Brasil desempolvará proyectos nucleares abandonados durante décadas ante las previsiones de un aumento del consumo interno de energía a la par de la expansión económica del país. El presidente Luiz Inacio Lula da Silva surgió como el principal defensor de la energía nuclear, a la que describe como ‘limpia’, mientras que los ecologistas han alertado […]
Brasil desempolvará proyectos nucleares abandonados durante décadas ante las previsiones de un aumento del consumo interno de energía a la par de la expansión económica del país.
El presidente Luiz Inacio Lula da Silva surgió como el principal defensor de la energía nuclear, a la que describe como ‘limpia’, mientras que los ecologistas han alertado sobre los peligros de la basura radiactiva.
El mandatario afirmó que la energía proveniente del átomo sustentará la expansión económica de cinco por ciento anual que Brasil necesita en los próximos años para reducir la pobreza y el desempleo.
Los planes nucleares del gobierno de la mayor economía de América Latina incluyen la construcción de ocho centrales eléctricas y la fabricación de un submarino atómico.
Los ecologistas afirman que le energía nuclear es innecesaria en Brasil ante las abundantes fuentes de energía convencionales, pero las autoridades consideran que la generación de electricidad no puede quedar al capricho de las lluvias o la sequía.
‘La energía nuclear es limpia, no contamina, por lo tanto no va a causar efecto invernadero en la tierra. La tecnología de Brasil es perfecta’, expresó Da Silva e un discurso reciente. ‘Nunca ocurrirá aquí un Chernobil’, apuntó.
Brasil y Argentina son los países de América Latina más avanzados en tecnología nuclear.
Lula dijo que el proyecto ‘Angra 3’, un reactor nuclear en el estado de Río de Janeiro, requiere una inversión cercana a los 3.800 millones de dólares para generar 1.350 megawatts de potencia.
Según el ministro de Ciencia y Tecnología, Sergio Rezende, que la decisión política de reanudar proyectos nucleares está hecha y será formalizada el 25 de junio, cuando se reúna la Comisión Nacional de Política Energética para una evaluación.
‘El camino a partir de esa decisión será muy amplio. Eso representa grandes desafíos para todo el sistema nuclear’, dijo Rezende dijo que los planes prevén la construcción de dos centrales nucleares de cuatro reactores cada uno del tamaño de Angra 3, en principio en asociación con firmas extranjeras y después sólo con tecnología nacional.
Brasil invirtió 750 millones de dólares en equipos importados hace dos décadas para Angra 3 y gasta otros 20 millones anuales en su mantenimiento, según Eletronuclear, la empresa estatal del sector.
El reactor supliría el 34 por ciento de la demanda actual del estado de Río de Janeiro. La segunda economía del país será abastecida en 80 por ciento por energía nuclear, contando los dos reactores hoy en funcionamiento.
En el balneario de Angra dos Reis funcionan los dos únicos reactores nucleares de Brasil, ideados por gobiernos militares de los años 70, cuando el mundo sufrió dos serias crisis petroleras.
Desde entonces Brasil consiguió bastante petróleo en su propio suelo, desarrolló grandes proyectos hidroeléctricos y un mercado de etanol de caña de azúcar que abastece más de un cuarto de su demanda de combustible automotriz.
Angra 3 estaría lista en cinco años y es sólo la punta de lanza del programa nuclear brasileño, que a su vez integra el ‘Plan Decenal de Energía Eléctrica’ que prevé terminar otras ocho centrales nucleares antes de 2030.
Eletronuclear aceleró los pasos para conseguir la licencia ambiental de la planta y concluyó esta semana una serie de audiencias públicas con habitantes de municipios que serán afectados por el proyecto en Río de Janeiro.
La última audiencia, con supervisión del Instituto Brasileño del Medio Ambiente (Ibama), reunió el jueves a unas 200 personas en la ciudad de Río Claro, otras 700 se habían juntado un día antes en la pequeña ciudad colonial de Paraty, en audiencias que revelaron divisiones en la comunidad acerca de la conveniencia del proyecto.
Cerca del 70 por ciento de la capacidad instalada de electricidad de Brasil es hidroeléctrica y una sequía comienzos de esta década redujo el nivel de las represas y obligó al país a racionamientos, con su posterior freno al crecimiento económico.
Brasil, que posee las sextas mayores reservas de uranio del mundo, ha construido plantas para enriquecimiento del metal con fines pacíficos en el estado de Río de Janeiro.
Brasil importa uranio enriquecido para su central de Angra pero pretende convertirse en exportador. El país tiene otra planta en Resende.
En un reciente mensaje a la Marina, Da Silva ratificó el interés de su gobierno en rescatar también del olvido el proyecto de la construcción de un submarino nuclear.
El Programa Nuclear contribuye al progreso nacional por la capacidad de generar energía eléctrica y desarrollar nuevos materiales’, dijo Lula en su mensaje a la Armada, que desde los años 70 es la encargada de su desarrollo.
Las mineras buscan la explotación de uranio
Las mineras privadas de Brasil pretenden una apertura en la explotación de uranio tras el anuncio del gobierno de una próxima reactivación del programa nuclear del país.
Las mineras consideran que los altos precios del uranio en el mercado internacional contribuirán al financiamiento de los proyectos nucleares oficiales que necesitarán millonarias inversiones.
La organización empresarial Instituto Brasileño de Minería (Ibram) presentó una solicitud directa al presidente de la Cámara de Diputados, Arlindo Chinaglia, para que el legislativo considere los cambios constitucionales pertinentes.
En Brasil, la extracción de uranio y la industria nuclear son exclusivas del gobierno.
Las mineras en Brasil figuran entre los grandes financistas de campañas electorales y varios de los beneficiados de esos recursos hoy son diputados, dijeron analistas.
Los empresarios del sector también piden al congreso flexibilizar las leyes que limitan la minería en tierras indígenas y zonas de ambientes protegidos.
Los empresarios pretenden la extracción de uranio, aunque están de acuerdo en que las etapas de enriquecimiento, industrialización y comercio de los materiales radiactivos permanezcan en poder del estado.
Los empresarios se sienten atraídos por la irrefrenable alza del uranio que pasó de 12 dólares la libra a 110 dólares en los últimos tres años, además de un previsible calentamiento del precio para los próximos años. El gobierno de Brasil suspendió en la década de los 80 del siglo pasado la prospección de minerales nucleares, cuando certificó que el país poseía la sextas mayores reservas de uranio del mundo, con 300 millones de toneladas. Nuevos levantamientos geológicos podrían ubicar a Brasil en el tercer lugar mundial.
‘Es un tema que merece profunda discusión. La propuesta involucra alteraciones en la constitución brasileña y asuntos de soberanía nacional’, advirtió Chinaglia.
El presidente del Ibram, Paulo Camillo Penna, comparó la quiebra de ese monopolio con lo que fue oportunamente hecho con la industria del petróleo y gas que hasta hace pocos años era exclusividad de la estatal Petróleos de Brasil (Petrobras).
‘El país tiene un potencial muy grande para la explotación de uranio, lo que puede atraer inversiones y financiar el programa nuclear brasileño’, señaló Camillo Penna.
El gobierno brasileño estudia aprobar la construcción de dos grandes centrales nucleares con cuatro reactores cada una, además de la abandonada planta de Angra 3 en el estado de Río de Janeiro.
Otro proyecto previsto es la construcción de un submarino nuclear de 1.000 millones de dólares.
La expectativa es que al menos la construcción de Angra III, un generador de 1.350 megawatts, sea aprobada el lunes 25 de junio en una reunión de la Comisión Nacional de Energía.
La conclusión de ese reactor, abandonado hace 20 años cuando ya se habían gastado 750 millones de dólares en equipos que permanecen embalados, será el punto de partido de la reactivación del Programa Nuclear brasileño. El gobierno prevé terminar para el 2008 la planta de enriquecimiento de uranio de la empresa estatal ‘Industrias Nucleares de Brasil’, para abastecer al menos el 60 por ciento del combustible nuclear de las generadoras Angra I y II, que hoy abastecen el 34 por ciento de la electricidad que consume el estado de Río de Janeiro.
También aspira convertirse en exportador neto de uranio enriquecido de uso energético.
Brasil considera que la explotación de sus reservas de uranio durará 60 años y un tercio de ellas son suficientes para Angra III y cinco reactores adicionales en otras regiones del país, según el instituto.
La exportación de los excedentes de uranio a precios excepcionales servirán para el financiamiento de los programas nucleares del país, agregó.
El almirante Carlos Passos Bezerril, del Centro Tecnológico de la Marina, considera que el Programa Nuclear de la Marina está vegetativo y necesita para su desarrollo al menos 500 millones de dólares en los próximos años hasta 2015.
Brasil pretende la autosuficiencia atómica, desde la extracción del uranio y la producción del combustible nuclear para las centrales atómicas que generan electricidad.