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Corrupción política y lobby bancario

Quiénes controlan el negocio del plan de rescate financiero: El papel de Goldman Sach

Fuentes: IAR Noticias

El plan de choque de Bush para rescatar a las entidades quebradas y dar curso a un formidable negocio financiero de los bancos privados del Sistema de la Reserva Federal fue posibilitado por la corrupción y el lobby bancario sobre los políticos, incluidos los candidatos presidenciales. Porqué se derrumbaron las bolsas y fracasó el plan.

El gran comandante del plan de rescate es Henry Paulson, el septuagésimo cuarto secretario del Tesoro de los EEUU,  el padre de un paquete de medidas de US$ 850.000 millones -el mayor llevado acabo en el país- que tras ser implementado el viernes fue recibido este lunes con un derrumbe bursátil y pánico financiero generalizado que se extendió por todo el planeta.

El primer tramo del macro-negocio privado con la  crisis financiera se inició el viernes pasado  con la aprobación por parte de la Cámara de Representantes de EEUU del plan de choque de Bush para salvar a las entidades quebradas con dinero público. Una operación inicial de US$ 700.000 millones que el Tesoro USA (por medio de emisiones de deuda pública) entregará a los bancos privados del Sistema de la Reserva Federal. (Ver: Súper-rescate estatal: Un negocio «privado» de los bancos que controlan la Reserva Federal).

Según la CNN, Paulson ya nombró a Neel Kashkari, otro ex ejecutivo de Goldman Sachs, para supervisar el plan de rescate aprobado el viernes pasado por el Congreso. Kashkari fue confirmado como nuevo asistente del Tesoro, según la prensa financiera estadounidense.

De acuerdo con The Wall Street Journal, Paulson llevó a cabo el nombramiento de Kashkari como titular interino de la nueva Oficina de Estabilidad Financiera del Tesoro para contar a Goldman Sach (a través de Paulson y de Kashkari) en el más alto nivel de decisión.

Kashkari ocupaba el cargo de secretario asistente del Tesoro para asuntos internacionales, y como titular interino de la nueva Oficina de Estabilidad Financiera del Tesoro, supervisará y tendrá un rol clave en el fabuloso negocio financiero avalado por el Estado USA que tendrá como misión esencial rescatar y/o comprar (mediante créditos e inyecciones de dinero)  los títulos «tóxicos» y las entidades quebradas de la «burbuja» especulativa para sanear el sistema financiero privado imperial.

El Tesoro, la Reserva Federal (Fed) que preside Ben Bernanke, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, (FDIC) y la nueva Agencia Federal de Financiación a la Vivienda (FHFA, por sus siglas en inglés) dirigida por James Lockhart, serán los organismos que intervendrán en la operación que convertirá en deuda pública las perdidas del sistema financiero privado.

Antes de su llegada al Tesoro de EEUU, Kashkari, un ladero histórico de Paulson al servicio de Goldman Sach,  lideraba la oficina de seguridad tecnológica en la banca de inversión de Goldman en San Francisco.

A pesar de comandar el Tesoro, un virtual ministerio de Finanzas estadounidense, Paulson es considerado un operador de Goldman Sach y del resto de bancos privados que controlan el Sistema de la Reserva Fedaral comandada por Bernanke, otro operador clave del lobby sionista que controla el negocio con el «plan de crisis».

Curiosamente, el hombre que comanda el «plan  anticrisis» proviene del riñón de Goldamn Sach,  uno de los causantes de las turbulencias financieras donde se formó y que dirigió desde 1998 hasta mayo de 2006.

«Es increíble que este Senado pueda autorizar a una única persona, con muy poca previsión, un autoproclamado experto de Wall Street, el poder para llevar a cabo el mayor desembolso de la historia de la república», vociferó el jueves pasado el senador republicano Jeff Sessions durante el debate sobre el plan de rescate de los mercados financieros.

Además de ser operador del lobby sionista en la esfera estatal del Imperio, Paulson, es a su vez, un especulador acaudalado.

A los más de US$ 30 millones de dólares anuales que ganaba en Goldman Sach, se le sumaron otros US$ 500 millones  resultantes de la venta de las acciones que tenía de la entidad, eximido de pagar impuestos sobre el capital gracias a su nuevo cargo en el Gobierno federal de EEUU.

Paulson comenzó sus pasos en la política  como asistente del secretario de Defensa en el Pentágono. Durante la administración Richard Nixon, se desempeñó como ayudante John Daniel Ehrlichman, uno de los hombres de confianza del presidente y figura clave en el caso Watergate, por el que fue condenado por conspiración, obstrucción a la justicia y perjurio.

Después de esa «experiencia», Paulson se incorporó a Goldman Sachs en 1974 en la oficina de Chicago para convertirse en socio de la firma apenas ocho años después.

Comenzó a dirigir el frente de la unidad del medio oeste y se hizo con el puesto de socio director de la oficina de Chicago. Finalmente dio el salto de director financiero del banco a Consejero Delegado cuando sustituyó a Jon Corzine.

En mayo de 2006, Henry Paulson recibió la llamada George W. Bush para suceder a John Snow como Secretario del Tesoro de los Estados Unidos y en el mes de junio recibió el apoyo unánime del Senado, pese a que en un primer momento el propio partido Republicano atacó con crudeza su nominación por su vínculos anteriores con el partido Demócrata.

En realidad, dicen en Washington, Paulson no es él sino Goldman Sach, uno de los gigantes históricos del lobby bancario que controla la Reserva Federal, el Tesoro, y las redes financieras privadas que actúan y hacen negocio a la sombra del Estado norteamericano. ¿Qué mejor que Paulson para comandar el plan de rescate?, señalan irónicos analistas estadounidense tras su designación.

 Corrupción política y lobby bancario

Tanto Goldman Sach como Morgan Stanley son considerados los dos grandes beneficiarios del manejo del dinero propuesto para «salvar la crisis» que se llevó a otros gigantes históricos como Merrill Linch y Lehtman Brothers.

Y no por casualidad, Goldman Sach (junto con los otros bancos del lobby sionista) ,es uno de los más activos e importantes contribuyente a la campaña presidencial de EEUU, tanto para el candidato republicano, John MacCain, como para el demócrata, Barack Obama.

Según un informe elaborado por la prestigiosa consultora Weiss Research, el principal contribuyente a la campaña de Obama es Goldman Sachs, que ha donado casi US$ 700.000 millones, seguido por la Universidad de California, Citigroup y JP Morgan Chase.

McCain, a su vez,  recibió aproximadamente US$ 200.000 de Merril Lynch, Citigroup, Morgan Stanley y Goldman Sach.

De acuerdo con el informe de Weiss Research, tanto Obama como McCain han obtenido enormes cantidades de dinero de los gigantes bancarios. Además, Obama ha recibido contribuciones de empresas de finanzas, seguros e inmobiliarias, el llamado sector FIRE, por unos US$25 millones,  mientras que  McCain ha recibido US$ 22 millones.

Los gigantes bancarios no contribuyen directamente, sino que canalizan dinero mediante la creación de los llamados comités de acción política o a través de aportaciones.

En este escenario, el plan de «crisis»  de Bush para rescatar a las entidades quebradas y dar curso a un formidable negocio financiero de los bancos privados del Sistema de la Reserva Federal fue posibilitado por la corrupción y el lobby bancario sobre los políticos, incluidos los candidatos presidenciales.

Cuando los sondeos y los testimonios en las grandes cadena muestran una mayoría contundente en contra,  ninguno de los dos candidatos a las elecciones presidenciales ni las cúpulas de los dos grandes partidos se han sumado a la oposición al plan de «rescate» a la banca privado.

La explicación a tanto «fervor» por la banca privada en desmedro de los intereses de la población estadounidense, la dio el domingo el Center of Responsive Politics, un instituto de Washington que hace seguimiento de las contribuciones financieras a las campañas políticas y que analiza el dinero destinado a las dos fuerzas políticas que controlan el esquema bipartidista USA  y a sus líderes.

De acuerdo con Center of Responsive Politics, los legisladores que votaron a favor del plan de rescate en la Cámara Baja el lunes reciben como promedio un 50% más en donativos de los bancos de Wall Street y otras entidades financieras que quienes votaron en contra.

De acuerdo con el centro, con unos US$ 2.000  millones desde 1989, los bancos, aseguradoras y empresas inmobiliarias han sido la principal fuente de financiación para partidos y políticos individuales en un sistema político que gira en torno al intercambio de financiación y medidas favorables a los aportantes.  

Mientras se debatía sobre los contenidos de la ley del rescate financiero -según Center of Responsive Politics-, «ejércitos de lobbistas de los sectores bursátil, bancario, inmobiliario y otras financieras trataron de dejar su huella en la legislación».

Porqué fracasó el plan

 

El fracaso del plan, con el derrumbe bursátil y el agravamiento de la crisis financiera, el lunes, tampoco tomó de sorpresa a los analistas y la prensa norteamericana que lo habían calificado de «insuficiente» para contener al desborde de los mercados.

De acuerdo con el informe de Weiss Research, el Congreso USA maneja desde el pasado 25 de septiembre un informe en el que se advierte que el plan de rescate de los US$700.000 millones es insuficiente para resolver la crisis y llega tarde.

Según la prestigiosa consultora, un total de 1.479 bancos y 158 agencias de crédito y ahorro, están en riesgo de quiebra en Estados Unidos y calcula que entre todos ellos manejan unos activos de US$ 3,2 billones, equivalente a 41 veces la cantidad estimada por la Federal Deposit Insurance Corporation (Corporación Federal de Garantía de los Depósitos).

En su informe, Weiss Research concluye  que el plan «anticrisis» aprobado el viernes resultará un fracaso y agravará aún mas la situación, al provocar un aumento de las tasas de interés  y una contracción del crédito, además de una subida del déficit público en EEUU.

La Office of Managment and Budget (la Oficina del Presupuesto) calcula que en 2009 el déficit federal se incrementará hasta los US$ 482.000 millones, y que subiría a un costo de US$ un billón con las medidas «adicionales» de salvamento.

En general, la prensa norteamericana coincide en que el costo billonario del super-rescate (que pagará la población a través de los impuestos) potencia el proceso de crisis estructural por el que atraviesan las economías centrales de EEUU y la Unión Europea.

La mayoría de los analistas proyectan un agravamiento de la presión fiscal (suba de impuestos) y un recorte de planes y beneficios sociales como el emergente más inmediato del mega-salvataje estatal a la banca imperial en quiebra que incian EEUU y la UE.

Lo que incidirá en una mayor suba de precios y recorte del consumo (ya desatados), que se sumarán a los estragos de la crisis crediticia para potenciar el proceso inflacionario-recesivo en que se encuentran las economías de Europa y de EEUU.

Finalmente, la recesión (números en rojo de la economía real de EEUU y Europa) , psico-registrada en los «mercados» financieros más allá de los análisis y de los números reales, el fracaso (el sábado) de la Unión Europea para elaborar un plan de rescate como el de EEUU, y los temores de un derrumbe bancario en masa en la zona del euro, ya produjo lo que preveían los analistas.

Todos los «lunes negros» se juntaron este lunes en uno solo para detonar la peor jornada histórica de Wall Street y de las bolsas de Europa, Asia y América Latina, muchas de las cuales, como las de Argentina, San Pablo y Rusia, se vieron obligadas a detener sus operaciones.