que la administración Bush ha hipotecado con su política fiscal.

Más aún, la retroalimentación perversa de los llamados déficit «gemelos» (fiscal y comercial) no sólo han llevado al fracaso las políticas para detener las sucesivas devaluaciones del dólar sino que esta ininterrumpida depreciación ni siquiera ha servido para revertir el déficit de la balanza comercial. (Según las últimas cifras oficiales el déficit del mes de octubre el déficit llegó a la cifra record de 55.5 billones de dólares, 9% más que el del mes de setiembre).

Las cosas por su nombre. Bastaría que los Bancos Centrales que hoy detienen activos y posiciones por más de 2.3 trillones de dólares, comenzaran a desprenderse de parte de las mismas, para asistir a un verdadero colapso de la moneda estadounidense.

Calificados economistas sostienen que, si el mercado de las divisas actuara libremente y sin » presiones» políticas e institucionales el dólar – de mantenerse el actual déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos- devaluaría hasta un 30%, pasando de los actuales 1.33 hasta un 1.80 por un euro. Eso explica el porque una de las principales «exhortaciones» de la reciente reunión informal de los Ministerios de Finanzas y Banco centrales del Grupo de los 7 países más industrializados del mundo, fue hacia los Bancos Centrales de Asia para que limitaran la compra de euros y la venta de la divisa americana.

La apreciación o devaluación del dólar depende de Alan Greespan, pero también de las decisiones de Zhou Xiaochuan, Gobernador del Banco del Pueblo de China (Banco Central), el segundo mayor tenedor mundial (después de Japón) de reservas internacionales. O lo que es lo mismo, Washington propone las tasas de interés y Tokio, Beijing, Singapur, etc., disponen.