Recolocar a Brasil en la ruta de influencia de Estados Unidos, es crear condiciones para acelerar medidas en el campo económico que posibiliten nuevas formas de ampliación de la generación de valor. Estos son los principales objetivos de la actual agenda política manejada por el gobierno interno de Michel Temer (PMDB), de acuerdo con el […]
Recolocar a Brasil en la ruta de influencia de Estados Unidos, es crear condiciones para acelerar medidas en el campo económico que posibiliten nuevas formas de ampliación de la generación de valor. Estos son los principales objetivos de la actual agenda política manejada por el gobierno interno de Michel Temer (PMDB), de acuerdo con el profesor de la URFJ Marcelo Braz: «Es preciso construir unidad en el plano táctico entre los sectores progresistas para contener el proceso feroz de contra-reformas profundas que están siendo colocadas».
HI- BF- JL: Usted presentó recientemente un artículo titulado «Un golpe en las ilusiones democráticas» (http://marxismo21.org/wp-content/uploads/2016/06/Um-golpe-nas-ilusoes-democraticas-Marcelo-Braz.pdf), donde analizaba la actual coyuntura en Brasil a partir de los diferentes elementos históricos y estructurales. Nos gustaría que retomara las ideas centrales de ese texto, señalando especialmente aquellos a los que entiende como «ilusiones democráticas».
Marcelo Braz: el punto de partida de este análisis fue el desenlace -que todavía no terminó – que destituyó a la presidenta Dilma y tuvo su ápice, desde el punto de vista institucional, en la votación de la cámara de diputados del día 17 de abril de 2016. Digo desde el punto de vista institucional, porque desde el punto de vista de las clases que construyeron las condiciones para el golpe, eso va más allá de las instituciones. Pero lo que pasó el 17 de abril fue un acontecimiento que presentó a Brasil y al mundo, la putrefacción del sistema representativo brasilero y el nivel de la indigencia moral e intelectual de los parlamentarios, reunidos en aquel show de horrores. Solo que esta vez el show fue televisado. Y, lamentablemente esta fecha, que marca, el aniversario de la masacre de «El Dorado de Carajás», en que 19 compañeros sin tierra fueron asesinados (esto fue en Pará, en 1996), entrará nuevamente en la historia.
Aquellos parlamentarios que representan intereses de clase muy concretos, en nada representan los intereses del pueblo brasilero. Eso no es forzar el análisis, pues sabemos que puede haber muchas formas parlamentarias que pueden representar algunas demandas de los trabajadores. Aquella votación, sirvió didácticamente, para mostrar que el sistema político condensado en el congreso Nacional (no sólo la Cámara de Diputados, sino que también el Senado Federal) envejeció completamente. Los parlamentarios que allá están, no representan los intereses de Dios y la familia, como dijeron el día de la votación, ni los intereses de sus ciudades pequeñas del interior, por más que puedan representar algunas demandas locales. El dominio de la Cámara de Diputados, como se dice desde hace algún tiempo, es el dominio de la bancada «BBB» («Boy» -buey-, Bala, Biblia). Yo diría que es la bancada de la «BBBBB», porque es la bancada ruralista, de la industria de armas, la bancada de los evangélicos conservadores (porque no todos son conservadores) es la bancada de bancos e instituciones financieras, es la bancada de la pelota, que inclusive conspiró recientemente contra la CPI (Comisión Parlamentaria de Investigación) del fútbol.
De forma más precisa, el 17 de abril de 2016 entra para la historia como el momento en que se produce desenlace principal de hechos coyunturales que guardan vínculos con tendencias de carácter estructural.
Por tanto, aquello no fue un «rayo que cayó del cielo» (referencia a la obra «Napoleon le petit» de Víctor Hugo, sobre el golpe de Estado de Luis Bonaparte en Francia, en 1851). Por un lado, lo que nosotros vivimos en aquel momento representa, en un plano inmediato, coyuntural, la falencia de la democracia brasilera. Desde un punto de vista estructural, representa hasta dónde van los intereses de las clases dominantes y como ellas pueden dominar un sistema político putrefacto, pero que les es muy útil. Representa un comportamiento de las clases dominantes brasileras profundamente antidemocrático, que siempre colocó obstáculos a cualquier conquista democrática significativa. Ni digo sobre conquistas que pudiesen llevar a la socialización del poder político, porque eso nosotros sabemos que solo es posible con el derrumbe del Estado. Siempre que los niveles de emancipación social avanzan, la burguesía trata de hacerlos recular.
Si pensáramos la democracia en capas políticas, sociales y económicas, la última jamás alcanzada en sociedades capitalistas, veremos que el capitalismo puede llegar a algunos niveles de democracia política y social. Pero todas las veces en que la sociedad brasilera, pensando en la lucha de los trabajadores, hizo avanzar alguna forma de democracia política o social, las respuestas de las clases dominantes y de otras clases asociadas a estas, fueron golpes, procesos dictatoriales (y fascistas) o la introducción de profundos retrocesos democráticos.
No podemos comparar los retrocesos de nuestra pobre democracia, que se empobrece más todavía con lo que estamos viviendo hoy, con el retroceso democrático más profundo que se configuró en el golpe de 1964. En 1964, en el período pre-golpe, el movimiento y el sentido de reformas de hecho estructurales, de reformas de base como la reforma agraria, urbana y financiera. La izquierda estaba peleando por reformas de base de carácter estructural. A lo que asistimos ahora, más que en 1964 (sabemos que la historia no es evolutiva ni lineal) es a una estructura política del capitalismo brasilero, condensada en el Estado y en sus diversas instituciones burguesas, muy poco permeables a las demandas de los trabajadores. Ella se muestra hoy más resistente a atender a algunas demandas en el nivel de la democracia política y social de los trabajadores. Eso desde el punto de vista de algunas conquistas que los trabajadores pueden tener dentro de los límites del orden burgués. Lo que significa decir que nosotros precisamos hacer un balance profundo del significado de lo que ahí está expuesto para ver qué tipos de acciones en el plano inmediato deben ser colocadas y qué tipo de acciones en el mediano plazo pueden ser pensadas.
Dstituir a Dilma y colocar a Temer es colocar un gobierno «pura sangre» de la burguesía, esto es, que representa por entero los intereses de la burguesía en sus lineamientos más avanzados, incluyendo no sólo, pero principalmente, al capital financiero. Porque uno de los significados de ese golpe es destrabar los obstáculos que impiden la implementación de una agenda profundamente regresiva.
HI-BF-JL: ¿Cuáles serían los objetivos más concretos de esa agenda regresiva?
MB: La agenda del golpe, atiende tres objetivos principales. La primera es recolocar a Brasil en la ruta de influencia y de dominación preferencial de los Estados Unidos. Eso no significa que los Estados Unidos hayan dejado de ejercer su imperialismo entre nosotros. Pero sabemos que, en los últimos 10 o 15 años, por la existencia de gobiernos con orientaciones ideológicas muy distintas, se colocaron obstáculos en la manutención de la zona de influencia preferencial dominada por los Estados Unidos. Esos gobiernos presentaron, desde una inclinación anti-imperialista, como el de Hugo Chavez en Venezuela, hasta el de un reformismo flaco como el del PT en Brasil. Pasando de esos extremos tenemos gobiernos como el de los Kirchner en Argentina, Correa en Ecuador y el de Evo en Bolivia.
El segundo objetivo es crear las condiciones para acelerar medidas en el campo económico que aumenten las posibilidades de extracción de plusvalía, tanto absoluta como relativa. Evidentemente esto significa, desde el punto de vista de la plusvalía relativa, aumentar la productividad media del trabajo, elevar las inversiones tecnológicas. Basta leer lo que Delfim Neto (último funcionario vivo del Acta Institucional N°5, considerado una de las más duros de la dictadura brasilera) ha dicho en sus columnas. Afirma que es muy baja la productividad media del trabajo en Brasil y que es preciso incrementarla.
Esto coloca el tercer objetivo en la agenda regresiva, vinculado con el segundo porque auxilia las condiciones para extraer plusvalía absoluta, que es desarticular lo poco del edificio de los derechos sociales que fueron conquistados en al país.
HI-BF-JL: ¿Desde el punto de vista de la extracción de plusvalía, cuáles son las formas de hacer efectivo ese objetivo?
MB: Una de las formas es realizando tareas atrasadas. Son tareas que Fernando Henrique Cardoso anunció tiempo atrás, pero el vigor de la lucha en oposición al neoliberalismo de los años 90 logró detener, a través de actores que encabezaban esa lucha, entre otros el PT y el movimiento sindical encabezado por la CUT (Central Única de Trabajadores).
Como el propio Fernando Henrique dijo en su discurso de asunción: «uno de los objetivos de mi gobierno es superar la era de Vargas». Lo que él quiso decir con eso no era superar el Estado Burgués que Vargas (1930-1945, 1951-1954) construyó, sino desmontar los derechos de los trabajadores condensados en la CLT (Consolidación de las Leyes de Trabajo, otorgadas en el gobierno de Getulio Vargas que concedían muchos derechos a los trabajadores brasileros). Y no apenas los derechos de los trabajadores sino también los derechos sociales que avanzaron tanto cuanto como fue posible en el ordenamiento constitucional de 1988. Los diversos sectores burgueses entienden que «la cuenta está muy cara». En ese sentido, hasta el Programa Bolsa Familia (política social desarrollada por los gobiernos del PT) está siendo atacado por el nuevo ministro de Desarrollo Social y Agrario, Osmar Terra. Él está diciendo que el programa precisa ser más focalizado, que debe atender apenas el 5% de los más pobres entre los más pobres. Esto significa beneficiar apenas 10 millones de brasileros contra los 60 millones que hoy Bolsa Familia alcanza. No preciso decir lo que el Programa Bolsa Familia significa en términos monetarios…
Pero no es el Programa Bolsa de Familia el objetivo principal, y sí el ataque a la seguridad social, que no es distributiva, sino contributiva pero recauda y constituye el fondo público de los trabajadores. El sentido no es sólo privatizarla, creando un mercado privado de seguridad social, el sentido es de un avance para ese fondo público mayor de aquel que se hace hoy. Y no es sólo la seguridad social, sino contra toda la asistencia social. Veremos el avance contra algunos derechos constitucionales como el Beneficio de Prestación Continuada y sobre todo, el avance en la salud, este sí, un derecho universal constituido en el SUS (Sistema Único de Salud), que es un sistema extremadamente avanzado, uno de los más avanzados del mundo, y que no puede funcionar pues tiene un sub-financiamiento crónico. Desde mi punto de vista, es necesario construir desde el plano inmediato y táctico, un amplio frente con los sectores más progresistas que resistan estos retrocesos democráticos, porque el golpe del 17 de abril fue un retroceso democrático, que significa un atajo para más retrocesos democráticos.
HI-BF-JV: ¿En ese sentido, cuáles son los desafíos de la izquierda?
MB: Yo diría que en el plano inmediato, si la interrupción del mandato de la presidenta Dilma se confirma entre Agosto y Setiembre, es preciso construir una unidad en el plano táctico entre los sectores progresistas, entre los diversos sectores de la izquierda brasilera y los diversos movimientos sociales, para contener el feroz proceso de contrarreformas que este gobierno está impulsando. En un texto que escribí recientemente («Un golpe en la ilusiones democráticas») critico el «discurso de posesión» (entre comillas porque no es un discurso de posesión de mando sino que es un gobierno interino) en el que Michel Temer dice con todas las palabras aquello que está puesto en el documento del PMDB: «un puente hacia el futuro», que en realidad es un puente hacia la barbarie. Las dos líneas de ese gobierno, dice Temer, serán: «orden y progreso», que están en nuestra bandera y «privatizar todo lo que fuese posible». Nosotros sabemos que «orden» significa represión para los trabajadores y «progreso» significa libertad para el capital. Entonces, creo que esa unidad de resistencia es más que necesaria.
Además, fue realizada una campaña difamatoria contra la izquierda, no sólo en el Congreso Nacional, llevada adelante por el partido más organizado de la clase dominante de Brasil, que es el «partido de los medios de comunicación», para deslegitimar enteramente no sólo a la izquierda brasilera, sino a la actividad política en general. El ataque preferencial es al PT y en la tentativa de derrotar al PT, que sobre todo es una derrota a la estrategia del PT, cae toda la izquierda. Por lo tanto, hipoteca a toda la izquierda, trae problemas para todos.
La unidad táctica para luchar es necesaria, no sólo para resistir el avance represor que viene por ahí y el linchamiento moral al PT y el ataque efectivo que ya se constituyó contra el MST, con persecuciones, encarcelamiento e investigaciones impulsadas por los sistemas de inteligencia militar del gobierno. Este gobierno interino recreó el Gabinete de Seguridad Institucional y colocó allí a un ex general pro-dictadura (Sergio Etchegoyen), hijo de un general que sirvió en la dictadura. Entonces (la unidad) es para resistir los ataques a la clase trabajadora, a nuestras organizaciones, es para denunciar políticas y detenciones, y presionar por la libertad de compañeros como Jose Valdir, Luiz Batista (ambos militante del MST), es para resistir los ataques contra los derechos sociales y democráticos, y para resistir las privatizaciones que están siendo anunciadas.
HI-BF-JV: Diversas organizaciones que presentan estrategias distintas de mediano y largo plazo, tienen constituido en el plano táctico, frentes de resistencia al golpe. ¿Cómo ve usted eso?
MB: No quiero entrar en el análisis específico de los frentes, pero creo que podría existir algo que he llamado «frente de frentes». A mi modo de ver esa construcción solo puede tener futuro si avanza en la resistencia en el plano táctico contra los retrocesos democráticos que ese gobierno realizará. El gobierno cuenta con el apoyo de los medios de comunicación y en el Congreso Nacional una hegemonía muy fuerte, de manera que lo que está en cuestión no es apenas destrabar los obstáculos para crear condiciones de forma de implementar contrareformas que atacan a los derechos de los trabajadores, sino la propia organización de los trabajadores.
No sé si el «Fuera Temer» unifica. Como palabra de orden ya vimos que unifica, pero es preciso dar mayor contenido a la consigna. Pues hasta el mismo «Fuera Temer» interviene más en el horizonte estratégico de lo que las tácticas de resistencia que son necesarias ahora. Entonces, creo que sin vanguardismos, con la humildad necesaria de la autocrítica, es necesaria la construcción de un frente amplio y unido que luche contra los retrocesos democráticos. Eso no significa rebajar el horizonte estratégico de ninguna organización.
HI-BF-JL: Usted es un investigador de autores clásicos, y defiende la vigencia de su teoría. ¿Podría citar tres elementos de la obra de Marx que nos ayuden a comprender el mundo contemporáneo?
MB: Los tres elementos, seguramente, son: el método histórico dialéctico, la teoría del valor-trabajo y la teoría de la revolución. Siendo fieles a la obra de Marx, a partir de la conclusión de que es preciso estudiar el tiempo a partir del método histórico dialéctico, la tarea que se nos presenta es realizar un análisis teórico que actualice a Marx, como ya hubo diversos análisis teóricos que abordaron a Marx durante el siglo XX. Esa tarea es difícil pero urgente, necesaria y permanente. En lo que refiere a esos tres pilares, la teoría del valor es la que más exige un análisis teórico contemporáneo, porque los análisis teóricos equivocados en ese terrero generarán errores en la teoría de la revolución. Tendremos por ejemplo, problemas en identificar el sujeto de la revolución si no tenemos un análisis contemporáneo del capitalismo y de las nuevas formas de extracción de valor. Por último es claro que precisamos actualizar la teoría de la revolución pero con una base en la actualización de la teoría del valor. Y esa actualización no es ninguna revisión de Marx sino que es darle más vitalidad a las categorías marxianas. Considerando como ellas sobreviven al tiempo histórico, como pueden iluminar la realidad actual y ayudar a entender nuevas formas de extracción de plusvalor. Que quede claro que no se trata de una revisión. Para finalizar, siempre digo que Marx, solo, no da cuenta de la complejidad del mundo en qué vivimos, pero sin Marx no podremos entenderlo.
Entrevista realizada en Veranopolis (RS), junio 2016.
Marcelo Braz es doctor en economía de la Universidad de Lisboa, doctor en servicio social de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), es profesor y subdirector de la Escuela de Servicio Social (ESS) de la UFRJ. Es miembro del Partido Comunista Brasileiro (PCB) y sostiene vínculos con movimientos populares, como el MST, siendo profesor y colaborador de la Escuela Nacional Florestan Fernandez.