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Reclaman en ONU mayor regulación y más dinero ante crisis

Fuentes: vanguardia.com.mx

Regular el actual sistema financiero y aportar más recursos para los países más desfavorecidos o en desarrollo fueron las peticiones que resonaron más en lo que fue hoy la primera jornada de la conferencia de alto nivel sobre la crisis económica organizada en la ONU.

Una conferencia convertida en un foro de peticiones de los países menos ricos a los más desarrollados, y en la que precisamente destaca la ausencia de los principales líderes de las potencias occidentales y prácticamente la inexistencia de jefes de Estado. Sólo dos tienen confirmada su asistencia: mañana participarán el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y el de Bolivia, Evo Morales.

Por su lado, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, aún no tiene confirmada su presencia en la conferencia sobre la crisis, aunque en un principio la ONU anunció que asistiría, según dijo hoy el portavoz del presidente de la Asamblea General.

En la inauguración de la conferencia, el presidente de la Asamblea General, Miguel d’Escoto, reiteró sus más firmes críticas al capitalismo y calificó a la crisis financiera como «el resultado final de una manera egoísta e irresponsable» de vivir.

D’Escoto, ex canciller del gobierno sandinista de Nicaragua y sacerdote, dijo que «ni es humano ni es responsable» construir «una Arca de Noé para salvar solamente el sistema económico existente», mientras que pidió un nuevo sistema financiero alejado del «impuesto» por una «irresponsable pero poderosa minoría».

Tras el discurso de D’Escoto, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advirtió de no bajar la guardia porque algunos países vean que se estén recuperando. «En la mayoría de países el impacto real de la crisis podría alargarse durante años», dijo.

Ban pidió a los países más industrializados que no dejen de cumplir con sus compromisos en ayudas financieras a los más desfavorecidos, como África, algo que defendió no como un acto de «caridad» sino «como un imperativo de desarrollo».

Asimismo, se dirigió al G8 pidiéndole «compromisos concretos» y animó a todos a que los 1,1 billones de dólares prometidos por el G20 para combatir la crisis no queden en papel mojado: «Recae sobre todos nosotros, colectivamente, asegurar que las buenas intenciones se trasladen a acciones concretas».

La necesidad de regular el sistema financiero internacional y de reformarlo fue otra de las peticiones hecha por Ban Ki-moon. Una regulación que también valoró como «fundamental» el secretario de Desarrollo Social de México, Ernesto Cordero, quien, al contrario que D’Escoto, defendió el actual sistema financiero, pero urgió a controlarlo de manera más efectiva, mientras que abogó por una mayor cooperación de recursos entre países.

Cordero, que dijo que la postura de México no es hacer cambios radicales en el sistema financiero, remarcó que su país está saliendo de lo peor de la crisis, igual que Estados Unidos.

A su vez, el secretario de Desarrollo Social hizo de portavoz del Grupo de Río. En nombre de esta organización de países de América Latina y el Caribe, Cordero pidió, entre otras medidas, que se ponga fin a la congelación de créditos e instó, como algo «imprescindible», a que se de una mayor participación a los países en desarrollo en las instituciones financieras internacionales para tener más voz y voto.

La voz más crítica junto con la D’Escoto fue la del ministro de Comercio Exterior y para la Inversión Extranjera de Cuba, Rodrigo Malmierca, quien calificó de «bochornoso» que el Fondo Monetario Internacional (FMI) haya sido «la institución designada por los países poderosos para solucionar» una crisis que las políticas «de ajuste neoliberal y de recorte social de ese mismo Fondo generaron» .

Malmierca pidió que se refunda completamente el sistema financiero actual, al que calificó de «antidemocrático» y que provocó una crisis que «en su esencia es una crisis del capitalismo».

En su intervención, la representante de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, entonó el «mea culpa» asumiendo ser parte responsable de la crisis y dijo que su país tiene «obligaciones morales» de asistir a las naciones más afectadas por la recesión incrementando la ayuda financiera.